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Manuel Rodríguez Avís, en la parte antigua de la ciudad
«Me veo escribiendo, porque el éxito es la aceptación de tu verdad»

«Me veo escribiendo, porque el éxito es la aceptación de tu verdad»

El joven Manuel Rodríguez Avís ha publiado su primera novela, 'Anclar la mar'

Javier Sánchez Pablos

Miércoles, 4 de mayo 2016, 07:04

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Su madurez a la hora de transmitir no es común en un joven de 21 años. Se trata del trujillano Manuel Rodríguez Avís, estudiante de Literatura General y Comparada de la Universidad Complutense de Madrid. Cuando cumplió 17 años, decidió ponerse a escribir una novela con los personajes que ya había creado antes. En dos años, puso fin a ese trabajo, que ahora ve la luz. Se trata de la publicación Anclar la mar, editado por Ediciones Xorki. Este libro fue presentado el pasado viernes en el palacio Barrantes Cervantes de Trujillo. Antes, ya lo hizo en Madrid. También estará en la Feria del Libro de la capital de España. Según la editorial, este trabajo es «una novela sobre el conocimiento, el conocer que todo sentido de las cosas depende de una única palabra: resistir, y que no hay mayor juez que la verdad del corazón». Manuel Rodríguez tiene claro la importancia de la lectura: «todo escritor antes de escritor es lector y el único camino para escribir es leer mucho»

-Escribir novela son palabras mayores.

-Lo primero que surgió fueron los personajes. Primero fue César Dardel. Después vinieron Clarisa y Héctor. La siguiente decisión fue el espacio o género más oportuno para esos personajes. A partir de ahí, fue creciendo la historia y poco a poco se fue perfilando la trama.

-¿Cómo surgen los personajes?

-Surgen a partir de la lectura. Poco a poco fueron creciendo. Piensas en ellos y desarrollas sus vidas. Es como un reloj que no puede parar. Siempre había una historia de César, Clarisa y Héctor. Siempre estaban ahí. Lo que hice con la novela es recrear ese espacio simbólico que ya estaba antes. Es una novela de personajes, de discursos. Este trabajo, ha sido como un monumento, ya que se ha ido levantando poco a poco, casi sin darme cuenta. También parto de mi experiencia. Lo que hace la literatura es transformar la experiencia, encumbrarla. Muchos personajes surgen de un terreno que no es necesariamente literario. Luego crecen y ya no los controlas tú.

-Con el paso del tiempo, ha venido la publicación.

-Cuando terminé la novela, nunca pensé publicarla. La metí en un cajón. No me atreví a darla a conocer. De hecho, mi familia y mis amigos no sabían que había escrito una novela. Sin embargo, encontré a dos personas, la editora, Valeria K. Rivera de Rosales, y el director de narrativa, Ángel García, que habían leído artículos en mi blog. Me preguntaron si tenía escrito algo más. Entonces, les confesé que tenía ese trabajo y se lo pasé. A partir de ahí, tuve la suerte de que creyeron en mí, incluso antes que yo. Me animaron a moverlo y me ofrecieron la oportunidad de publicarlo. De eso hace algo más de un año. Como el mercado editorial va muy lento, me dieron el sí definitivo este verano, a finales de agosto. Finalmente se publicó en febrero.

-¿Está contento con el resultado o hubiese tocado algo con el paso del tiempo?

-En este sentido, se planteó un debate interesante. Siempre surge la duda de si es necesario reactualizar lo que tienes, puesto que uno no escribe lo mismo a los 17 que a los 21. Tomé la decisión de no tocar ni una coma. El texto está tal cual. La editorial me apoyó en esta idea. Era lo que quería decir en el momento que lo quería decir. Ese ese el valor.

-¿Ha sorprendido a familiares y amigos?

-Mis familiares y amigos sabían que me gustaba leer y escribir, pero se sorprendieron cuando les dije lo de la publicación. Tal como está el mercado editorial, es difícil que alguien crea en ti y en tu texto. He tenido la suerte de encontrar a esta editorial que creyó en mí. Parte de la seguridad que gané, me la dieron ellos.

-¿Qué le han dicho del libro?

-Ha llamado la atención que una persona tan joven llegase a hacer una novela sagaz. Yo nunca quise para la historia un tono realista, quería un tono más alegórico. Quería que sonase a un cuento. Lo que hice fue forzar el estilo. Por tanto, la novela presenta un estilo barroco, preciosista, que se acerca a la prosa poética en determinados momentos. Se mueve mucho por contrastes. La gente con la que he hablado le ha sorprendido esto. Les ha llamado la atención las características del estilo y las decisiones entre la acción y la trama en un escritor con edad joven. También han sido muy comentado los personajes. Hay tres principales y muchos secundarios.

-¿Tiene algún otro proyecto en mente?

-Decía Ana maría Matute que, cuando se acaba una historia, otra siempre aguarda y empieza a crecer como un árbol. Recuerdo que al final de Anclar la mar, comencé una nueva historia en la que sigo. Son casi tres años de trabajo. En principio, es más extensa y aspira a ser el retrato de una voz, la vida de un personaje femenino, desde que es una niña hasta que abandona el mundo.

-¿Cómo espera el futuro?

-Pase lo que pase, me veo escribiendo, porque el éxito es la aceptación de tu verdad. Tener una idea y plasmarla. Es prometerte algo, retarte y alcanzar una meta en un terreno personal. La posibilidad de dar clases es una vía que está abierta. A pesar de ello, no pienso mucho en el futuro. Lo más inmediato es mi proyecto de la nueva novela. Está en la cabeza y necesito tiempo para dejarla en el papel. Para mí, la escritura tiene dos partes o procesos. El primero, el más importante, es la revelación, es la imagen, el momento que tienes la idea. Luego está la parte física e intentas lidiar con esa materia literaria. Ese primer proceso ya está hecho. Necesito el verano para terminar de plasmarlo. Tengo ganas de vivir ese proceso creativo.

-¿Cultivas otros géneros literarios?

-En Anclar la mar, hay mucha poesía, se acerca a la prosa poética. Lo primero que escribía, cuando era un niño, eran poemas, probablemente malísimos. En la carrera tenemos un taller y escribimos poemas. Lo que sucede es que la poesía hay que depurarla mucho. Hay que dejarla dormir y volver a ella. Encuentro que la poesía es más personal y necesita más maduración. También escribo teatro. En la nueva novela habrá pasajes que serán teatrales. Empecé escribir teatro a los 14 y 15 años, con una obra que nunca terminé. Creo que se necesita más madurez. Por tanto, cierto que cultivo otros géneros pero con calma.

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