María Victoria Pablos Lamas
Reflexiones desde la ventana

El país de las 6000 fosas....

Maria Victora Pablos Lamas

Miércoles, 5 de noviembre 2025, 12:31

No puedo dejar de pensar en todo lo que me remueve esta pequeña frase. 

Publicidad

Hace poquito tiempo que hablaba con mis alumnos de lo nada ... razonable que era hacer bromas absurdas sobre posicionamientos políticos dentro de cualquier entorno educativo... Y en sí y por extensión, en cualquier ámbito de la vida.

Somos de una generación que durante mucho tiempo sólo escuchó «que de la guerra no se hablaba»... (Que no se hablaba para no levantar heridas.) Era la frase común en boca de nuestros abuelos y abuelas. Es una frase que habita aún en nuestro subconsciente. Hoy han pasado 75 años del periodo de posguerra, y seguimos, a veces, sin saber qué contar. Primero porque no habíamos nacido, segundo porque son hechos dolorosos, pero también, porque nos pesan esas imposiciones, muy difíciles de superar.

Seguro que piensan como yo, que es sabio seguir encontrando soluciones; empezando por romper el pacto de silencio acordado por los supervivientes tras acabar la posguerra. Al principio hablar de ello casi no nos correspondía por ingenuidad, ni por edad. Pero ahora mismo somos la generación a la que nos toca responder preguntas incómodas, porque los que nos precedían empiezan a faltar. Nos toca explicar por qué un país «civilizado» en tres años: sostuvo 6000 fosas comunes. (...)

Publicidad

Nunca podrá caber en mi cabeza cuánto dolor hubo dentro y fuera de esas fosas. Nunca dejará de estremecerme el silencio que ahogó el grito de tantas familias; que hizo fuego de lo que ya ni arder podía tras concluir la Guerra Civil. Y no se nos puede olvidar que no es tarea de otros sino nuestra, seguir construyendo las respuestas y las soluciones. Sentimos un dolor que aún tiene el país bastante dividido con la riqueza inmaterial que emerge de este país.

Nunca me planteé hablarles a mis alumnos de este momento histórico porque quedaba en manos de los especialistas de historia; pero desde mi tutoría se hizo necesario abordar el tema. Qué duro me resultó hacerles sentir, después de 90 años, la siguiente paradoja como si pasara un día como ayer: ¿Qué pensaríais si ...«Hijos de la misma madre, osea dos hermanos(...), ¿se han asesinado mutuamente sin que nadie haya podido impedirlo...»? Aún recuerdo sus expresiones desmesuradas ante la pregunta: »¿Cómo puede sentirse esa madre?« (Ellos lo pensaba; sin saber, que esa madre era España) ... El silencio flotó y su lenguaje no verbal fue evidente: Miedo, incredulidad, locura... ¿Cómo podría ser cierto?

Publicidad

Las emociones comprendidas hacen una comunicación muy profunda de las situaciones. 

Hoy noventa años después de aquellos hechos ya no importa nada más que lo desolador del desenlace. No importa quien empezó, no importa quien se cebó. No importa qué creencias o qué color definía a quién. Sólo importa que todos los que vivamos, debemos tener claro lo que hemos aprendido. Y que lo aprendido debe servir para algo. Sobre todo, eso.

Debemos saber que tenemos la responsabilidad de contar las cosas de manera adecuada; para no seguir dañando a los jóvenes con la historia. Porque no es lo mismo contar lo que pasó desde una herida sangrante que desde una experiencia de vida: con el sentido final de que tal locura no debería volverse a repetir. Aboguemos con nuestros granitos de arena con el fin construir una grada de certeza, desde la que poder contemplar a muchísima gente implicada en lograr que esta sea una nueva solución. Porque todas las personas que, con su vida, contribuyeron dolorosamente a construir ese capítulo durísimo de nuestro inmediato pasado, se merecen una justa mención.

