
laura casado porras
Martes, 30 de noviembre 2021, 08:39
Sobra poder y faltan agallas. Me pregunto impertérrita qué hubiera pasado si algún actor político en la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático celebrada en Glasgow hubiera alzado la voz para dinamitar la red de intereses que agitan al mundo. Sería un hombre o una mujer, puedo imaginarlo, enraizado, rizofita pues, en la primigenia bondad metafísica; una sola persona eficiente, que aprovechado el momento preciso de atención mediática en directo se atreviese a herir con verdades a la caterva de títeres émulos que defienden los réditos de la miríada de empresas y fondos económicos que nos gobiernan. El establishment hubiera echado fuego y no precisamente por la boca. Si al menos consiguiera su majestad la probidad con su valentía que todos sus malintencionados intereses ardiesen en una pira funeraria, las personas honestas hubiéramos ido a llevarles flores para comprobar de primera mano su fin. Y ahora sí que la sentencia 'el fin justifica los medios' tendría más sentido que nunca; torres más altas se han visto destruidas.
Imagino a esta persona recogiendo el día anterior todos sus enseres en la oficina; su viejo cartapacio, su ordenador con acabados dorados, descolgando la foto de aquellas vacaciones trascendentales en Japón visitando el bosque de bambú de Arashiyama donde despertó y comprendió que el viaje más importante es el que se hace para adentro, en las profundidades del bosque; le imagino guardando, también, su vieja pero apreciada pluma coronada con el Montblanc Diamond que le regalaron cuando llegó a ocupar su actual cargo; recogiendo, en fin, los restos del naufragio antes de que el viento de sotavento le derribe por completo. Sus pómulos taimados, su semblante serio pero su carácter contumaz se atreve a vencer la severa admonición que una parte de sí mismo o de sí misma le proclama. Sabe que se acabaron todos aquellos lujos a los que una sola pequeña parte de la población mundial tienen acceso a cambio de vender su alma al diablo. También sabe que no los necesita ya. Cuando eres del bando de luzbel, muerdes la manzana que te abre las puertas de la apoteosis terrenal; la realidad se torna brillante, chispeante, delirante, inverosímil; el éxito es estresante más sus frutos deleitan sin medida a la ambición iridiscente; la vida avanza en una espiral hiperbólica inversa a la gravedad de las buenas intenciones primigenias, en el caso de que éstas hubieran existidos.
No es misticismo sino honradez. Si yo misma no hubiera entendido la razón que mueve al mundo y el estado actual de despropósito de éste hubiera traído niños de París. Sin embargo, para no engendrar más dolor a almas inocentes que no lo merecen, a cambio traigo de Paris ideas que mueven al mundo y en algunos casos sanan a personas, estados y naciones corruptas, por ejemplo, 'Une minorité à la ligne révolutionnaire correcte n'est plus une minorité'. Y es que no debe de ser sencillo en una cumbre internacional dar lecciones de moralidad cuando Vito Cornleone está presente. Por eso ponen a una niña, ya adolescente, para hacernos creer que sí, que semejante pandilla de almas vendidas se preocupan por la sostenibilidad del planeta y por la población mundial. Greta, con todo su tesón y su utopía juvenil, nos advierte de que los cambios a realizar en nuestra insostenible economía de mercado o se producen ya o el sol no despuntará pasado mañana con la misma calma a la cual estamos acostumbrados. Menudas albricias para los vasallos del gas natural. Resulta un tanto extraño que siempre que hay que ser portador de malas noticias, en política, le toque dar la cara a una mujer. Cuestión de huevos, supongo. Los ovarios están infravalorados para toda la audacia histórica que atesoran.
A mí me gustaría ver a todos esos pseudo líderes mundiales explicar en los colegios cómo su misión política está dividida, básicamente, en tres puntos clave: primero, establecer una economía liberal de mercado que no cuestione qué ni cuánto se produce, ni de dónde, ni para qué fin. Producir, producir y producir incívicamente, caiga quien caiga, y desoyendo las estadísticas de abastecimientos de los recursos naturales para, después, conseguir el mayor posicionamiento global para incrementar beneficios; segundo, provisiones armamentísticas de defensa (físicas y virtuales); y por último y no menos importante, narcotizar a la población mediante subterfugios mundanos que dividen a la ciudadanía y forman a seres acríticos. Un mundo feliz a lo Huxley es nuestra distópica realidad; ciegos y mudos así nos han fabricado. Made in complicity of the dissuaded citizens.
También de paso, que expliquen a la infancia cuál es el fin de la institución educativa si son valientes. Una cosa es educar en la creatividad promoviendo la libertad de conciencia y de pensamiento, necesaria e imprescindible y otra muy distinta la farsa educativa que venimos arrastrando desde que decidimos que la ilustración europea no tenía mucho que hacer en España. Creo que debiéramos enseñarles a ser sujetos libres, sin perder tiempo en cosas nimias. Antes de instruirles en la caza del complemento directo de cualquier proposición, les enseñaría a buscar el significado semántico de las cosas y de las frases, como, por ejemplo, en el siguiente enunciado de Foucault: «Hay que ser un héroe para enfrentarse con la moralidad de la época». La sintaxis sin la semántica es un pozo sin agua, una semilla que no puede ser fecundada por la tierra, el agua ni el viento. No tiene sentido alguno perder tiempo extirpando mentes moldeables en dogmas desconcertantes y cuestiones irrelevantes. Que no se escandalice nadie, que quede bien claro, si los niños y niñas son lo suficientemente adultos para interrelacionase con los peligros del universo digital, también lo son para conocer a Foucault tempranamente, al menos este último les dará las herramientas para no llegar a ser marionetas endémicas. De eso versa la educación.
