

Chari no para de darle al pedal de 'Isabelita'. Lo hace con mimo. Es la máquina de coser a la que más cariño tiene. «Nunca se estropea, con que esté limpia y bien engrasada tira millas y aguanta lo que le echen», comenta esta cacereña desde el número 31 de la calle Nicolás Parejo de Huertas de Ánimas. Es allí donde cada mañana no para de usar esa herramienta de 1935 que heredó de su abuela. Lo hace en un pequeño garaje que ha convertido en su particular taller. En él elabora piezas con bordados y algunas de ellas han traspasado las fronteras de la pedanía trujillana. Tanto es así que se pueden ver en la serie de Televisión Española 'Acacias 38'.
Sus personajes llevan algunos de los bolsos, pendientes, faltriqueras, colgantes y broches que Chari Bravo (noviembre de 1970) hace. Incluso aparece en los créditos de esta producción que traslada al espectador a 1913 para contar la historia de un grupo de criadas y las familias burguesas para las que trabajan.
Ella y su hermana, que le ayuda por las mañanas, conocen a todos sus protagonistas, al igual que la mayoría de los vecinos de Huertas de Ánimas. De hecho, casi todos ven la serie esperando a que salgan en la televisión las creaciones de Chari.
Ella se cruzó con 'Acacias 38' por casualidad. «Una vecina me avisó de que uno de mis broches estaba en televisión. En efecto, luego lo pude ver y no sabía cómo había llegado la pieza a la serie. Unos días después salimos de feria y en el stand empezamos a anunciar que uno de mis broches lo llevaban en 'Acacias 38'», recuerda.
Fue el año pasado, en 'FERinARTE', que se celebra paralelamente a la Feria del Queso de Trujillo, cuando se cerró el círculo. «Un joven se paró en mi stand y me dijo que él trabajaba en la serie de TVE. A partir de ahí me puso en contacto con el equipo de vestuario. Una de sus integrantes es de Badajoz y había comprado el broche en un punto de venta de artesanía de su ciudad», explica.
Con todo aclarado, intercambiaron sus contactos y desde entonces colaboran juntas. En la serie se han podido ver una decena de piezas y ahora está esperando a que le hagan un segundo encargo. «Cada vez que sale una elaboración los vecinos me lo dicen. Muchas veces son ellos los que me avisan», comenta orgullosa. Dice que una parte de Extremadura se esté viendo en la pequeña pantalla. «Todas las piezas están inspiradas en el traje típico regional», apunta Chari a sus 49 años de edad.
Fue a los 12 cuando ella aprendió este oficio. «Antiguamente las mujeres tenían que saber bordar. Era impensable que no supieran hacer eso», comenta.
A ella le enseñó una vecina. Iba todas las mañanas de verano a su casa para aprender a bordar el típico juego de sábanas y de toallas. «Son muy bonitas, pero a mí me aburre mucho bordar eso», comenta antes de contar que su proyecto nació cuando en el año 2010, después de terminar un refajo, hizo una pequeña funda de móvil con un trozo de paño que le sobraba.
«Me di cuenta de que lo que había hecho era una parte del traje regional llevada a un complemento, así que decidí mostrar algunos de los trabajos por redes sociales», comenta. A partir de ahí su teléfono empezó a sonar para hacerle encargos y fue en 2012 cuando se unió a la Asociación de Artesanos de Extremadura.
Al principio solo vendía en las salas de esa agrupación e iba por ferias y mercados. Ahora también comercializa sus productos a través de Internet. Todos llevan la firma de esta huerteña que ha ganado durante seis años consecutivos el certamen de artesanía que se celebra en la Fiesta del Martes Mayor de Plasencia.
Al año borda más de mil piezas. De la que se siente más orgullosa es un bastidor con el que ha creado una ilusión óptica. «Entre flores y raíces están escondidas las caras de algunos de mis familiares. También es una creación reivindicativa porque se ve a dos mujeres y dos hombres. En artesanía normalmente ellos tiene más presencia que nosotras», reconoce Chari, que recuerda que en una feria le ofrecieron 2.000 euros por esa pieza y se negó a venderla. «Sabía que no iba a poder repetirla. Es imposible hacer dos productos iguales», asegura esta artesana.
Ella tiene previsto mudarse a una tienda cerca de la plaza Mayor de Trujillo el próximo mes de marzo. Cambiará su pequeño taller por uno más accesible al turista. Eso sí, en él tampoco faltará su 'Isabelita'.
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