Publicidad

Ha existido un periodo de tiempo en que la sociedad española buscaba saber porque el silencio ahogaba demasiado. El cine español y también la literatura supieron rescatar múltiples secretos que callaron los protagonistas de la guerra, muchos porque murieron en ella. Y ello contribuyó a dignificar momentos muy oscuros de nuestra historia. Por supuesto los historiadores han realizado una labor ímproba en este sentido que fundamenta la raíz de lo que verdaderamente pasó. La sociedad española hoy aún necesita este universo en acción, ya que la cultura es un bálsamo para muchos vacíos existenciales y culturales. Los jóvenes son los que más demandan entender cómo y qué pasó, aunque a veces ellos mismos no lo saben.

Pero las historias de nuestros abuelos, las que hemos aprendido de nuestros padres, debemos trabajarlas en privado y no verterlas sobre jóvenes... Así que me arrepiento de esa parte que complementó la clase que les describía antes y que hizo, que mis alumnos; entreviesen mis heridas sangrantes... (Uf)

Publicidad

Pero en aquel momento, yo necesitaba que los alumnos entendiesen que cada persona tiene tintes de todos los bandos y razones para tener «reacciones viscerales» en contra de bromas vacías. Vaya si lo conseguí... Lo consiguieron unas pinceladas sobre realidades: pocas, pero, necesarias. 

Cuidemos para que las emociones no se amontonen; Recordemos que perversamente dirigidas, son el combustible capaz de envenenar a ciudadanos y muchas de ellas han contribuido a fortalecer los extremos políticos en este país y también en otros países europeos. Nos falta conocimiento de la realidad ahí. Claro que somos una sociedad que ha decidido «atenuar» que tuvimos nuestros «Auschwitz»s repartidos por España, teñidos de bandos, polaridades y causantes de desastres. Agradezcamos que existen más posicionamientos que los extremos.

Noticia Patrocinada

Flota en el ambiente de nuestro hoy, un eco sordo, unas ganas de pintar la tristeza de otro color más neutro. Un deseo de remendar el pasado con hilos de oro para que nada se pueda olvidar, ni perder, ni borrar... Ya no. Para que la historia no sea contada desde la barbarie de ningún bando. Ni pueda ser lanzada como piedra en contra de un país maravilloso como el nuestro. Ni de unas generaciones que deben construir unidos el tremendo esfuerzo de la aceptación. 

Como ustedes han podido comprender, ya puedo hablar desde la coherencia necesaria y así poderles contar la historia a ustedes, sin acercarles a ninguna postura, ya que todas las posturas acabaron injustamente representadas dentro de 6000 fosas comunes en España. Y aún nos queda tanto por pensar...

Publicidad

Ya me conocen lectores y es imposible que yo finalice un artículo sin dejarles unos toques de optimismo. Sabemos que de ahí venimos, pero, nadie puede vivir sin mirar hacia adelante; invirtamos lo injusto que, resulta convivir con la amargura alargada de la historia cercana de este país nuestro; en un sueño adecuado, guiado para forjar el tesoro inigualable de nuestra vida, para lograr la regeneración necesaria que tejamos justamente entre todos.... con ese hilo de oro. Porque todo fue necesario para llegar al momento en el que estamos. Ojalá la cordura sea sintonizada por muchos ciudadanos, porque dentro de no tanto, no habrá tantos lazos reales entre lo que pasó y fue realmente vivido y lo que se cuenta.... Ya que cada vez quedan menos supervivientes reales de tales acontecimientos.

Hoy no puedo concluir: dedicado a los que al leer sonríen. Pero, sí quiero agradecer que, de nuevo, se hayan implicado en la lectura de este artículo. Especialmente dedicado a aquellos a los que este artículo les invita a pensar en la complejidad de nuestra historia cercana, y a todos los que escucharán tienes que leerlo de boca de un amigo. Cuiden siempre de su red vital. La red que se quebró tan abruptamente en nuestra Guerra Civil Española que deberán seguir reconstruyéndola generaciones que no conocemos todavía.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

PRIMER MES GRATIS. Accede a todo el contenido

Publicidad