

ISmael fuentes
Martes, 28 de abril 2020, 11:14
Son ya muchos los días confinados en casa con mi hijo pequeño, viendo pasar cada minuto y segundo en mi reloj, mientras mi mujer sale a trabajar y se expone al contagio silencioso en un supermercado. Los días de confinamiento continúan aunque ya con alguna excepción, veremos a ver por donde sale…
Desde pequeño te dicen tus padres y seres más cercanos a ti que debes de estudiar para ser alguien en la vida…los años pasan y haces caso, vas al colegio, pasas por el instituto para seguir con fuerza una carrera que te llevará (x años terminarla), pasando por una selectividad y claro está por un gran esfuerzo económico de tu familia.
Llega el momento ese de la vida, una lucha constante por encontrar tan preciado trabajo, que curiosamente por desgracia no va a ser de la materia en la que tú te has formado, o si eres afortunado quizás sí, pero casi seguro que sea más fácil que te toque una lotería; luego están los sueldos,… ¡Ay sueldos! mejor no hablemos de ellos.
Tras conseguir ese preciado y privilegiado trabajo en la que tu vida gira por y para él, sin darte cuenta de que los años pasan, das de lado a tus seres queridos por falta de tiempo. Quizás te tengas que mudar a otra comunidad o incluso de país; todo se centra en el trabajo, las prisas y el estrés son aliados de tu rutina, la comida pasa a ser una 'comida rápida' mientras ojeas el informe que tienes que entregar urgente a tu jefe; acaba tu jornada, vuelta a casa ya simplemente para dormir. Tus hijos seguramente estén dormidos y en cinco o seis horas vuelves a la tarea…
Este confinamiento me está sirviendo de mucho, en mi cabeza rondan muchas ideas y pensamientos…preguntas que me hago a mi mismo en las cuales no encuentro una respuesta lógica y sensata, como por ejemplo ¿por qué ese afán de superioridad y de querer tener más poder, tanto económico como político? ¿Por qué las personas no son humildes? ¿Por qué atacamos a nuestro preciado planeta? y muchas más…
Hoy ha sido el día clave para ver realmente lo que quiero en la vida, por lo que luchar. Mirando por la ventana de mi casa solo veo una torre llena de antenas y muchos tejados (y vivo en un pueblo). También veo algo que me llama mucho la atención…el ir y venir de los pájaros, sus preciosas melodías de felicidad, el sonido del viento, las nubes pasar, la puesta de sol con esos colores tan mágicos, el sonido del agua de lluvia y su olor tan maravilloso, o como dice mi nene «abua papa» mientras se asoma a la ventana.
Quienes me conocen saben mi forma de pensar, no tengo riquezas pero si soy rico, muy rico, y explico esta controversia. No tengo una vivienda en propiedad por lo que no me ata nada a un lugar en concreto. Soy, como ahora está de moda, de esa tan famosa 'España vacía'…que hasta hace un mes nadie quería y estaba olvidada. Sin embargo, de repente y por el 'miedo', aquellas personas externas a ella han regresado en oleada. Ahora ¡Qué bien se está en el pueblo ¿verdad?¡
Esta 'España Vacía' con sus pueblos, sus gentes maravillosas, sus fiestas tradicionales, sus acentos, pensamientos, su gastronomía (un poquito de charanga con un buen vino de pitarra y como postre un dulce típico y totalmente artesano), bailes tradicionales, paisajes y fauna por ahora muy bien conservados... ¡Qué grandeza tenemos y la estamos echando a perder!
Por suerte tengo dos hobbies que me hacen viajar acompañado por su puesto de mi gran familia, viajes unas veces muy cortos y otras muy largos, en los que mis sentidos pueden enloquecerse de cero a cien simplemente con disfrutar de un atardecer sentado junto a mi furgoneta, ese olor a tierra mojada mezclado con el aroma de las jaras tras empaparse, mientras estamos metidos en una tienda de campaña, ese aire fresco y puro mientras caminamos por la montaña, el sonido de la naturaleza...¿por qué creerme? La naturaleza habla, el problema es que pasa desapercibida para quienes no la comprenden.
Te das cuenta como esta situación por la que estamos pasando nos ha quitado lo más preciado que tenemos claro está que junto con la salud, pero es nuestra LIBERTAD, libertad de expresión, libertad de movimiento, libertad en todos sus sentidos... creo que a esta palabra le debemos mucho.
Soy feliz con los mínimos medio y hoy más que nunca me reitero en no querer tener una casa propia, no quiero un coche de lujo, no quiero televisión ni medios de comunicación basura…o como dice la letra de una canción que «hasta quien te quiere te puede mentir»... pero si quiero un respeto por la naturaleza. Ella es la que realmente manda, en ella están las reglas de la supervivencia, nos enseña a vivir, ayuda a muchas personas a evadirse de sus problemas, cura y previene enfermedades… ¿qué más podemos pedir?...
Si, desde aquí pediría que ayudemos a conservarla, que no contaminemos a gran escala, que no es necesario; que no consumamos productos transgénicos que favorecen la deforestación y pérdida de hábitats, que consumamos productos de nuestra tierra y sobre todo que seamos más humildes con los que realmente lo necesitan…
Veo poco la televisión por el principal motivo de que nos transmiten lo que 'ellos' quieren trasmitir. Aún no se ha hablado del continente africano (que por desgracia tiene mucho para contar), la extinción en las selvas de muchas especies por el 'puñetero dinero o cómo un porcentaje muy alto de la población no tiene ni para comer... Estoy muy cansado ya de chorradas y parafernalias de tanto 'catedrático de boca' como existe, mientras otros lo están pasando fata.
Desde mi ventana veo un mundo extraño, el cual nos está mostrando su fuerza y poder de devastación si seguimos actuando como hasta ahora hemos hecho, desde mi ventana los días pasan muy lentos...necesitamos LIBERTAD.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.