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Domingo, 31 de marzo 2024, 07:54
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Familias trujillanas, junto a a miles de visitantes, disfrutarán hoy del Chíviri, en la plaza Mayor trujillana. A pesar de las previsiones de lluvia, la ilusión y la alegría no se pierde para vivir de forma intensa esta fiesta, declarada de Interés Turístico Regional.
Mujeres y hombres acudirán, un año más, con el traje tradicional de pastora o pastor. Refajos o polleras, corpiños o jubones y chambras tomarán protagonismo en la jornada. No han faltado las probaturas de última hora, así como los ajustes para que puedan brillar estas prendas, con lluvia o sin ella. Costureras profesionales y aficionadas también han tenido que acelerar para terminar esos trajes a tiempo para pequeñas y mayores.
En esta edición, al menos uno de esos refajos será algo especial y no solo porque lo luzca por primera vez una joven, Vega, con el mayor de los entusiasmos. Se debe a que, a su proceso de elaboración artesanal, se ha incorporado un proyecto de I+D, gracias a cuatro entusiastas e inquietas trujillanas. Como novedad, a ese trabajo tradicional, han sumado acciones propias del siglo XXI vinculadas a las nuevas tecnologías, como la digitalización, vectorización, así como la cortadora láser. El resultado no ha podido ser mejor. De hecho, sus caras de satisfacción les delata a la hora de mirar la nueva obra.
Estas promotoras han sido María Victoria Pablos, que quería hacer ese nuevo refajo a su hija mayor, su compañera Marisa Rubio, junto a Mar Martínez y Eva Pérez, gerentes de 'Hilos y Telas Mareva' y acostumbradas a la costura. En esta labor, el Circular FAB de Trujillo, ubicado en el centro iNovo, ha jugado un papel muy importante con la aportación de la tecnología, bajo el asesoramiento de su anterior coordinador, Javier García. «Sin él, no hubiese sido posible», remarcan. Eso sí, matizan que no pretenden suplir, ni sustituir, ni competir con la tradición, «que queremos que se mantenga».
Pablos recuerda que, cada una tenía inquietudes por separado para investigar una nueva forma de cortar el fieltro que va en esos refajos con diferentes dibujos. Al final, hablando unas con otras, se dieron cuenta de que tenían intereses comunes y crearon un grupo de trabajo. «Hicimos que ese proyecto, que en principio era mío con la elaboración del refajo para mi hija, fuera un proyecto común», con el apoyo indispensable del técnico.
Eva Pérez apunta que, en el caso de ella y su compañera, esa labor de investigación nace ante la posibilidad de reducir los tiempos a la hora del corte del fieltro que debe convertirse en el picado del refajo. Matiza que, en esa tarea, han tenido que aprender poco a poco en el manejo de las nuevas herramientas.
Estas especialistas detallan que ese corte del picado, normalmente, se lleva a cabo a mano. Para ello, se cuenta con unos planos o patrones, muchos de ellos en papel de seda, que se han ido pasando de generación en generación. Esos dibujos, con figuras y filigranas, se calcan en el fieltro y se cortan a mano, para luego coserlos al refajo. «Es un proceso muy laborioso», reconocen.
Con el nuevo proyecto de investigación, lo primero que hicieron Mar y Eva fue aprender a digitalizar esos dibujos e ir perfeccionando su técnica. De hecho, poco a poco, han ido teniendo su propio archivo para sus confecciones. De forma paralela, Mariví y Marisa fueron tirando pruebas y ajustando los parámetros para esos cortes en la cortadora láser del Circular FAB.
Recuerdan que esa digitalización no es tan simple, ya que hay que hacer un trabajo de 'vectorización' o, dicho de otro modo, adaptar el dibujo a un formato para que lo pueda leer la máquina, sin que pierda calidad. En esta labor, también se mejoran las figuras que se han ido perdiendo con el proceso manual, así como sus simetrías, para poder repetir los patrones en ese picado. Con esta tarea hecha, se pueden combinar los dibujos como uno quiera. Las integrantes de este grupo resaltan que eso es importante, ya que a nadie le gusta tener refajos exactamente iguales.
Estas investigadoras insisten en que el diseño en el ordenador también lleva muchas horas delante de la pantalla, no solo por ajustar cada forma, sino también para ajustar ese patrón que se repite a lo largo de la prenda protagonista. A partir de ahí, se ha llevado a la cortadora láser, pieza a pieza, con una serie de técnicas y habilidades propias de este grupo de entusiastas. Recuerdan que es importante hacerlo de forma idónea para no desperdiciar ese fieltro.
Uno de los problemas que les ha surgido es que quedaba una zona rojiza, como oxidada. En este caso, Marisa, con numerosas cualidades, descubrió que con un cepillo se quitaba. «Es como una capa fina de polvo», remarcan. A la hora de llevar ese picado al refajo, también han necesitado la pericia de las costureras. En el caso de la nueva obra, lo han cosido a máquina. Para facilitar ese trabajo, opinan que es mejor que las figuras no tengan grandes estrecheces, apunta.
Ese nuevo refajo, con su faltriquera, ha sido ultimado hace unos días, tras un trabajo que ha durado dos años. Matizan que se han tenido que ajustar a los horarios del Circular FAB. Además, su coordinador tenía que atender a otros proyectos e iniciativas. Asimismo, cada una de las componentes del grupo de trabajo han tenido que compaginar esta labor con sus quehaceres profesionales y familiares.
Lo que parece claro es que ha merecido la pena y no dudan de que, en un principio, este sistema se podría incorporar a la confección de un refajo tradicional, ya que puede ahorrar tiempo. Asimismo, las responsables de 'Mareva' se habían planteado comprar una cortadora láser. Recuerdan que en el Circular FAB pueden investigar prototipos y experimentar, pero «como tienda, no podemos cortar para vender». No obstante, reconocen que suponen un importante desembolso.
Tras este tiempo, Vega podrá lucir su nuevo refajo, donde se ha unido tradición e innovación. Será uno de los muchos que darán un colorido especial hoy a la plaza Mayor, con motivo del Chíviri.
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