Personal de la residencia Padre Damián de Plasenzuela se encierran con sus mayores

La residencia Padre Damián de Plasenzuela ha decidido dar la espalda al coronavirus. Para ello, once de sus trabajadoras se han encerrado con sus sesenta mayores, desde el pasado 1 de abril. Si nadie entra ni sale, consideran que es complicado que tengan problemas.

La intención es que este encierro dure, al menos, un mes. Durante este tiempo, este personal deberá realizar todas las labores de la residencia. Los turnos son de 24 horas, con la idea de trabajar un día y descansar al siguiente, según explica una de las representantes, Rosa Robledo. En estas primeras jornadas, «las cosas van bien».

Esta residencia, perteneciente al Ayuntamiento, está gestionada por la empresa Plan Senior. Robledo explica que la decisión del encierro ha sido tomada en común acuerdo tanto por el personal, como por la dirección. Antes de ello, las trabajadoras ya tomaban todo tipo de medidas para evitar posibles contagios. Asimismo, en la propia residencia se llevaron a cabo restricciones antes del estado de alarma. No obstante, sostiene que se iba con miedo a trabajar por el posible riesgo de meter el coronavirus dentro de la residencia. Por ello, se ha dado el paso de ese confinamiento.

Para llevar a cabo este encierro lo mejor posible, este personal ha adaptado una antigua cooperativa textil que se comunica con la residencia. De este modo, en ese espacio pueden dormir y pasar su tiempo libre, mientras no se trabaja.

Rosa Robledo matiza que, aunque permanecen once dentro, el resto del equipo se ha quedado con pena de no entrar. Sin embargo, no ha podido por las responsabilidades familiares que tiene a su cargo, como hijos o personas mayores. En este sentido, alaba la labor de todas las comañeras.

Asimismo, apunta que, a pesar de que no hay ningún positivo del COVID-19, se cuenta con equipos de protección personal, gracias a la dirección del centro, que los ha adquirido. Además, diferentes particulares han hecho mascarillas y batas.