El mercado de abastos se reactiva sin demasiado público

Llegaron, por fin, los saludos, que eran habituales todas las semanas y que se truncaron con el inicio de la crisis sanitaria. Y con esos saludos, se produjeron los pedidos y compras, quizá, menos de las que les hubiesen gustado a los vendedores. Así, el edificio del mercado de abastos recobró ayer su actividad semanal con cierta normalidad, después de que cerrara sus puertas hace más de tres meses. Es cierto que la semana pasada estaba abierto, pero la mayoría de sus comerciantes no acudió a esta cita de los jueves en Trujillo, ya que se solidarizaron con la protesta de los vendedores ambulantes por no poder instalarse en la calle.

Según fuentes municipales, se instalaron la mayoría de los puestos permitidos en la actualidad. Se contó con fruta, carne, pescado, además de otros productos, incluso macetas. Desde por la mañana temprano hubo un continuo goteo de personas, aunque muchos de los profesionales echaron en falta algo más público. «Está la cosa floja, esperemos que poco a poco la gente se anime», señalaba 'Juan, el de la fruta', natural de Miajadas y que es un habitual de este mercado. Otro compañero, Juan Sánchez, con sus embutidos, reconocía que faltaba cierta alegría, la que había, al menos, antes del a pandemia.

Tanto comerciantes, como vecinos, asimismo, consideran necesario que vuelva el mercadillo en las calles aledañas, con los puestos de textil, zapatería, menaje y hogar. No tienen dudas de que estas propuestas atraerían a más público. En un principio, según confirmaron fuentes municipales, la intención es que vuelvan el 2 de julio. Así también lo detallaron algunos vendedores. «Los de dentro necesitan a los de fuera y viceversa», sentenciaba una vecina entre compra y compra.

Otro frutero, Francisco Franco, asegura que se benefician unos y otros. «Las mujeres somos de mercadillo, aunque solo sea para ver», ironizaba ayer otra clienta de uno de los puestos de carne. Comerciantes de la ciudad también consideran que las dos actividades tienen que estar juntas. De hecho, esperan que los puestos de la calle no se trasladen por falta de espacio.

Entre compra y compra, los vecinos y, sobre todo, vecinas, fueron respetando las medidas de seguridad. Salvo excepciones, no faltaron las mascarillas y la clientela siguió el itinerario marcado por el Ayuntamiento para evitar los cruces. Tampoco se acumularon demasiadas personas en un mismo puesto. Para los más despistados, se pusieron carteles informativos sobre las medidas a seguir dentro del edificio. .

Con el reinicio de la actividad, los vecinos también opinan que cualquier decisión que se tome es complicada, puesto que existe riesgo de contagio.