Yo si regresara a mi niñez y tuviera que ir al colegio, no volvería. Soy clara, no volvería nunca a no ser que cambiaran sus estrategias; y pediría a mis padres que, por favor, acabaran con las primeras instituciones penitenciarias para niños; adoctrinar tempranamente y erradicar la creatividad individual tendría que estar perseguido; debiera ser completamente al revés; fomentar .la diversidad de pensamiento y creatividad enriquece y construye las herramientas necesarias para una pronta emancipación mental. Estoy con el filósofo Emilio Lledó cuando preconiza la necesidad de la revolución creativa de las universidades españolas, revolución que yo haría extensible a todos los niveles de educación; en las edades más tempranas es cuando más necesario es huir del adoctrinamiento hueco e insustancial y del paradigma educativo: memorístico y repetitivo. Einstein fue un alumno mediocre pero curioso y disciplinado en sus observaciones; a Newton no le atraía el temario de Cambridge, se pasaba horas en la soledad de su cuarto, encerrado con sus intuiciones y sus conocimientos sacados de libros no oficiales en el Colleges.
Hay un paisaje en Viaje a la alcarria de Camilo José Cela muy agudo en donde la maestra de un pueblo alcarreño le pregunta a Rosario, su mejor alumna, ante la visita del viajero protagonista de la novela, que cuál es la mejor reina de España, ella responde decidida que 'Isabel la católica' ya que «lucho contra el feudalismo y el islam, realizó la unidad de nuestra patria y llevó nuestra religión y nuestra cultura allende los mares». El viajero ante aquel despliegue mimético le pregunta a Rosario si sabe 'qué es el feudalismo' y 'el islam', ella responde: 'No, señor. Eso no viene'·. Resulta que a Rosario no le habían enseñado a ser crítica con todo aquello que está obligada a engullir para pasar de curso. Rosario es un loro que no sabe pensar. Aún así es la mejor alumna de la clase…
Precisamente, la filosofía otorga esa particularidad especial, esa herramienta crucial que nos enseña a ser críticos, reflexivos, con todo aquello que nos rodea, ya sean dogmas, teorías, leyes, personas, naturaleza, etc. 'La ciencia general del amor' como la definió Ortega es un arma muy útil para superar cualquier estadio de avasallamiento moral. Llevamos años luchando para que no se recorten las horas lectivas de Filosofía en la educación secundaria obligatoria. Los alumnos y alumnas deben aprender a cuestionar el mundo en que se hallan sumergidos, a descifrarlo para alejarse del tartufismo que sabotea a la realidad. Ser críticos no es una opción, es una necesidad imprescindible para no naufragar. Pero, a pesar de que intenten con esos constreñidos y viejos sistemas educativos que el alumnado sea cada vez más mediocre y siga la infame corriente, la inteligencia que es la más alta capacidad del alma racional salvará de las lindes borreguiles a los lectores más bárbaros y críticos. Yo en el colegio fui mala alumna, nunca sacaba buenas notas. Siempre tenía un libro entre mis manos pero rara vez era el de la escuela.
Un mirlo blanco nunca sigue la corriente. Son escasos; apenas se ven. Por eso Víctor o Victoria están decididos a abandonar la cofradía del papel moneda alzando la voz y apelando a las agallas y al compromiso ético de los allí presentes, en la COP 26, a pesar de que la expulsión del paraíso pudiera convertirse en un verdadero infierno. Aún quedan valientes capaces de trazar nuevos vientos de cambios. Es tan extraño que un papel sin valor al circular adquiera valor ilimitado. Cuántas mentiras encierra el Dollar Sigh en oro de Warhol, cuánta destrucción, qué injerencia ha creado mayores esbirros y filfas que ésta. No hay sofisma más cruel, ni verdad más amarga que haya conseguido anular e invertir el orden natural y social. Por ello, en la era de la insustancialidad, asistimos al desfile insípido de la vacuidad. ¡Tengan ustedes cuidado, la levedad nos araña!, y en el escaque número cinco la reina blanca tiene en jaque al rey negro. Dicen que casi siempre gana el mal, contamos con ello, pero al menos el dharma nos deja dormir plácidamente, y en estos tiempos que vuelan es una excelente dádiva. Y, además, no hay mayor felicidad que aquella que se obtiene cuando se hace lo que se tiene que hacer; cuando desalojamos las mentiras del templo de la pureza es cuando comienza el enigma.
No se puede vivir sin el papel moneda. De hecho el mismo papel que mata y engendra miseria ayuda a sanar y crea riquezas, ahí reside esta paradoja tautológica. También el amor hiere y da vida. La diferencia está en que el amor adolece de interés, porque al aparecer éste desaparece el amor. Amor e interés son sustancias casi contradictorias que a veces se enmascaran con un único disfraz. Dentro del enigma, la sincronía corona el instante y el aprendiz que ha educado su mirada, sabe cómo y para qué germinan las rosas. ¿Acaso, en noviembre, las rosas no son bellas? ¡Claro que lo son! Son bellas porque nacen dentro del fractal eterno, ajeno al ritmo diacrónico y sordo a la mundana realidad, y porque dentro de sí mismas, las rosas, tienen el universo y no necesitan más que del sol, del viento y del agua para ser ellas mismas la quinta esencia. Su aroma único es el fuego de su grandeza y la llave de su autenticidad.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.