María Victora Pablos Lamas
Reflexiones desde la ventana

Vibrar y vivir

«...Somos lo que decidimos, somos el esfuerzo que le dedicamos a conocer y, cómo no, a la reconsideración de nuestro viaje diario...»

maría victoria pablos lamas

Jueves, 19 de agosto 2021, 06:14

Miro al cielo, veo con detenimiento las nubes que parecen pasar lento, como si fueran a quedarse, pero que viajan a enorme velocidad: ¿Saben ustedes eso de ser más que la suma de nuestras partes? Puedo imaginar, casi, su cara de curiosidad...

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Hace bastante tiempo me encontré con el conocimiento inmerso en esta historia: La escuela de la Gestalt defendía que si una melodía era escuchada por ocho personas y que la melodía constaba de ocho notas musicales, si cada uno de los participantes escuchaba una nota y luego ponían su conocimiento en común la experiencia sensorial resultaría mutilada. La melodía es mucho más que la suma de sus fracciones.

La vida es mucho más que la suma de sus partes. Todos tenemos momentos de todo tipo. A veces tenemos épocas en las que hasta nos cuesta respirar con energía o tenemos personas cercanas en las que poder observar este hecho, es humano.

Todo fluye, así que bueno o malo pasará.

Muchas veces vivimos sin sentir, sin analizar y sin agradecer lo suficiente. Y eso que una sonrisa con los ojos tras una mascarilla nos calienta valiosamente el corazón.

Quiero hacerles pensar en la persona que somos cada uno de nosotros como suma de diversas situaciones de la vida, somos la melodía que no todos los seres humanos conocerán de nosotros. Ay si pudieran hablar de nosotros las plantas, o los animales... Somos la energía que libremente entregamos al mundo, y no la que emitimos, sino la que los seres entienden.

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La vida, los pocos días que nos quedan, es una experiencia que va más allá de la suma de lugares. Me atrevería a decir que es perfecto hablar de la suma de energías, pero no la suma de las energías de los demás, sino de las nuestras. A veces no nos damos cuenta de que somos lo que decidimos, somos el esfuerzo que le dedicamos a conocer y, cómo no, a la reconsideración de nuestro viaje diario.

Así y todo, concédanse el derecho a tener días desafortunados, porque todos los momentos son necesarios. No dejen de desenvolver cada quiebro del camino y de atesorar cada instante, por si acaso.

Permítanme que les cuente que, una de las cosas más bonitas de la vida consiste en descubrir cómo darle a cada ser su espacio, así como la calidad de nuestro tiempo y de manera libre y totalmente terapéutica. (Sonrío porque sigo rozando razones nuevas con las que aprender a vibrar).

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Dedicado a los que al leer sonríen, a todos ustedes que desprenden luz de la bonita. Sobre todo, dedicado a mis seres terapéuticos: Son el tesoro increíble que hace de esa estupenda energía un regalo recíproco e ilimitado. Vivamos al ritmo que nos marque la vida un poquito más de tiempo. Dedicado especialmente a mi padre, a los 20 años de su fallecimiento. Gracias Papá, por tanto.

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