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Viernes, 16 de agosto 2024, 19:30
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La suspensión del 'toro de fuego' de las fiestas de Belén, una de sus actividades más tradicionales, ha generado una gran polémica. Tal es así que esta mañana la alcaldesa, Inés Rubio, quiso dar explicaciones de esta decisión en rueda de prensa. Minutos antes de su comienzo, unos 30 vecinos de este núcleo de población se reunieron en el Consistorio para mostrar su enfado ante la mandataria trujillana, incluso, algunos pidieron su dimisión.
«Nadie puede explicarme lo que es el toro de fuego, yo soy de Belén y sé lo que supone tomar esta decisión para con mis paisanos», expresó Rubio en un tono muy serio delante de los medios de comunicación. Estuvo acompañada por integrantes del equipo de Gobierno. También acudieron al lugar un agente de la Policía Local y dos de la Guardia Civil, para evitar cualquier incidente.
Rubio insistió en más de una ocasión que la decisión no había sido ni arbitraria ni caprichosa. Asimismo, apuntó que en la Junta Local de Seguridad celebrada el pasado miércoles ya se informó de que la normativa del plan Infoex es de obligado cumplimiento en relación a la prevención de incendios.
Explicó que el 14 de agosto, cuando salió por primera vez el toro de fuego, el nivel de riesgo no era muy alto. Por tanto, la actividad estaba sujeta a autorización o a recomendaciones, por lo que se pudo celebrar. Sin embargo, tanto el jueves hoy y mañana, el riesgo de incendios está catalogado como 'muy alto', según el Infoex. Por tanto, «cualquier recomendación se convierte en una prohibición», apuntó.
De hecho, en la resolución de la alcaldía hecha pública, se indica que, según ese plan Infoex, «durante la vigencia de peligro alto en todo el territorio de la Comunidad Autónoma, cuando el índice de riesgo sea muy alto o extremo, estarán prohibidos los siguientes usos y actividades: el lanzamiento de material pirotécnico, globos u otros artefactos similares».
La alcaldesa recordó además que la Comandancia de la Guardia Civil envió un escrito al Ayuntamiento advirtiendo de la situación y de los riesgos que se corrían, además de la necesidad de cumplir con la normativa. Por todo ello, considera que cualquier otra medida hubiese sido una irresponsabilidad.
Insiste en que ha tomado una decisión muy difícil, nada popular y con el corazón partido. «Sé que es una tradición de Belén, que es mi pueblo; lo digo alto y claro». A pesar de todo, considera que ha hecho lo correcto. Además, se preguntó: «Si se hubiese producido cualquier consecuencia y la alcaldesa no hubiese actuado como lo ha hecho, ¿quién hubiese asumido la responsabilidad? Solamente yo», sentenció. Cree que por encima de todo está la seguridad y la integridad de las personas y de la zona.
La alcaldesa aprovechó estas explicaciones para advertir de que los fuegos artificiales de las fiestas patronales de Trujillo, previstos para el 31 de agosto, también están sujetos a esta normativa. Por tanto, ahora permanecen «en stand-by».
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