José Antonio Ramos hace un inventario del patrimonio que no se ve

La ciudad trujillana cuenta con un amplio patrimonio histórico y artístico, que constituye un gran atractivo tanto para los vecinos como para los visitantes. No obstante, hay una parte de ese patrimonio que no siempre se conoce, ya que se encuentra en manos privadas. Sobre estas obras, el cronista oficial de Trujillo, José Antonio Ramos, ha presentado una investigación en las sesiones de trabajo de los Coloquios Históricos de Extremadura, que se llevan a cabo estos días.

Ramos ha dado a conocer un inventario de piezas artísticas y arqueológicas que están en espacios particulares, pero que «pertenecen al patrimonio de Trujillo». Apunta que son obras que no están catalogadas, pero en su día pertenecieron a esa herencia histórica. «Por diversas circunstancias se encuentran en manos privadas o en el callejero ciudadano, fuera de su contexto originario», sostiene.

Estas obras han llegado a sus propietarios de diversas maneras. Por ejemplo, destaca los seis cuadros pictóricos que formaron parte de la ermita de San Juan de los Prados. «Durante la desamortización, esos terrenos se vendieron junto con la ermita y pasaron a manos privadas». También menciona piezas que se han encontrado durante diferentes movimientos de tierras. En este sentido, destaca dos terracotas romanas del siglo I a. C., halladas cuando se reparó el pavimento de la plaza de la iglesia de Santa María la Mayor en los años 80. Asimismo, hace referencia a los restos arqueológicos de la mezquita descubiertos durante la restauración del Instituto Laboral en 1955.

En esta ponencia, igualmente se ha referido a importantes inscripciones romanas, además de una estatua orante de Iván Calderón, en manos de un anticuario y que formó parte del convento de San Pedro hasta los años 70. También destaca el papel de determinados sacerdotes de la ciudad, ya que, cuando cerró el convento de la Encarnación, la mayoría de las obras artísticas se trasladó a las parroquias para que no se estropease.

Ramos aclara que tiene el permiso de los propietarios para que todas estas obras formen parte de su investigación. No obstante, no tiene dudas de que hay muchas más piezas en distintos lugares de la ciudad.

Añade además que algunos de estos propietarios estarían dispuestos a donar sus piezas si, en alguna ocasión, se pone en marcha un museo arqueológico en Trujillo. Considera que un lugar ideal para ubicar este museo sería el convento de La Merced, convirtiéndose en un gran centro cultural que pudiese acoger diferentes espacios culturales. Para ello, primero habría que comprar el inmueble.

La ponencia de Ramos ha sido una de las 32 investigaciones que se presentan hasta el sábado en los Coloquios. El domingo finalizarán con cultural a Granadilla y Hervás.

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