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Julio Corrales
Reflexiones desde la ventana

La vida en automático

«Disfrutar nuestra existencia significa saborear todo lo que ocurre tanto a nuestro alrededor como en nuestro interior»

JULIO CORRALES

Domingo, 31 de mayo 2020, 08:11

El progreso ha hecho que los humanos hayamos construido un modo de vida en el que los hechos cotidianos se suceden como una secuencia inalterable que transcurre monótonamente día tras día, semana tras semana, mes tras mes y año tras año, y donde lo único interesante que acontece es que somos más viejos.

En muchos casos, nuestro ritmo de vida es tan vertiginoso que lo vivimos indiferentes, sin temor a saltarnos el guión y probar cosas emocionantes o, al menos, diferentes, que alteren nuestro cansino y rutinario ajetreo diario. Y eso, hasta el punto de que hemos instalado en nuestras vidas un 'piloto automático' que nos ayuda a sobrevivir y afrontar el ritmo diario que nos hemos auto impuesto.

Sin duda alguna, es más cómodo vivir con una plantilla ya probada por el sistema de los cobardes, que consiste en no tomar conciencia de todo lo que nos rodea; en no prestar atención a los sentimientos que nos hacen reír, soñar, llorar… En definitiva, esos pequeños detalles que marcan la diferencia entre vivir sin más y vivir con ilusión.

Por ello, aunque nos equivoquemos, siempre podremos encontrar otro lienzo más grande, más adecuado y agradable para dibujar nuestra propia existencia. Pero profundicemos más en ello: nos pasamos la vida esperando a que suceda algo que sea especial, que sea sorprendente e, incluso, algo que no sea accidental, que ocurra por puro azar. Y deseamos tanto que ocurra eso que, a veces, cuando llega no estamos preparados para vivirlo, porque el lienzo elegido para plasmarlo no lo hemos elegido nosotros. Lo ha elegido ese piloto automático que conduce nuestra vida por el sendero de la costumbre y que, estadísticamente, suele ser un patrón que vale para casi todos.

La sensación de fantasear con que ocurra algo no es lo mismo que cuando ese algo verdaderamente ocurre, y, justamente, lo adecuado sería estar preparados para afrontarlo. A veces, esperar es algo así como encontrarse en un pasillo infinito en el que nos inundan las indecisiones y el miedo a afrontar lo desconocido, a asumir las consecuencias derivadas de lo que sucede en nuestra vida real.

En realidad, nos olvidamos que cada segundo que vivimos es especial y de que cada segundo que pasa es historia y que habrá otros, pero ya no serán iguales. Y lo peor de todo es que cuando queramos darnos cuenta de ello, todo habrá pasado por delante de nuestras narices y sin inmutarnos, sin haber vivido o sentido el vértigo que las emociones causan en el estómago.

El tiempo de cada uno es finito. El tiempo se nos acaba y con el paso de los años, la vida se hace mas corta y nunca terminamos de aprender. Por eso, quizás sea más positivo dejarse llevar y aceptar las lecciones que nos ofrece la vida, sin plantillas ya probadas en modo automático. Da igual los años que estemos en este mundo. Lo importante no será la cantidad, sino la calidad de nuestro día a día.

De nada sirve vivir mucho si no disfrutamos, sino amamos. Sonreímos lo justo para que la sociedad nos dé el visto bueno.

Disfrutar nuestra existencia significa saborear todo lo que ocurre tanto a nuestro alrededor como en nuestro interior, porque si no disfrutamos nuestra estancia en esta vida, de nada habrá servido nuestro paso por ella. Y no podemos vivir la vida en modo automático, la felicidad no es una recompensa sino un derecho inalienable que libremente debemos buscar.

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