
Un holandés-trujillano da a conocer 'El sueño azul'
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Se trata de la exposición del artista Hommarus W. Brusche, que incluye platos y láminasbarrantes cervantes ·
Se trata de la exposición del artista Hommarus W. Brusche, que incluye platos y láminasEl palacio de los Barrantes Cervantes no cuenta, en la actualidad, con una exposición cualquiera. Parte de esta muestra, titulada 'El sueño azul', da contenido con llamativos platos a la gran pared de cristal que hay en la entrada de estas instalaciones. Hasta el 17 de abril, se puede ver esa muestra vertical llena de azules y blancos, colores que contrastan con la pared granítica de atrás.
Además de esta colección de 180 unidades pintadas a mano, hay algo más de 160 láminas que ocupan las tres salas de exposiciones. Están divididas en otras tantas temáticas, como son luz, oscuridad y vida, según fuentes de la organización.
El responsable de este proyecto expositivo es el artista holandés Hommarus W. Brusche, afincado hace 22 años en un paraje único. Se trata de una casa de campo en Pago de San Clemente, en el término municipal de Trujillo, donde el tiempo se para y cobra protagonismo el silencio interrumpido por los sonidos de la naturaleza. Quizá, el único inconveniente que posee este idílico lugar es el mal estado en el que se encuentra parte del camino que accede a su casa y su estudio, llamado Buenavista.
La exposición cuenta con el apoyo de la Fundación Obra Pía de los Pizarro, cuya sede es el Barrantes Cervantes. Su presidente, Hernando de Orellana Pizarro, asegura que el artista, aunque proviene de Países Bajos, ya se ha impregnado de la sangre caliente de la ciudad trujillana. Por tanto, «es un vecino más que tenemos al lado y ha convertido el Palacio como su casa y estamos encantados», apunta.
Hommarus recuerda que su mujer y él llegaron a España buscando una zona campo. Además, reconoce que su juventud la pasó, junto a su padre, en el campo. Una de las primeras zonas que vieron en Extremadura fue el Valle del Jerte y ya se quedaron enamorados de la región. Tras una larga búsqueda y viajes continuos, consiguieron comprar su actual hogar.
Durante estas dos décadas, han estado a caballo entre Ámsterdam, donde ha sido profesor de Bellas Artes en dos academias, y Trujillo. Aunque la unidad familiar intenta buscar un equilibrio entre ciudad y naturaleza, este autor tiene claro que no echa de menos la capital neerlandesa. «Este sitio es como mi juventud. Además, aquí –en Trujillo– me siento más joven». Reitera que valora el silencio y la soledad. De hecho, con cierta ironía, considera su estudio como un monasterio, donde se recluye, como si fuera un monje, para crear.
Este artista expuso por primera vez en la ciudad trujillana en el año 2000, en el conventual de San Francisco, con la intención de dar a conocer su trabajo. 22 años después vuelve a mostrar su obra de nuevo en el municipio trujillano. Esta última ocasión no ha estado exenta de algunas dificultades, ya que 'El sueño azul' se programó en 2019. Sin embargo, la pandemia y la reforma del Palacio han provocado que se retrasase hasta 2022.
El autor holandés ya conocía estas instalaciones, tras ver diferentes exposiciones o trabajos. Reconoce que le llamó la atención esa pared de cristal, además de la filosofía de la Fundación de abrir el edificio al público para ofrecer cultura. También destaca la rehabilitación llevada a cabo. Por todo ello, está encantado de hacer esta muestra. «Intento buscar que haya un diálogo entre mi trabajo y el espacio donde expongo», explica, y considera que en estas dependencias se consigue.
A pesar de los inconvenientes, se ha materializado esta exposición, que ya forma parte de la historia de estas instalaciones por sus peculiaridades, remarca Orellana Pizarro. Lo que más llama la atención son esos platos. Cada uno de ellos son únicos.
La idea de utilizar en este soporte nació casi por casualidad y producto de la necesidad. Hommarus W. Brusche explica que construyó su estudio en su actual casa trujillana. Poco después, estuvo un tiempo cerrado. Cuando volvió a entrar, todo su material y paredes estaban llenas de moho, con una gran humedad. Además, incide en que él siempre ha sido un artista de papel. Por tanto, tenía un estudio nuevo para trabajar que no podía utilizar. «Fue una catástrofe». Ante esta circunstancia, surgió la posibilidad de dibujar en platos y «ahora estoy muy feliz». Para su elaboración, los encarga a los artesanos de Alfarería Rodríguez de Trujillo. Una vez en sus manos, comienza la creación. Asegura que se pinta directamente sobre ese soporte de cerámica. Prima el azul, un color que le conecta con Países Bajos.
Otra parte importante de la exposición son las láminas, que se han recopilado desde 2010 hasta 2016. Apunta que antes hacía todos los días un dibujo. Era una forma de estar conectado con su trabajo y no solo dar clases. «Son una inspiración de lo que veo todos los días o escucho en la radio. Son cosas de la vida cotidiana», apunta.
A este artista, acostumbrado a hacer exposiciones en muy diversos sitios, dentro y fuera de España, le ha sorprendido como ha quedado esta muestra. Considera que sus platos y láminas son como si fueran palabras que han formado oraciones nuevas. «Como creador, se ha realizado una obra nueva», añade.
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