

soledad guerra carrasco
Viernes, 8 de mayo 2020, 02:29
Yoga es el fin de las fluctuaciones de la mente. Una gran herramienta de desconexión en tiempos de confinamiento, que crea una unión entre cuerpo, mente y espíritu. El deporte y el yoga producen liberación de endorfinas, las cuales también ayudan a aumentar el umbral del dolor. También liberan serotonina, dopamina, oxitocina y noradrenalina que están implicadas en la regulación de emociones, por lo cual reducen la ansiedad y la depresión, los síntomas más comunes en esta crisis mundial, creando sensación de felicidad, calmando la actividad cerebral y ayudándonos a gestionar cualquier situación estresante que se nos presente como la que estamos viviendo en la actualidad.
A nivel físico fortalece el sistema inmunológico, equilibra el sistema nervioso, mejora el funcionamiento de huesos y músculos, completamente necesario si obligamos al cuerpo a parar de repente de nuestra actividad diaria para estar sentados viendo películas y comiendo dulces sin descanso invitados por la ansiedad.
La práctica de yoga es la unión del ser con el todo. Es una forma de desconectar la mente del mundo exterior para conectarla con el tuyo propio, liberarte del pensamiento para poder apagar tu mente, para darle un descanso y volver a reiniciarla con un estado de paz y tranquilidad, de amor y conexión con el todo. Te ayuda a desprogramar la mente para crear un lazo de unión con el universo, con cada ser que te rodea. El yoga y el deporte activan el sistema parasimpático del cerebro ayudándonos a recuperar el equilibrio de nuestra vida cotidiana.
Cuando volví de India mucha gente se puso en contacto conmigo con severos cuadros de ansiedad y ataques de pánico, por lo que decidí comenzar a dar clases de forma gratuita on line por la mañana y por la tarde ¡El resultado ha sido maravilloso! El ser humano está completamente programado para hacer millones de cosas al día, a vivir con prisa, a ir corriendo de un sitio a otro porque tienes mil citas o cosas que hacer .... de la noche a la mañana eso terminó y nos vimos encerrados en nuestras casas sin nada más que hacer que entretener a los pequeños de la casa, iniciarse con la repostería y a colocar armarios hasta el último calcetín, sin ver amigos ni familiares, sin recibir abrazos, ni besos.
De repente, la gente veía sus vidas vacías y no sabían gestionar esa nueva forma de vida que implica estar con uno mismo y vivir sin prisas. Eso nos desborda la mente. El ser humano comienza a ser programado por la sociedad en el momento que llega a la vida y en situaciones como esta muchos necesitan desprogramarse para hacer una nueva programación, una propia hecha por uno mismo. Nuevos valores o formas de percibir las cosas, nuevas preguntas y pensamientos.
El hecho de tener una hora fija de clases y poder compartirla con otras personas, conocidas o no, desde el salón de nuestras casa ahora convertido en salas de entrenamiento, salas de estudio o de juegos para los más pequeños, ayudaba mucho a cambiar esa sensación de soledad y aburrimiento, de miedo e inseguridad por una de felicidad, satisfacción y confianza en uno mismo y en los que nos rodean. Vacíate de todo y deja que el universo te llene...
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