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Los tres hermanos en la elaboración del pan
80 años y tres generaciones haciendo pan

80 años y tres generaciones haciendo pan

La Panadería de Vienas, en Emilio Martínez, cumple ocho décadas manteniendo la tradición

Javier Sánchez Pablos

Lunes, 12 de septiembre 2016, 07:26

Primero se situó en una zona de La Villa, aunque ahí estuvo poco tiempo. Al cabo de uno o dos años, se puso en marcha en el mismo lugar donde está ahora. Han pasado tres generaciones por este negocio familiar. Ha sufrido algunos cambios. De hecho, se han tenido que hacer diferentes reformas y, poco a poco, a lo largo de los años, se ha ido adaptando a las nuevas normativas del momento. Lo que no ha cambiado desde 1936 ha sido la forma de hacer el producto, de una forma tradicional, manteniendo esos valores de los inicios. Se trata de la Panadería de Vienas en Emilio Martínez, en Trujillo, que cumple este año su 80 aniversario con la elaboración del pan.

Ahora, están al frente del negocio esa tercera generación, los hermanos Nino, Consoli y Sonia García Cotrina. Recuerdan que su abuelo, Urbano García, puso en marcha el negocio, junto a su abuela, «que dicen que trabajaba como cualquier hombre». Continuaron su padre, Saturnino y su tío Antonio, junto con sus esposas. Aunque siempre han estado implicados en el negocio familiar, desde hace unos años, tomaron el relevo y están, nunca mejor dicho, con las manos en la masa día y noche.

Antonio, ya jubilado, explica que fueron tiempos muy duros, con muchas horas de trabajo, todos los días del año, sin tener vacaciones. Todo se hacía a mano. Nació en los años del hambre. Detalla que su padre y su madre daban pan a muchas personas necesitadas. En determinados casos, acudían personas del campo y se llevaban el pan para varios días. Les hacían vales para que pudiesen pagar. Tanto Sonia, como Consoli, sostienen que «todavía llega gente a agradecernos que mi padre le había dado pan por necesidad, de una forma desinteresada. Son cosas que conocemos ahora».

En la actualidad, esta panadería tiene dos hornos. Uno de ellos era parecido al que había hace décadas. Para ello, se tenía personal para coger las escobas para encenderlo. Estas hermanas reconocen que todo era mucho más sacrificado porque se tenía menos maquinaria, ni los armarios de fermentación. «El trabajo era mucho más manual y más duro». A pesar de ello, tanto antes como ahora, su objetivo es que el pan no pierda la calidad de siempre. Por tanto, sigue siendo un producto de cuatro ingredientes, la harina y la levadura, que son de primera calidad, además de sal y el agua. A partir de ahí, se han ido adaptando a los tiempos. Ejemplo de ello es que ahora se tiene un cargador eléctrico y antes se hacía con una pala, que todavía se mantiene.

Desde pequeños

Estos responsables, desde pequeños, han visto madrugar a sus familiares para comenzar a realizar miles de piezas. El primero de los hermanos en incorporase al negocio familiar fue Nino García, tras realizar el Servicio Militar. Consoli y Sonia entraron de forma fija en la panadería hace cuatro años, cuando falleció su padre. Siempre le tienen en mente.

Quizá, lo que más recuerdan cuando eran niñas eran los días de Semana Santa y, sobre todo, el día de Extremadura, cuando se celebraba en la ciudad trujillana. Se cocían miles de piezas para poder abastecer toda la demanda. Solo para esta labor, se comenzaba a trabajar dos días antes.

Más allá de ese trabajo, esta panadería, durante años, contaba con un horno casi comunitario, donde muchas vecinas iban a cocer su propio pan, dulces u otros alimentos. En Nochebuena, hace unos 20 años, se cocían pollos, cabritos, pavo y cochinillos. También se asaban pimientos. Para ello, hubo que inventar un método para que nadie se llevase los productos de otra persona. Al final, esta actividad se acabó, cuando entró la nueva normativa de seguridad e higiene.

Ahora, se cuenta con otras actividades. Prueba de ello es que acuden escolares para saber, de primera mano, como se hace el producto estrella. Además, tienen la oportunidad de elaborar la masa.

Además del pan, se hacen dulces típicos, como hornazos, bollos y empanadillas, así como bollas de manteca, perrunillas, galletas ralladas, entre otros muchos. Uno de los productos más propios de esta panadería es la ensaimada desde 1936. Todos estos elementos llegan a distintas zonas.

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