Laura Casado Porras
Reflexiones desde la ventana

Te has ido con el viento

laura casado porras

Miércoles, 23 de diciembre 2020, 06:42

I

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Sumergido en el viento, te vas, amor sacro.

Libre de tempestades te viertes en el orbe.

Tu ser sereno y constelado circunscribe

sonrisas etruscas en piedras galvanizadas.

Paz perpetua, liberada de incisivas espinas,

la narcosis del tiempo te transformó en verdad.

II

Las caricias tejidas en la urdimbre del ayer

devuelven rotas las crisálidas esperanzas.

Te has ido al compás del lamento de abril.

Permaneces a mi vera, destilando el aroma de Babel.

Agitando el mar entre purpúreas aves de tránsito.

Sosiego de luna, yaces ya sin contradicción.

III

El bosque de tu manantial se ha silenciado.

Del eco de tu destello de delfín imploro a

la perla labrada de tu corazón herido;

de oro y melancolía, de música y sol.

IV

No pretendas el olvido, nunca acontecerá.

Es más probable que la Aurora no despunte

en la mercurial mañana por estar quebrada.

¡Infame tu partida hacia la puerta de la gloria!

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Tu inhóspito silencio desgarra al sufrimiento.

Cuervo del misterio, renacerás exento de cadenas.

V

De tu mirada perdida, este naufragio latente.

La reminiscencia de tu alegría deambula errática.

Mar construido de fértiles lágrimas y de olivo,

esbozas un sueño que no despertará más en mí.

Juntos navegaremos en geométricos vórtices.

Nos perderemos a través del incrustado recuerdo.

Ya te has ido con el viento, mi fugaz capitán.

VI

Veo tu reflejo en el lago.

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Y al lirio ahogado en el ayer.

Creyendo poder volver a encontrarte

engarzando orquídeas, celebrando el instante.

Me cuesta admitir, después del golpe, los corceles negros.

VII

Eres prolífica semilla del sagrado silencio.

Dueles en la génesis cimbreada del alma.

Dueles y, bien sabes que, siempre dolerás.

Amante leal de Caín, rosa de Sharon perpetua.

Tus silencios cincelados en la ingravidez celestial

se desvelan con la tenebrosa brisa marina.

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Te quedas virgen en mi aliento, ya cicatrizas

la angosta levedad que reina en el tiempo.

VIII

Suenan los acordes de la canción Perfect day de Lou Reed,

en tu honor,

Amor.

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