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Olegario González
Reflexiones desde la ventana

Nunca lo sabré

«...La especie humana estamos dejando de ser / un ejemplo a seguir, para convertirnos / inexorablemente en el mayor error / ¡De nuestra propia vida…!»

Olegario gonzález

Sábado, 6 de junio 2020, 07:42

En el sagrado silencio de la noche.

En lo más alto de la cima,

en pleno campo extremeño.

Entre retamas y encinas.

Expectante para verla caer.

Pero era una ilusión fingida

vana e ilusoria de rabia contenida,

la que provoca la hipocresía,

la inmoralidad y la injusticia

en circunstancias extremas.

¡Qué ingenuidad la mía!

«La luna nunca se cae»

Dicen que aunque parece que

se desplaza entre las nubes,

en realidad nunca se mueve.

Pero yo no me lo creo del todo.

Yo recuerdo haberla visto en Londres,

en Paris y en Nueva York y, quien sabe

si tal vez allí, por confianza o por venganza,

choque con algún rascacielos y,

se quede colgando agarrada a una ventana

para que los niños americanos,

puedan ver cumplido su sueño nacional

acariciándola desde su habitación.

O tal vez no; la obsesión del espacio

aglutina tanta pasión e «intereses»,

que a mi limitado entender,

hay veces que insultan y esclavizan

los verdaderos valores prioritarios

y fundamentales en nuestra

casi ignorada y mal tratada tierra.

Pobre tierra; desgastada, agotada,

contaminada, desprestigiada y abandonada.

Se está quedando obsoleta y arrinconada.

A este paso pronto ocupará un lugar

sombrío en la trastienda del universo.

Nunca lo sabré

Ni quiero saberlo si es para verla convertida

en estación de servicios en la vía láctea

para viajes espaciales.

Nunca lo sabré

Ni quiero observar desde la luna y lo increíble

la triste realidad, viendo como caen

torres muy altas, o entierran a miles

de muertos en una pandemia,

sin que entre tantos científicos

«a punto de llegar al infinito,»

hayan podido evitarlo a tiempo

¡Teniéndolo tan cerca!

Nunca lo sabré.

Tal vez porque nunca fui gran pensador,

y además prefiero ignorarlo.

Mientras las cosas sencillas y posibles a mi

alcance, me sigan rodeando e ilusionando.

Ningún avance científico que no sea para

mejorar y salvar la vida de una sola persona,

superará en importancia

¡La fragancia de mi limonero!

Nunca lo sabré.

Y si lo supiese, jamás lo contaría

Y si lo escribiese, lo consultaría con mi

conciencia, me avergonzaría como persona,

y jamás lo publicaría.

Sería muy triste admitir que solo

la especie humana estamos dejando de ser

un ejemplo a seguir, para convertirnos

inexorablemente en el mayor error

¡De nuestra propia vida…!

Nunca lo sabré y además,

de lo que pienso sin decirlo.

¡¡Preferiría equivocarme!!

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