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Las religiosas participantes del proyecto

Las religiosas de San Pedro se reinventan con los dulces artesanos

Aunque no han abandonado los bordados, han tenido que poner un nuevo proyecto para poder vivir

PPLL

Lunes, 13 de junio 2016, 07:57

Las religiosas franciscanas del Convento de San Pedro han sido conocidas, durante años, por las obras de arte, en forma de bordados. Algunos de ellos llegaron, hace unos años, a la Casa Real, a través de encargos de la Junta de Extremadura. Sin embargo, la crisis ha hecho que estas monjas se hayan tenido que reinventar para contar con los recursos suficientes para su día ya día y continuar con su vida contemplativa dedicada a la oración. El convento, en la actualidad, cuenta con 10 religiosas, seis de ellas jóvenes, «y tienen que vivir», explica la que ha sido hasta hace unos días la madre superiora, Ángel María. Por ello, aunque no han abandonado esos bordados, han puesto en marcha un proyecto nuevo. Se trata de un obrador para la realización y venta de dulces artesanos. «Parece que las labores no va a dar mucho de sí y por eso nos hemos lanzado con la nueva iniciativa», sostiene sor Iluminada. Tanto ella, como Sor Delina y el resto de compañeras se muestran muy agradecidas a la comunidad por su apoyo.

La idea comenzó a gestarse hace algo más de un año. Una vez que se tomó la decisión, se han tenido que pasar diferentes trámites burocráticos hasta hacer realidad la iniciativa. Además, se ha tenido que adaptar un espacio para poner la maquinaria necesaria, según normativa. Para ello, las religiosas han contado con la ayuda del arquitecto Javier Diz. Todo ello se ha podido financiar con algunos ahorros que tenía el convento, gracias a la venta, durante muchos años, de esos afamados bordados.

También ha sido necesario un periodo de formación. Por ello, esas seis religiosas jóvenes se tuvieron que trasladar a otros conventos franciscanos de Siruela, de Coria y de Toledo a aprender la elaboración de esos dulces. «Como era algo nuevo para nosotras, ha sido un poco complicado. Todo es matemática y cálculo para que te salga una masa en condiciones», sostiene Sor Iluminada. Además de los conocimientos adquiridos, de vez en cuando, reciben los consejos de sus mayores. Destacan que tendrán que volver a seguir perfeccionando.

Las ventas comenzaron hace algunas semanas. Las religiosas apuntan que, poco a poco, van teniendo salida estos dulces artesanales y muy tradicionales. «Los comienzos no han sido malos». Quizá, los productos más demandados son las tejas, así como las perrunillas llamadas Delicias Santa Isabel, junto a biscochos. No faltan diversas variedades de pastas, junto a magdalenas, galletas y bizcochos, entre otros.

Ahora, se pretende abrir mercado con la restauración. Sor Ángel María insiste en que los dulces «es un medio de vida sin perder nuestro carisma espiritual y contemplativo». Con ese objetivo, la intención es encender el obrador tres días alternos a la semana para poder atender la vida de la comunidad y a la formación.

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