Profetas de futuro
«...Las nuevas vacunas llevarán incorporados microchips infinitesimales que controlarán nuestras funciones vitales...»
Angel Guerra
Lunes, 6 de julio 2020, 01:35
Nos han dicho que lo peor ya ha pasado y que no se sabe lo que vendrá, aunque se prevé que las vamos a pasar canutas. Por eso, hemos dejado entreabierta la puerta que nos separa de la pesadilla vivida, para que miremos atrás y comprobemos que tampoco ha sido tan malo lo que hemos pasado. Solo así podemos encarar y afrontar decididos el futuro demoledor que nos espera y las malas perspectivas que nos acechan.
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Tras la enfermedad y la lenta recuperación vividas, han quedado unas secuelas que nos hacen vivir con miedo y no sabemos muy bien cómo afrontar el futuro por nosotros mismos. Es precisamente esa falta de positividad y empuje lo que nos hace buscar culpables de todo lo que está pasando y estamos ávidos por señalar con el dedo a quien merece nuestra desaprobación y un merecido castigo por lo que nos está haciendo pasar. Y los estamos buscando en los gobiernos, en la raza china al completo y en el nuevo orden mundial, e incluso en la tecnología, pero todo gira en torno al poder y está basado, acertadamente, en el miedo.
Estamos padeciendo unos daños colaterales como resultado de todo esto de una magnitud tal, que va a ser muy difícil poder recuperarnos del todo, hasta el punto de que es muy probable que tengamos que aprender a vivir con sus consecuencias.
Cada día son más numerosos quienes apoyan la tesis de la 'conspiración tecnológica del 5G' que pregonan unos cuantos bien informados y con buenos y solidos argumentos. Para unos son agoreros y charlatanes, mientras que para otros son visionarios y profetas, pero es innegable que sus teorías cada vez ganan más adeptos y consistencia.
Es verdad que estamos poniendo demasiadas vallas al campo y que los sistemas de poder están todos basados en el control del ser humano. A medida que hemos ido avanzado tecnológicamente, hemos ido mejorando los sistemas de control humano. Así, hace años que el carnet de identidad lleva incorporado un chip que proporciona toda la información de su propietario; los distintos organismos de la Administración cruzan datos entre si de los ciudadanos y controlan todos los aspectos de sus vidas: compras, ventas, vida laboral, cuentas bancarias, historial médico, viajes, familia, etcétera, hasta el punto de que es prácticamente imposible, aunque no del todo, ocultar algo a la Administración.
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El uso de internet y de las redes sociales también se han sumado al control de los usuarios y proporcionan el resto de datos que falta por controlar: nuestra forma de pensar, de opinar, de vivir, y acceden sin remilgos a nuestros gustos personales, a lo que nos gusta y querríamos comprar, a las fiestas y celebraciones familiares, el progreso de nuestros hijos, celebraciones familiares y a nuestros sentimientos más privados y ocultos. El derecho a la privacidad es ya una quimera.
El teléfono móvil se ha convertido en algo insustituible y lo utilizamos para absolutamente todo y por ello, también acumula información sobre absolutamente todos los aspectos de nuestra vida, ya sean públicos o íntimos: lo que hablamos y con quién, dónde estamos, de donde venimos, lo que deseamos, las fotos que nos hacemos… es decir, absolutamente todo.
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Y para colmo, ahora Mercadona ha pisado el callo instalando un sistema de control de reconocimiento facial en sus supermercados, no se sabe con qué fin, bueno sí, el de controlar, y hemos puesto el grito en el cielo. Desde luego, la ocurrencia de esta multinacional de alimentación está fuera de órbita, pero no olvidemos que hace años que aeropuertos de todo el mundo, incluso de algunos que consideramos terceros países, tienen instalados sistemas de reconocimiento fácil para controlar a todo quisque y nadie ha dicho ni pío.
Los profetas de la nueva era predicen que el 5G será definitivo para el control de la humanidad y que las nuevas vacunas llevarán incorporados microchips infinitesimales que controlarán nuestras funciones vitales, que ya es lo único que falta, y podrán decidir sobre la vida del ser humano. La ley de la eutanasia no tendrá sentido y cada vez que a alguna potencia se le ponga en la nariz, podrá hacer limpiezas étnicas y purgas poblacionales. ¡Dios no existe!
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Lo peor de todo, es que si realmente tienen razón, estaremos un poco más perdidos, porque el 5G ya está aquí.
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