¡Viva la Virgen de la Victoria!
María Victoria pablos lamas
Viernes, 2 de septiembre 2022
Hoy hay pocas nubes en el cielo, ayer hizo un sol de justicia. Sin darme cuenta vuelvo a pensar en los veranos de Extremadura. Los veranos en Trujillo tienen su punto álgido en su periodo final, cuando llegan las fiestas de nuestra patrona.
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Da igual que estemos en Trujillo o fuera de aquí, los trujillanos siempre tenemos en el alma esa cita: la Salve. Yo sé que, como yo, usted tiene muchos recuerdos.
¿Han pensado por qué la mayoría de los trujillanos se siente vinculada a la Virgen de la Victoria? Los lazos, todos distintos, arraigan en las familias, cabalgan por generaciones...es un hecho que hace brillar a Trujillo con un resplandor mágico.
La Virgen de la Victoria espera serenamente desde el castillo aguardando su descenso cada año hasta la Plaza Mayor. Lo primero que impresiona es ver una imagen desprovista de color y sin superficie barnizada. Pero para el trujillano es: totalmente auténtica, de granito, dulce y sólida a la vez y también única. Es simplemente maravillosa. Nuestra virgen de la Victoria, la que conocemos, no tiene apenas adornos, y así lo llevamos dentro. Se extrañan los forasteros porque pocas veces han visto hecha en piedra de una imagen de devoción.
Fue tallada por Diego Durán en 1532. Tuvo entonces un aspecto muy distinto al que conocemos hoy, ya que, estuvo policromada al inicio de su existencia. (Trabajos de policromía y dorado realizados por Juan Notario y Antón Torino.) No va a ser hasta 1912 que no retome el aspecto que conocemos hoy de granito.
Pero va más allá de su singular materia y aspecto... La virgen de la Victoria es un corazón palpitante lleno de historias. Las mías, las vuestras, la de todos... desde antes que ninguno de nosotros naciera. Sé que quizás tu gesto, lector, ha cambiado y quién sabe si quizás, sonríes ahora mismo. Sonríes porque esas historias son impresionantes a la par que son privadas y son infinitas (ahora la que no dejo de sonreír soy yo.)
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Sólo nuestra Virgen de la Victoria ha escuchado y atendido las súplicas de todos los trujillanos. Sólo ella ha sufrido y sufre con nuestras enfermedades y ha participado de nuestras alegrías, las de todos sin faltar ninguno. Y esa es la red invisible que nos une a ella. Es una red invisible que no para de crecer. Con ella existe la confianza, el consuelo y la esperanza siempre en la completa intimidad.
Brindo por ese misterio que nos hace ser confidentes, más pacientes y más cercanos.
Todo ello para reunirnos de una manera especial en el acto de la Salve, en la Plaza Mayor de Trujillo; en sábado, como todos los años sin pandemia. Con las luces apagadas, con el corazón rebosante de recuerdos y con la voz entrecortada. Y al final, sólo entonces se alzarán las voces que aclamarán: ¡Viva la Virgen de la Victoria! Y que todos contestaremos con Viva, para que continúe siendo importante un año más.
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Dedicado a todos los que al leer sonríen y dedicado especialmente a todos los que nos sonríen desde el cielo.
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