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josé cercas
Reflexiones desde la ventana

Soledad

josé cercas

Jueves, 6 de octubre 2022, 09:15

Miras la luz que entra por las ventanas, la misma que antes, es sus negruras, alimentaba a un viejo jarrón que tiritaba de frío en el lado perdido de las sombras. La claridad entraba cada día por el mismo sitio y se ocultaba siempre por otro lugar no muy lejano a este. Antes no escuchaba el son de los pájaros anidando en el castigado naranjo y, en su lugar, voces y gritos por doquier, perfilaban sus vidas primaverales, en el aire azul del tiempo, viajaban de un lado a otro de la casa como si no hubiera más aventuras que las suyas, y otros muebles y otros lugares donde pretendía posarse el polvo. El chirriante teléfono, sonando imperativamente. La música a lo lejos y la canción alegre de la juventud danzando por todas partes, como si no hubiera más mundo en el imaginario color de los días.

Hoy oigo latir el corazón de los pájaros, el paso lento que deja tus huellas en el camino, la memoria que te acompaña por cada rincón del bosque. La luz, siempre la misma, te sigue acompañando y atraviesa los recodos abiertos de la casa, pero ya no se cobija en el rincón del viejo jarrón, ni tirita de frío en su viaje perdido por las sombras, ni es el mismo sonido del teléfono el que te despierta, ni el mismo visitante el que se acerca a tu casa. La soledad todo lo invade y se queda tus derechos de momentos en el tiempo. A la mujer que ayer para ti fue el todo y el hijo, ya no te atreves, ni quieres recordarle tu boca.

Estoy solo,

nada me distrae en esta tarde

donde el álamo torna grises

sus hojas de sombras,

donde la tierra fluye y se agita

en remolinos de viento,

donde un pájaro canta en su rama,

y el caballo relincha en la tarde,

donde un beso se escapa

entre la luz oculta del tiempo

porque tú no estás allí, no estás.

Todo es monotonía, todo añoranza

mientras fluye el río con su soledad sonora

y la vida brota y sigue en la lejanía,

tú no estás:

¿acaso alguna vez estuviste

bajo las hojas grises de este álamo

y me besaste en la boca dormida

o me escuchaste decir te necesito?

¿acaso alguna vez estuviste

sobre este techo azul que alimenta el cielo?

¿acaso alguna vez estuviste?

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