iVa por ellas!
Azucena Silva Rey
Martes, 9 de marzo 2021, 07:46
Cada 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer. Millones de personas en todo el mundo se manifiestan en esta fecha para conmemorar la lucha que libran las mujeres desde hace años por la igualdad de derechos. Este día se celebra de manera oficial desde 1975, cuando fue declarado por las Naciones Unidas.
Años después queda mucho por conseguir. Los derechos no nacen solos si no fuera por la lucha qué generación tras generación han protagonizado millones de mujeres desde todos los ámbitos.
Este año toca contención por la pandemia pero las redes sociales, las televisiones, las instituciones y todo aquel que se siente mínimamente sensible, sabe que hay que seguir peleando.
Si en el mundo occidental ya es difícil la igualdad, imaginemos en otros países dónde cultura y religión hacen tan difícil el desarrollo y la independencia de las mujeres.
Cuándo hace años en España ni siquiera se nos permitía ir a votar, disponer de dinero sin permiso del cónyuge o simplemente plantearse otra vida que no fuera la de permanecer en casa sin posibilidades de crecimiento personal alguno.
Las cosas han ido cambiando, pero aún queda mucho. En el ámbito familiar los porcentajes de colaboración siguen siendo desproporcionados. Las de mi generación casi veíamos esto cómo normal, dado que habíamos conseguido incorporarnos al trabajo, socializar y tener otra vida más allá de la rutina del hogar. Nos sentíamos orgullosas. Aportar un sueldo y tener tú propio espacio nos motivaba tanto que compensaba las interminables jornadas diarias que teníamos qué asumir.
Hemos aprendido mucho y sobre todo hay algo que tenemos que tener presente. Aunque a nosotros ya no nos llegue, hay muchas mujeres que necesitan nuestro apoyo, por diferentes razones y en diferentes contextos.
Desde la desigualdad salarial, la falta de empatía ante situaciones adversas o hasta la discriminación por cuestiones de raza o sexo. Un sinfín de obstáculos que hacen muy difícil la integración plena.
Vestirse de morado, no solo es una expresión, es una manera de reafirmarse. No queremos más, sólo lo que es justo y el resultado del esfuerzo que ponemos en ello. No queremos más pero tampoco merecemos menos.
En las empresas romper el techo de cristal sigue siendo difícil dado que ocupar puestos de responsabilidad es incompatible con el cuidado de los hijos o la atención al hogar. A veces hay que conformarse con empleos más básicos que nos permiten una mejor conciliación.
Muchos trabajos realizados por mujeres aun siendo imprescindibles socialmente, están mal remunerados y no garantizan estabilidad.
Por todo ello, vivamos el 8 de marzo con la intensidad que merece y pidamos a nuestros compañeros y amigos que nos acompañen. Ellos también son necesarios en esto, todos lo somos en cualquier proceso de cambio, de desarrollo personal o evolucionando a una mejora en las condiciones de vida. Nos lo merecemos como cualquiera. Ni más, ni menos.
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