

La mañana de ayer contó con varios ingredientes importantes, además de la buena temperatura. Uno de ellos estuvo formado por los numerosos moteros que se juntaron en la plaza Mayor trujillana para participar en la II ruta motera ofrenda floral a la patrona extremeña en Guadalupe. Según José Antonio Bermejo, presidente del grupo motero Turgalium, la iniciativa reunió a más de 350 personas y 250 motos, de las que 220 partieron desde la plaza Mayor trujillana dirección a la puebla guadalupana.
El otro ingrediente esencial de la jornada fue la visibilidad que los organizadores quisieron dar a la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), representada en esta ocasión por una antigua motera, Rosa Jiménez, que padece esta enfermedad sin tratamiento ni cura.
Esta trujillana, rodeada de algunos amigos y en silla de ruedas, no se quiso perder ni la salida de Trujillo, ni la llegada a Guadalupe. Además, recibió un sencillo homenaje con la entrega de un ramo de flores por parte del grupo Turgalium. La actividad, que tuvo el apoyo de la asociación ELA Extremadura, sirvió igualmente para recaudar fondos con la venta de camisetas. De hecho, muchos moteros fueron ataviados con ese color verde representativo de la enfermedad. Asimismo, colaboró el Ayuntamiento trujillano.
Estos ingredientes principales, además, estuvieron aderezados por el buen ambiente propio de una jornada de convivencia y de reencuentros. Por tanto, el resultado no pudo ser mejor, quedando un sabor de boca para poder llevar a cabo una tercera edición de la iniciativa.
Ya, a las 9.30 horas, comenzó a llenarse la plaza Mayor trujillana de participantes. Los primeros en llegar fueron integrantes del grupo motero Turgalium, que fueron dando la bienvenida al resto de moteros. No faltaron los saludos y buenas palabras.
José Antonio Bermejo recuerda que grupos moteros de toda Extremadura realizaron ya esta iniciativa el año pasado, en honor a las personas fallecidas por la covid. También fue una ofrenda a la Virgen de Guadalupe y tuvo una buena aceptación.
En esta edición se han superado los números. De los 27 clubes más importantes de la región, participaron ayer 22. Asimismo, llegaron moteros de Málaga, Toledo y Madrid, entre otros lugares fuera de la región. Uno de los representativos fue 'Bikers por la ELA'. Tres de sus integrantes realizaron esta ruta con el propósito de dar visibilizar a esa enfermedad y de apoyar a Rosa y a su marido, Carlos Pablos, que también hizo la ruta. «Se pusieron en contacto con nosotros y ya son como de la familia», señaló uno de sus representantes.
Poco a poco, la plaza Mayor trujillana se fue llenando de motos, algunas de ellas muy llamativas, bajo la atenta mirada de vecinos y turistas. No faltaron los saludos propios de viejos conocidos en otras 'batallas', con sus indumentarias características. Pasada las 10.30 horas, se comenzó a dar salida a los distintos clubes, en intervalos de tres minutos, con el fin de molestar lo menos posible a la circulación ya en carretera. En distintos puntos del trayecto se unieron otros participantes.
Una vez en Guadalupe, se hizo la ofrenda a la Virgen, como estaba previsto, además de dar la sorpresa a Rosa con ese ramos de flores delante del monasterio. La jornada terminó con una comida de convivencia entre todos los participantes y pensando ya en nuevos encuentros. Bermejo señala que la idea es hacer este tipo de propuestas en otras partes de la región, recordando o dando visibilidad a otras enfermedades.
Además de los numerosos moteros, la protagonista de la jornada fue Rosa Jiménez. Tras diferentes visitas de médicos y de alguna intervención, ya en junio del año pasado le confirmaron que padecía esta enfermedad. Su marido Carlos, dedicado las 24 horas a su mujer, reconoce que, en un principio, no se acepta este tipo de noticias. «Quieres pensar que es otra cosa». A pesar de ese 'jarro de agua fría', Rosa es una persona luchadora, con buen humor y no se hundió. Carlos asegura que tanto ella, como él, han afrontado esta enfermedad de forma directa, sin esconderse e intentando que sea visible. «La esperanza de vida son entre 2 y 5 años», desde que se detecta. Tiene claro que esto «es una lotería de las malas. Hay uno de cada 100.000 habitantes y puedes ser tú».
Carlos Pablos resalta el papel de la asociación ELA Extremadura, ya que gracias a esta entidad Rosa cuenta con la mayoría de las terapias que recibe, excepto una de ellas, que es logopedia que llega a través del Sepad, mediante Aspace Cáceres. No obstante, considera que no siempre se encuentran 'arropados por el sistema' para atender las necesidades que precisa este tipo de enfermos. «La enfermedad avanza más que el proceso burocrático», añade al respecto. Por ello, reivindica la importancia de conseguir recursos para este tipo de organizaciones. Un pequeño paso se dio ayer con esa venta de camisetas.
Además de sus terapias, esta trujillana está participando en un ensayo clínico en un hospital de Madrid. Se trata de una investigación nueva en la que se está trabajando, con el fin de frenar o mitigar esta mortal enfermedad.
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