Aquí vive el poeta

Sentado ante mi escritorio con la ventana abierta, acabo de oír en la calle: «aquí vive el poeta», como si uno fuera una atracción turística más. Vivo en la casa de mis abuelos, la de mis padres, que reposa en el tiempo, estática y firme, guardando una historia familiar que se nos va escapando de sus dormidos muros. «Aquí vive el poeta», he oído decir en la calle, y una mezcla de orgullo y espectáculo me ha recorrido las entrañas. Como si uno fuera un espécimen raro, que la gente quiere ver en su jaula de oro. «Aquí vive el poeta», dicen. Bien es sabido que aquí vive, al menos me queda eso, que el poeta sigue viviendo.

BALADA DE LOS INVICTOS

Tendrás que habitar la casa, bailarás

Y cantarás sobre sus orígenes.

Tendrás que se fuerte,

para seguir en tu lucha cotidiana.

Pensarás, amigo mío y, con ello,

atravesarás los lagos más amargos,

y mareas tristes como la noche

donde habrás de vivir miles de aventuras.

Calmarás, por tanto, el grito, la pena que nos lleva

y lucharás junto a tu familia,

a tus compañeros, a tus amigos:

para dibujar en el aire el principio de la lucha

para que este país deje de desangrarse,

para que existan los aplausos

que dejarás esta noche

en los balcones de la vida.

La razón es la contienda que sumamos.

Te detendrás ante las ventanas,

y vencerás a los fríos relojes tiempo.

Porque si tú te detienes

se detendrán las ausencias,

los ojos buscaran la palabra más solidaria

y tu voz y la de los tuyos tomarán

el camino que exigimos.

Porque si tú te detienes quemaremos el tálamo

donde una vez se paró la vida,

retomaremos a la mano abril de la esperanza

y la humanidad, a fuerza de existir,

será más humana todavía,

Porque si tú te detienes,

tomaremos del corazón las palabras deseadas

y nuestras voces construirán,

en la memoria de los pueblos,

la historia épica de los invictos.