
josé cercas
Lunes, 13 de diciembre 2021, 07:14
Adiós aguas que desde los puentes os despeñáis sobre los secos cauces de las albercas.
Madreselvas que, izadas sobre los muros, anuncian el colorido tacto de la primavera.
Adiós a las lágrimas guerreras que descienden sobre la sangre y el vino. Semen de Adán sobre las hojas de los calendarios.
Adiós a las lluvias, a los versos y a las flores. A los leños tristes que esperan su impronta de fuego.
Adiós al dios del viento, señor del vuelo y de las aciagas noches donde silva la bondad de la almohada. Me despido de lo que hoy mi mano no alcanza, de lo que mi mente antoja, de lo que el sueño habla sobre el atardecer de los pájaros.
Adiós a los que no creen en el fulgor del crepúsculo cuando posa sobre su frente en el cantar de las grullas.
Adiós a ti que piensas que, en el fondo del río, crecen los canes que ladran a la luna.
Adiós a ti que consideras que el invierno se lleva a los pastores y las azucenas, a los tiempos que abre los zaguanes oscuros.
Te oigo latir, saltar de boca en boca, soñar que has nacido para que la tarde esconda su vestido de luto.
Adiós a ti que aún y a pesar de todo duermes a mi lado y escuchas el bullir del espejismo, la carne trémula, la suavidad de la palabra. Adiós.
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