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Participantes de la fiesta en la última canción 'Trujillo de mis amores' J. S. P.
El tiempo se alía con el Chíviri

El tiempo se alía con el Chíviri

A pesar de la amenaza de lluvia, cientos de personas disfrutaron este domingo de la fiesta en la plaza Mayor trujillana.

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Lunes, 1 de abril 2024, 07:47

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La cita es obligada, haga frío o calor, con lluvia o sin ella. En esta ocasión, no podía ser menos. Se trató de la celebración este domingo del Chíviri, en la plaza Mayor trujillana, una fecha siempre esperada y que muchos vecinos y vecinas tienen marcada en rojo. Aunque la amenaza de lluvia fue constante, al final, el tiempo se alió con el ambiente festivo y permitió que cientos de personas disfrutasen de este día, al menos, en sus horas centrales. También es cierto que se notó menos participantes que en otras ediciones, quizá, por esas previsiones de lluvia.

La orquesta Pizarro, un año más, llevó a los asistentes esa música típica de este día, con las coplillas tradicionales de la jornada, que no pararon de escucharse. Entre sus integrantes, estuvo el veterano del grupo, Juan Muñoz, con el saxofón. Natural de Torrecillas de la Tiesa, comenzó a tocar en el Chíviri hace ya unas décadas con el grupo 'Escalón' y todavía continúa. «Es una emoción tremenda, sobre todo, la última canción, 'Trujillo de mis amores'. Se pone la piel de gallina», reconoció. En esta edición, la formación estuvo protegida en un vistoso escenario móvil con una pantalla de grandes dimensiones, que ha sustituido a la tradicional carpa blanca.

Abrigos y paraguas

La música comenzó pasada ya las 12.30 horas, mientras, poco a poco, grupos de familiares y amigos empezaban a coger sitio en la plaza Mayor. El frío y esa amenaza de agua hicieron que pequeñas y grandes dejaran para el próximo año el traje tradicional. «No está el día para el traje, además se puede estropear», coincidían algunas vecinas. Por tanto, esa indumentaria dejó paso a los abrigos y paraguas. Y es que, al inicio de la fiesta, cayeron algunas gotas, que hizo que el público asistente se tuviera que resguardar en los soportales de la plaza Mayor.

Imagen principal - El tiempo se alía con el Chíviri
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A pesar de ello, las más atrevidas participaron con sus correspondientes refajos y polleras, así como jubones o corpiños, junto a las faltriqueras. Es cierto que, en esta edición, hubo que buscar más que en otras ocasiones para encontrar a mujeres ataviadas con estas prendas. El que no faltó fue el de Vega, la joven que ha estrenado el traje, en el que se ha unido la tradición y la innovación.

Por su parte, hombres y pequeños acudieron con su chambra, una prenda que es más agradecida en los días de frío. Tampoco faltó el pañuelo rojo al cuello.

De Noruega

Entre esos asistentes con el traje tradicional, estuvo Raquel Herrero, con orígenes trujillanos, con su hijo, que nació el año pasado. En la actualidad vive en Noruega y hacía trece años que no asistía al Chíviri. Este año, junto a sus familiares, ha podido estar. Por ello, ha querido que su hijo «viva esta tradición», sostiene.

Además de los atuendos de pastor y pastora, poco a poco se ha ido imponiendo camisetas con los dibujos del picado de los refajos. De hecho, cada vez se venden en más tiendas.

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Según fue avanzando la jornada, el sol se fue abriendo hueco entre las nubes y el ambiente se fue animando. De hecho, como hubo huecos en la plaza Mayor, se vieron más personas bailando en corro, que es otra de las tradiciones de esta fiesta.

Entre baile y baile, los grupos de amigos y familiares recobraron fuerzas con viandas propias de la jornada. No faltaron los trozos de queso, chorizo y otros productos derivados del cerdo. También se vieron neveras portátiles. Algunos participantes llevaron los alimentos en alforjas, que completaban los trajes de pastor. Y es que hay tradiciones que no faltan, como la bota de vino, así como el grupo de amigos que se reúne cada año alrededor de un jamón. Esta edición, no podía ser menos.

Sin vidrio

Los asistentes a la fiesta se entremezclaron con visitantes y turistas que miraban sorprendidos ante la peculiar celebración. Un año más, no se pudo acceder con vidrio. Para ello, hubo vigilancia privada en los accesos de la plaza Mayor. También hubo un dispositivo especial de seguridad.

Tras el buen ambiente, los bailes y el reencuentro de muchas personas, la orquesta Pizarro puso el punto y final al Chiviri con el tema 'Trujillo de mis amores', con los asistentes con el pañuelo rojo en alto. Al terminar este tema, comenzó a llover tímidamente.

Con el final de esta parte de la jornada festiva, comenzó el otro Chíviri, el de repartirse por diferentes puntos de la ciudad. Es cierto que, en esta edición, quizá por el mal tiempo, se vieron menos personas haciendo botellones, propios de una fiesta multitudinaria. Igualmente, se pudo ver menos suciedad, al menos, a ciertas horas.

Hoy la ciudad vive una jornada de fiesta local.

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