Para la reflexión: la cíclica verdad de la sangre
josé cercas
Domingo, 23 de mayo 2021, 00:50
¡¡¡Malditas las guerras y malditos los argumentos que las sustentan!!!
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Silban en el cielo las trompetas de Jericó. Un ángel, asesino y breve, vuela con su voluntad de hierro. Arden las calles y lo tejados, arden las patrias del miedo. Vuelve la muerte natural del odio. Parece que no hemos aprendido nada, seguimos dominados por la ira y la muerte que combate; la muerte siempre combate buscando la sangre del vuelo.
Aquella aciaga noche,
en el campo de concentración,
cuando levantó su mano de hacha el asesino,
te dijiste detrás de las sombras:
¡nunca más volveré a esconder mi ira!
Y volviste a tu tierra a recobrar tu libertad
y recuperaste de nuevo tu dignidad mancillada,
y volviste a recordar tu promesa de antaño:
¡nunca más volveré a esconder mi ira!
Te apropiaste de la tierra, del fruto de la tierra,
del sudor de la tierra
y la bañaste de la sangre de otros,
del sufrimiento de otros,
de la voz herida de otros.
Porque tú cumples tus promesas:
¡nunca más volveré a esconder mi ira!
Hoy, en la soledad de la noche,
al otro lado del muro,
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otro pueblo que sufre dice:
¡nunca más volveré a esconder mi ira!
Pero tú no lo escuchas, ¡TÚ NO LO ESCUCHAS!
estás muy ocupado asesinándolo.
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