La nueva incertidumbre
«Lo ideal sería que hubiese consenso en la comunidad de docentes sin injerencia por parte de la clase política»
alberto san millán
Martes, 14 de julio 2020, 08:35
Ya han terminado las clases, y ¿ahora qué?
Dijo Joseph Conrad que «la mayor virtud de un buen marinero es una maravillosa incertidumbre». No es de extrañar su vinculación con la vida de los marineros dada su pasión por el mar.
Regresando al tema que nos ocupa, podemos decir que, aunque la incertidumbre hace estragos en la mente de algunos muchachos, también agudiza el ingenio de otros. Algunos de ellos han aprovechado el tiempo durante estos meses de encierro e incertidumbre. Los que han sido diligentes administrando su tiempo son muchachos que, o bien han seguido de forma responsable unas directrices bien estructuradas continuas y evaluadas o bien son muchachos que han tenido una orientación adecuada por parte de alguien de su entorno.
Por el contrario, otros muchachos no han sacado provecho de este cambio de sistema de estudio porque sus maestros no han sabido hacerles llegar esas directrices de forma lineal o simplemente porque necesitan un guardián armado y al pie de la mesa que esté continuamente sobre ellos marcando el ritmo o incluso ambas cosas al mismo tiempo. Lógicamente, los resultados académicos de estos niños no han sido nada bueno.
Estas diferencias entre muchachos, en mi opinión, ha ocasionado una brecha. Imagínese, mi buen lector, una brecha de este tipo a lo largo de tres meses de curso escolar, y precisamente en la culminación del año lectivo. ¿Es esta la brecha digital que quiso decir la ministra de Educación? Evidentemente no. Ella está más preocupada por la brecha digital que le incumbe al gobierno … la obtención de votos obtenida del rédito de hacer llegar la tecnología a todas las casas. No digo que esté mal poner la tecnología y las comunicaciones al alcance de todos, al contrario, pienso que una sociedad que se precie de 'avanzada' debe dotar de herramientas a su población. Pero una vez más, esto es, como poco, insuficiente e interesado.
La brecha que a mí me preocupa es, más bien, una brecha en la cual la mitad de los docentes de este país (en cifras quizás me quede corto), en tres meses de tiempo, no tuvo consenso para agarrarse a herramientas homogéneas, ni capacidad para dominarlas lo suficiente como para poder transmitir al alumnado unas directrices estructuradas, lineales y orientadas a servir, al mismo tiempo, de pilar fuerte para los chavales que aprovechan, como de ariete que empuja a los chavales que necesitan de ese guardián al pie del cañón.
Pero no es tarde. Nos quedan estos meses de 'vacaciones' para que la docencia de este país se ponga al día sobre herramientas informáticas que existen desde hace 30 años, y que tienen la capacidad de captar la atención de un muchacho, casi al nivel de un videojuego. Las 'nuevas tecnologías' (que entraron en nuestras vidas desde el año 98), y el despliegue actual de Internet que nos permite acceder desde multitud de dispositivos, deberían incentivarnos para poner estas herramientas en valor, renovarlas en contenidos, renovarlas en sus interfaces, promocionarlas y hacerlas altamente disponibles. Podríamos hacerlo nosotros mismos o contratar los recursos que existen. Lógicamente, parte de la solución pasa por el torno económico. Se invierten ingentes cantidades de tiempo en estas tareas. Y es aquí donde se puede apelar a una mejor utilización de los recursos fiscales que todos aportamos.
Y puestos a soñar, lo ideal sería que hubiese consenso en la comunidad de docentes sin injerencia por parte de la clase política. Esto último quizás sea demasiado pedir. En fin, no pierdo la esperanza de que los españoles agudicemos el ingenio como buenos marineros, dejemos de inventar cada uno nuestra propia rueda y valoremos más la del vecino.
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