«Pedimos al Ayuntamiento que nos deje hacer la feria»

La polémica continúa. La alcaldesa, Inés Rubio, ya confirmó a este diario que no se podría celebrar la feria de junio, debido a las obras de mejora de viales que se están llevando a cabo en los aledaños del recinto ferial. Ante este hecho, el equipo de Gobierno había propuesto aplazar su celebración. Esta feria estaba prevista que coincidiera con el fin de semana del 8 y 9 de junio, justo después de la de Cáceres y antes que la de Plasencia. Sin embargo, sus profesionales tienen clara su postura. Ni entienden la decisión tomada, ni ven viable un cambio de fecha.

El representante de la plataforma de industriales feriantes de Extremadura, Francisco Vega, explica que su sector «está muy dolido con el Ayuntamiento de Trujillo», tanto por la suspensión de la feria, como por haberlo comunicado muy tarde. Recuerda que el 10 de mayo fue cuando se les convocó a una reunión para informar de esa decisión. Además, insiste en que en la actualidad el recinto ferial se encuentra como siempre, sin obras y, por tanto, apto para que los feriantes puedan montar sus atracciones. Señala igualmente que el equipo de Gobierno ha manejado la posibilidad de llevar la feria al polígono industrial. «No tiene los medios suficientes para montar un recinto ferial», asevera.

Por todo ello, su demanda es clara y lo hace de manera reiterada: «lo único que pedimos al Ayuntamiento es que nos dejen instalar en la ubicación de todos los años y que nos deje hacer la feria», apunta Vega.

Asimismo, detalla que han escuchado que puede haber problemas con la luz en la zona. Por ello, si no se pueden tener esa necesaria instalación eléctrica, se comprometen a traer grupos electrógenos para que se haga el enganche de luz. «Los niños también necesitan sus atracciones», sostiene.

Este representante descarta la posibilidad del cambio de fecha. Detalla que los feriantes ya tienen su itinerario cubierto. «Todos los pueblos tienen sus días», insiste. Para hacer este tipo de cambios, considera que se debería haber planteado, al menos, en el mes de enero.

Este dirigente recuerda además que la feria trujillana mueve unas 300 personas entre las familias propietarias de atracciones y de casetas. A ese número hay que sumar los trabajadores. Por ello, no tiene dudas de que supone un daño importante. Además, «todavía estamos pasando los dolores de la pandemia». Por todo ello, todavía estarían dispuestos a instalarse en la ciudad trujillana, si les avisan.

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