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La imagen de la Patrona ya en la explanada del castillo

El calor, inesperado protagonista en la subida de la Virgen al castillo

La Patrona estuvo arropada por cientos de vecinos, aunque en un número menor que en ediciones anteriores

Javier Sánchez Pablos

Domingo, 4 de septiembre 2016, 22:53

Abanicos y botellas de agua fueron los elementos más utilizados, sobre todo, durante la mañana de ayer. No faltó algún sombrero e, incluso, un parasol. La frase más escuchada fue «!Qué calor!». Así se expresaron muchos trujillanos en la subida de la imagen de la Virgen de la Victoria, en procesión, hasta su morada, el castillo trujillano. Algunos vecinos reconocen que no recuerdan unas fiestas patronales con temperaturas tan altas, de noche y de día. Así ha sido todo el fin de semana.

Con ese sol intenso, la jornada festiva comenzó ayer con la procesión cívica, con las autoridades y los típicos maceros. Seguidamente fue la misa mayor, que estuvo cantada por la coral Troxiello. Finalizó pasada las doce y tras las protocolarias fotografías, sobre las 12.40 horas, se puso en marcha la comitiva con la Patrona, arropada por cientos de vecinos. A pesar de ello, contó con menos público que en ocasiones anteriores, quizá, por esas altas temperaturas. De hecho, el público, en el recorrido, no perdía la oportunidad para ocupar las sombras existentes en las paradas técnicas.

Esta procesión se desarrolló según el guión previsto. Estuvo formada por la Cruz de Guía, seguida de más de una veintena de mujeres vestidas de mantilla. Esta iniciativa puesta en marcha hace unos años, poco a poco, se está asentando. A continuación, se situó la banda de música de Trujillo Antonio Flores, que interpretó diversas piezas durante el recorrido. Por último, fue el paso de la Patrona, cargado por vecinos y vecinas, que se fueron relevando durante el trayecto. La procesión fue cerrada por las autoridades, con asistencia de integrantes de todos los partidos políticos con representación en el Ayuntamiento trujillano, además de representantes de las parroquias de la ciudad, entre otras.

El recorrido transcurrió por los lugares habituales de todos los años. Fue por la calle Ballesteros, dirección plaza de Santiago, donde esperaban decenas de vecinos. A partir de ahí, fue por la calle Alhamar hasta el patio de armas del castillo, que todavía tenía restos del concierto del pasado viernes. Antes de entrar la imagen de la Patrona en el alcazaba, por última vez en estas fiestas, se cantó el himno Salve. Ya, dentro, participantes de la comitiva pudieron inmortalizar ese momento.

De este modo, se terminaron los festejos religiosos y los más institucionales programados. A partir de mediodía, muchos vecinos continuaron la jornada festiva en bares y restaurantes. También fue el momento de reunirse grupos de amigos, ataviados con las camisetas de sus peñas, para seguir disfrutando de la jornada.

Capea

Tras las respectivas comidas, la atención se centró en la plaza de toros, con la primera capea de estas fiestas. Registró una buena entrada. Una charanga animó el ambiente, sobre todo, en la zona donde había más jóvenes. En esta ocasión, los animales que se torearon fueron de la ganadería de Victorino Martín, que dieron bastante juego.

Además de los tradicionales pases y quiebros, no faltó algún susto para determinados aficionados. Como novedad, la entidad organizadora, la Asociación Encierros Carnavales Plaza Mayor puso barrotes en una plaza de la plaza de toros, lo que supuso un atractivo más para muchos vecinos. La jornada festiva terminó ayer con una nueva verbena en la plaza Mayor.

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