Presente en curso
María Victoria Pablos Lamas
Martes, 12 de noviembre 2024, 07:17
María Victoria Pablos Lamas
Martes, 12 de noviembre 2024, 07:17
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Me gustan los días de otoño en los que el sol se filtra entre los árboles.
Me gusta pensar en las personas como hojas … Cada uno en su particular lucha, distinta, única, irrepetible y valiosa.
Respiramos bajo las estrellas. Todos avanzamos intentando prever lo que pasará. Es nuestra fuente de relación con el medio, siempre en marcha vital. Lo hacemos hasta tal punto de que cuanto más predecibles son los días, más calma y más sensación de control. (Es la denominada zona de confort según la psicología). Y cuanto menos predecibles, menos calma y más agitación... Generamos desconcierto y sufrimiento.
Y aunque parezca que no hay alternativa sí que la hay: si en lugar de ir por la vida prediciendo, fuéramos por la vida descubriendo, el cambio sería valorado como positivo, porque sumar conocimientos sería sumar diferencias y con ello ensancharíamos nuestro enfoque, que sería cada vez más divergente y más cercano a la realidad. Más enriquecedor y menos demoledor.
Juzgar nos obliga a inclinar la balanza cuando nada está definido totalmente porque casi todo fluye para cambiar y cambiar.
Cualquier cambio en ausencia de un juicio personal, nos insta a sumar experiencia. Reconocerlo de forma profunda nos hace tener una nueva disposición.
No nos planteamos que tener miedo ante la agitación no es nada aconsejable, consume muchos recursos, nos roba calma y vida. Cómo nos enferma el miedo preventivo...
El miedo es una alerta para replegarnos y por supuesto es una emoción necesaria en su justa medida. Pero tenemos que construir de forma activa un equilibrio.
Valoremos un presente dispuesto a ser vivido donde inevitablemente en la vida todo cambiará. Un presente impredecible. Pero, desde la responsabilidad, con la aceptación de no tener ese control.
«Un pájaro no teme que su rama se rompa, porque confía en su capacidad de volar. Volar sólo depende de él. El miedo no detendrá nada aquí.»
Es posible que usted haya empezado a sonreír con esta idea. ¿Cómo es de importante confiar en nosotros mismos? Usted lo sabe cómo yo, es vital.
Con confianza respiraremos bajo el sol del otoño, algo aletargados y algo adormecidos por la estación, pero ello no impedirá que trabajemos en la valentía, que confiemos en ella porque ¿En qué miedo descubrió que usted era valiente? Lo dejo acompañado de sus pensamientos porque, pocas veces nos atrevemos a tratar estos temas si no es en privado. Y poden miedos, poden estructurando. Poden con sentido, buscando tener más espacio para poder respirar. Poden los miedos que no sean suyos, aprendidos quizás en el medio que nos envuelve. Construyan su escudo y respeten siempre el escudo de los demás. Ese que algunas veces vemos tan innecesario desde el punto de vista menos adecuado.
Dedicado a los que al leer sonríen. Deseando que este otoño nos traiga rayitos de sol, paseos tranquilos y pequeños descubrimientos personales.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Muere Jesús Melgar, periodista y productor de Jesús Quintero
ABC de Sevilla
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.