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laura casado porras
Reflexiones desde la ventana

Reinas

laura casado porras

Lunes, 8 de marzo 2021, 09:02

VIDA. La naturaleza despierta, las primeras flores del cerezo tiñen de luz púrpura el caudal de vida que se empodera en primavera. A lo lejos, una ternera amamanta a su cría, la nutre de dulzura. En el suelo, hay un dibujo de tierra y gravilla, una singular figura que representa la Venus de Willendorf, simboliza el poder de la fecundidad y el misterio sagrado que subyace a toda mujer, y a todo elemento femenino. Hágase la luz, y la sensibilidad se encarnó en la mujer. Hágase el amor, y la mujer engendró vida y esperanza. En la rama firme del verde lauro hay un nido que atesora su verdad, esta semana cinco aves romperán el cascarón, aves de paso enrocadas a la libertad del sonido, al pentagrama y al silencio áureo. En la roca alta cubierta de musgo hay una madre serena que cuenta un cuento a sus tres hijos, la pequeña de tan solo tres meses entona sus primeras semblanzas, se las entrega a la fértil brisa que, con suavidad, esparcirá sus sueños entre las flores que germinarán en el próximo ciclo vital.

SORORIDAD. Helena apaga la pantalla dolorida de soportar la carga emocional publicitaria. Está agotada de tanta violencia simbólica, este subterfugio estético no representa a ninguna mujer de todas cuantas conoce. Ser mujer es otra cosa, es un don. Nunca un elixir de la eterna juventud programado para desestabilizar las raíces de la feminidad contemporánea en virtud de la corrosiva mercadotecnia. Ser mujer es un canto fecundo de libertad y de amor. Prerrogativa sublime. Es solidaridad eterna para obtener, por fin, la emancipación real de la cruel memoria histórica que tanto subyugó la equidad social. Una fuerza sincera. Un encanto ejemplar y ejemplarizante. Lucha firme, sin desánimo, hacia la victoria unánime de toda la humanidad.

MÚSICA. Hay una barca fondeando sueños infinitos en la mar. Las estelas doradas desvelan la inusitada melodía de la eternidad y los misterios insondables se transfiguran en el rostro de cada mujer. Nunca podrá explicarse el misterio de la belleza de una caricia sincera de la mujer amada, ni el destello estelar que irradia a su iris Un movimiento acompasado, figura blanca en clave de fa, y un silencio medido, a tempo veloce, a veces, a tempo lento, otras. La maga despierta el inconsciente y transfigura el alma noble de la persona que ose entrar en la red de su misterio, en la letanía salvaje de su canción plenaria. Olas, espuma y música, la mujer no está hecha de huesos, sino de mar.

SAVIA. La fuente de la vida arrastra tenaz a la potencia vivificante mediante sus senos inmortales. La burbuja derrama la esperanza que cabalga nítida a través del origen del mundo. Monte divino. Perpetúa paz. La serpiente contempla el nido de su sapiencia, una araña teje la vía de la salvación, la golondrina risueña amamanta al verano. La gata melosa, retorcida en su complacencia, atesora las claves del horizonte, cual sibila délfica. La luna blanca atrapa con su magnetismo al amor y las delicias brotan entre sus cálidos dedos. Lilith y Eva juegan juntas al escondite, en su libertad deciden no dejarse subyugar nunca más. Han roto las cadenas. Las alas del silencio se refleja en la lluvia y el estallido del viento resopla en la montaña liberada de la piedra del ocaso. La pluma deambula errática por el canto de la madre primigenia que todo lo transforma. La vida se entrega a la ambrosía más pura a su paso.

ROSAS. Al caminar su fragancia despierta al embrujo de las lágrimas que todo lo envuelven. Hay un jardín prohibido que huele a verdad. Hay prohibiciones equivocadas, silencios que matan y muertes tenebrosas. Existencias sin rumbos que recobran el norte al fragor del estío de las místicas rosas. El juego cambia de sentencia al olor del Carmen celestial.

VÉRITÉ. Androcentrismo. Feminicidio. #CoatHangerRebellion. Matrimonio precoz. Dote. Patriarcado. Roles de género. Construcción cultural. Socialización de género. Igualdad real o efectiva. Violación de los derechos humanos. Brecha salarial. Emancipación de las mujeres. Conciliación trabajo—familia. Modelo económico sexista. Crisis de desigualdad. Discriminación contra la mujer. Recortes políticas sociales en igualdad. Exclusión. Acoso sexual. Acoso por razón de sexo. Brecha digital de género. Tasa de desempleo superior a la del hombre. Precariedad y pobreza laboral. Expulsión de la historiografía. Violencia de género. Discriminación sexual. División sexual del trabajo. Doble jornada. Feminización de la pobreza. Prostíbulos. Trata de blanca. Cosificación. Lenguaje sexista., etc. ¡Abrupta realidad la nuestra!

REINAS. En el patio mozárabe hay tres naranjos que ahuyentan al abrasador sopor del verano, dos limoneros en eclosión, una fuente que exhala vida y una niña de diez años que sostiene con su mano izquierda a Amador, su osito preferido; con la otra mano, sostiene un ejemplar de La ciudad de las damas, de Christine de Pizan. Olivia llegará a ser todo cuanto quiera llegar a ser, no hay ninguna frontera en sus límites, ningún prejuicio en su retina. Anna contempla la lluvia caer desde el ventanal de su salón, tiene la plancha encendida y ropa amontonada, pero las frías gotas le susurran ancestrales leyendas y su corazón vibra de pasión. Diotima defiende en el ágora a Hypatia. Sophía comienza a explicar a sus alborotados alumnos a Hannah Arendt, se sale del temario exigido. Estela llora porque no entiende cómo ha llegado a vivir en un mundo oprimido por la materia y por los intereses, Rebeca la consuela y le ofrece su mejor sonrisa. Marie baila y Martha sigue sin entender que una sola cosa es necesaria. Suzanne alza clara la voz por todas sus compañeras. Penélope no espera a nadie. Lucía recoge los cristales rotos de sus sueños de infancia, pero su sonrisa es cada día más bella y ella más fuerte. Olympia da su primer beso en los labios a Gabriella. Berenice se rapa el pelo. Eugenia se ha caído muchas veces, pero su fortaleza se ha levantado muchas más, sus cicatrices son lecciones. Judith y Salomé derriban los falsos estereotipos. Inés acaba de llegar a la vida. Celia acuna a su bisnieta y le canta la nana que su bisabuela Ángela cantaba en aquellos vetustos días con sabor a regaliz y a fruta recién cogida del árbol de la ciencia. Inmaculada nació sin mácula. Flor adora oler violetas y montar a su yegua Dulcinea. Vega construye un altar nuevo con todos los obstáculos que ha encontrado. Daphne ama a su libertad y no a Apolo. Jara cuenta estrellas perdida en la vía láctea. Michelle es la presidenta de su país. La dulce Regina, de fragor incandescente, lleva una camiseta violeta por la memoria de sus hermanas: por las que estuvieron, por las que están y por las que estarán. Por las que lucharon, por las que luchan y por las que lucharán.

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