Vicente Chanquet con el maletín con parte de los artículos entregados JSP
El maletín de Chanquet vuelve a casa en Trujillo
Casualidad o destino ·
Una familia de Madrid entrega a este orfebre trujillano un 'tesoro' que había pertenecido a su padre | Después de unos 40 años, apareció en el trastero y la protagonista de la historia pidió a sus hijas que lo devolvieran a su propietario
Lorenzo Chanquet tenía una buena amistad con la señora Rodríguez (nombre ficticio). Por ello, la quiso ayudar y le dejó un maletín con numerosos artículos de plata y de marfil, entre otros. Si los vendía, le daba a este orfebre trujillano lo que le correspondía. Con el paso del tiempo, esta mujer se marchó a Madrid, donde vive en la actualidad con 93 años. Lorenzo, que permaneció en Trujillo, falleció en 1993. Estas dos personas, sin saberlo, han estado unidas durante más de 40 años por ese maletín, que volvió a la familia de origen hace tan solo unas semanas.
Se trata de una bonita historia llena de generosidad y buena voluntad, donde ha predominado para unos, la casualidad, para otros, el destino. Lo cierto es que ha tenido un final feliz. Aunque a la protagonista no le ha importado dar a conocer esta peculiar historia a través de sus hijas, ha preferido permanecer en el anonimato.
Este relato se retoma cuando las hijas de la señora Rodríguez encontraron hace dos años un maletín antiguo en el trastero. Contaba con numerosos artículos de joyería, como pendientes, pulseras y colgantes de diverso valor. En un principio, nadie sabía de donde procedía. Por tanto, lo siguiente fue preguntárselo a su madre. Rápidamente, para su sorpresa y bajo las oportunas exclamaciones, se dio cuenta de que ese 'tesoro' se lo dejó décadas atrás Lorenzo Chanquet, miembro de una saga de orfebres trujillanos.
Encargo
Una de las hijas apunta que su madre les explicó quién era esa persona y aseguró que, en su momento, cuando dejó Trujillo, encargó que se lo devolvieran. Sin embargo, esa orden no se llevó a cabo. Ante esta situación y a pesar del tiempo transcurrido, pidió de nuevo que hiciesen lo posible por llevarlo a su propietario. Ante este deseo, sus hijos se pusieron manos a obra. Prueba de ello es que hicieron distintas averiguaciones. Sin embargo, por unos u otros motivos, no dieron con la familia. Ante esa imposibilidad, «guardamos con mucho celo ese maletín con la esperanza de que alguna vez, en el futuro, pudiéramos encontrar a su dueño», aclara una de las descendientes. Ese empeño nunca cayó en el olvido.
«El destino hizo que empezásemos hablar», con un hombre, que era Vicente Chanquet
La sorpresa llegó el pasado mes de septiembre. Tres de esas hermanas decidieron viajar a Trujillo para recorrer sus antiguas calles y recordar la época de niñez. En un momento dado, se pararon una mañana en una casa donde se habían criado. De ese hogar, salió un hombre para ir a su trabajo. «El destino hizo que empezásemos hablar», con ese señor, explica esta hija de la protagonista. Tras los protocolarios saludos, este individuo les dijo que era joyero artesano. Esa afirmación les dio pie a las hermanas a decir que ellas habían tenido noticias de una persona que se llamaba Chanquet.
En ese instante, los corazones dieron un vuelco. Ese desconocido les explicó que ese Chanquet era su padre. Su nombre es Vicente Chanquet -hijo de ese amigo de su madre- que ha continuado la saga de orfebres artesanos que inicio su bisabuelo de origen francés. Les contó que no solo han trabajado en Trujillo, sino también en otros lugares. Ante estas y otras explicaciones, «nos quedamos muy sorprendidas», explica esta hija de la protagonista.
Algunas de las piezas del maletín son únicas porque son de marfil y ya no se pueden fabricar
A pesar de este oportuno encuentro, en ese momento no le dijeron nada de la existencia del maletín. Eso sí, averiguaron donde tenían la tienda, con la esperanza de que su madre mantuviera intacto ese tesoro para que se lo pudieran entregar. «Así fue, el maletín estaba en casa de mi madre. Le causó una gran emoción y nos pidió que, en cuanto pudiéramos, volviéramos a Trujillo a devolverlo a su dueño».
A final de año, ese maletín volvió a la familia Chanquet, representada en Vicente. «Me lo pusieron encima del mueble y me dijeron: Escucha lo que te voy a contar, este maletín perteneció a Lorenzo Chanquet», narra, con gran entusiasmo, este orfebre ese momento. Reconoce que nunca lo había visto y así se lo hizo saber a la familia de la señora Rodríguez. A partir de ahí, le explicaron el motivo de esa entrega.
La casualidad
Las hermanas le contaron que, cuando lo encontraron, el empeño de su madre era darle ese tesoro, con artículos de plata y marfil, a su dueño. «Y si no me hubiesen encontrado, decían que lo hubieran dado a una ONG», explica emocionado Vicente Chanquet. Insiste en la importancia de la causalidad de ese encuentro en el mes de septiembre. Si no hubiese sido por ello, el fin de esta historia hubiera sido muy diferente. Vicente dio a conocer a su familia la sorprendente historia. «Ha sido papá que ha querido que tu tengas ese maletín», detalla emocionado, más aún, lo que le dijeron sus hermanos.
Ahora, ese maletín que perteneció a su padre lo luce con orgullo en el escaparate de su tienda. Además, insiste en que en su interior tenía numerosas piezas de plata y de marfil, entre otros tesoros, con las etiquetas y los precios de hace más de 40 años. Encontró artículos como pendientes, colgantes, anillos y pulseras. Todo ello podía estar valorado en varios miles de euros. Relata que los artículos de marfil hallados son piezas únicas, puesto que ya no se pueden fabricar. Uno de ellos valía 8.500 pesetas. Además, incide en que están nuevos, aunque tengan, al menos, 50 años.
Vicente solo tiene palabras de agradecimiento por la generosidad y el gesto de la señora Rodríguez y de su familia. «Han demostrado su enorme grandeza».
Una de las hijas reconoce que se vivieron unos instantes llenos de emoción. «La misión de nuestra madre se ha cumplido». Matiza que la generosidad primero estuvo en Lorenzo Chanquet fiando ese maletín.
Gran parte de ese género fue vendido en la campaña de Navidad. Vicente matiza que ha intentado ser justo con los precios e intentar que las piezas únicas fuesen accesibles a todos los públicos, añade.
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