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Pastori Barquilla con su hija
Reflexiones desde la ventana

«Ojalá volvamos a dar todos los abrazos que no hemos dado»

«Disfrutemos de nuestra familia, de nuestras pequeñas pero a la vez grandes cosas, de nuestros amigos y sobre todo de la vida»

PASTORI BARQUILLA

Miércoles, 20 de mayo 2020, 01:54

Vivo en un pueblo de apenas 200 habitantes, población en su mayoría mayor y, gracias a Dios, sin ningún caso del bichito. Hemos respetado y seguimos respetando todas las normas.

Nuestras vidas han dado un giro de 360 grados. Teníamos nuestra vida casi planificada, la gimnasia, los paseos a las gallinas, el visiteo a los huertos, los cursos de la asociación de mujeres, la misa y nuestras cañitas a la salida. De la noche a la mañana nos encierran en casa y los medios de comunicación nos bombardean con contagios, muertes, mascarillas, guantes..... Y muchos de nosotros abrimos los ojos y nos preguntamos, ¿qué es lo que pasa?

Hemos pasado del beso y el abrazo al !!No te acerques!! Y al metro o dos metros de distancia, a tener miedo hasta de nuestra sombra. Cierto, es muy triste. Es muy triste no poder abrazar a tu madre, ni a tu familia, porque temes contagiarlos, el ir a misa y sentarte a la punta de tu compañera de banco, de ir a trabajar y no poderte ni acercarte.

Sabemos que son medidas que debemos tomar por el bien de todos y el nuestro propio. En mi caso, he estado dos meses sin salir; mi hija a la cual adoro y le estaré eternamente agradecida, no me dejaba salir ni a la puerta, no porque sea mayor, si no por ser persona de riesgo. Ella se ocupaba de la compra, las medicinas y todo lo que necesitábamos.

Esta pandemia, epidemia o no sé cuántas cosas más han dicho, nos han dejado noticias tristes que nos han descolocado a todos, pero también nos ha abierto los ojos y nos ha dejado solidaridad entre vecinos. En mi pueblo, Carmen y Juan Andrés se han volcado en que a nadie le falte de comer, ellos poseen un pequeño comercio y desde el momento cero se empeñaron en que los vecinos mayores y no mayores no salieran de casa. Ellos han estado y están llevando las compras a casa. Belén la panadera igual, Carmen la chica de la botica, tres cuarto de lo mismo. Eso es amor a su prójimo y sobre todo SOLIRALIDAD.

Supongo que en todos los pueblos ha ocurrido esto. En algunos, seguro que han perdido vecinos por el bichito, lo siento. Debemos de ser valientes, como todos los que han estado en primera línea de fuego luchando cuerpo a cuerpo con esto, cumplir todas las normas y seguir hacia adelante.

Sabemos que algún día esto acabará, si Dios quiere, y volveremos a nuestra vida rutinaria. Ojalá nunca se nos olviden las personas que nos han ayudado en estos momentos. Ojalá volvamos a dar todos los abrazos que no hemos dado, pero sobre todo disfrutemos de nuestra familia, de nuestras pequeñas pero a la vez grandes cosas, de nuestros amigos y sobre todo de LA VIDA.

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«Ojalá volvamos a dar todos los abrazos que no hemos dado»