Nuestra 'pequeña ciudad'
«Esta pandemia nos ha servido para darnos cuenta de que la planificación territorial es fundamental»
Carmen González sánchez
Jueves, 11 de junio 2020, 08:18
El Covid-19 nos ha dejado lugares públicos vacíos, menos coches circulando por las carreteras, equipamientos sanitarios colapsados, un uso de la infraestructura eléctrica al alza para mantenernos conectados en ese teletrabajo que tan cotidiano se nos ha acabado haciendo y que al inicio del confinamiento mirábamos como un gran abismo. Todos nos hemos tenido que adaptar a lo que se ha llamado 'nueva realidad' y puede que también vaya siendo hora de que las ciudades se adapten a este punto y aparte que nos va a tocar vivir como sociedad.
El conocido como 'bicho' ha hecho que cosas tan cotidianas como salir a dar un paseo después de cenar parezca de lo más valioso, ha renovado cada día a las 20:00 el aprecio por todos aquellos profesionales que estaban salvando la vida y protegiendo a tantos españoles, ha hecho valorar las infraestructuras sociales de apoyo y atención que tanta ayuda nos han suministrado sin embargo, también nos ha dejado ver la fragilidad con la que hemos ido moldeando las ciudades.
Que la vivienda es un bien de lujo no era necesario que llegara una pandemia para constatarlo. Lo que sí nos ha hecho es reflexionar sobre la comodidad de estos espacios y más cuando hemos tenido que vivir, trabajar y descansar más de 49 días seguidos en el mismo espacio. Algo que tanto había pasado desapercibido como tener un balcón o alguna que otra ventana se ha considerado por muchos como una válvula de escape del micromundo en el que nos hemos visto sumidos estos días, planteando una reflexión de por qué se discute su valor comercial, su superficie y estándares. En estos días se están convirtiendo en los espacios más polivalentes de nuestras casas, donde podemos salir a tomar el sol, hacer deporte, convertirlos en espacios de trabajo e incluso un lugar de encuentro con los vecinos aunque tuviéramos que elevar la voz debido a la distancia.
En este sentido creo que es momento de plantearnos viviendas a las que yo llamaría 'nuestra pequeña ciudad'. Una pequeña ciudad en la que al igual que en urbanismo, podríamos decir que tiene sus clases de suelo; el suelo urbanizado lo conformarían todas las estancias que tenemos completamente equipadas, el suelo urbanizable sería aquella habitación casi vacía que se prevé que se usará por un nuevo integrante familiar cuando se dé el caso, pero una pequeña ciudad en la que se nos ha olvidado integrar los Espacios Libres, un espacio que nos genere un contacto con el exterior y que es igual de necesario que las demás partes que componen nuestro micromundo.
Esta pandemia nos ha servido para darnos cuenta de que la planificación territorial es fundamental, no ya sólo en cuestión de la tipología de las viviendas, sino también en el sentido de adaptar nuestras ciudades para poder afrontar circunstancias adversas como esta. Sin embargo, en esto último no somos pioneros, ya el Plan Cerdá fue un claro ejemplo de una mejora en las ciudades para evitar la insalubridad que se vivía por entonces. En estos momentos, el problema acuciante no es la insalubridad, sino que muchas ciudades están densamente urbanizadas, con escasos espacios libres, calles congestionadas de tráfico, puntos nodales en el centro de la urbe conllevando un desplazamiento motorizado hasta esos lugares de encuentro social, todo ello nos dificulta la distancia social para evitar la propagación del virus.
Por lo que debemos ser conscientes de que la ciudad no es un plano estático sino que esta se viene modelando como si de un palimpsesto se tratara a lo largo de los tiempos, y a nosotros nos está tocando replantearnos los modelos de ciudades que se han venido consolidando, ya que en nuestras manos está mejorar nuestra día a día para no hipotecar el futuro de las generaciones venideras.
Tras esta crisis sanitaria, las ciudades deberían cambiar en tres aspectos que bajo mi punto de vista son fundamentales para que se consiga una descongestión del núcleo municipal y que son acordes a la nueva realidad que nos va a tocar vivir.
Uno de ellos es el localizar los espacios verdes donde verdaderamente son necesarios ¿De qué nos valen espacios verdes alejados de la población o contiguos a una carretera solo porque la ley establece una cantidad de terrenos destinados a tales fines? Esto nos demuestra lo poco que hemos venido valorando estos terrenos y que, aunque no generen beneficios económicos, cada sector de la ciudad debería contar con un espacio en el que se puedan relacionar sin problemas de aglomeraciones y sin tener que realizar un gran desplazamiento.
Por otro lado, fomentar la descongestión de las ciudades creando más calles peatonales en las que se pueda mirar a ambos lados sin toparse con ningún vehículo. En este sentido optar por la construcción de nuevos nodos y puntos de encuentro cercanos a nuestras residencias que también ayudaría a fomentar una mayor integración de las zonas marginales de las ciudades, y que favorecería el desplazamiento a pie sin necesidad de coger el medio de transporte particular o público.
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