Los historiadores económicos Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A. Robinson han sido galardonados hace unos días con el Nobel de Economía de 2024 por sus estudios sobre cómo se forman las instituciones y cómo afectan a la prosperidad.
¿Qué determina que un país sea rico y otro pobre? ¿Cómo se explica que, en situaciones similares, en unos países haya hambruna y en otros no? ¿Qué papel juega la política en estas cuestiones? El hecho de que algunas naciones sean más prósperas que otras ¿se debe a cuestiones culturales, climatológicas, geográficas?
En sus investigaciones, los premiados responden a preguntas como estas con rigor científico y, para explicar la diferencia entre países prósperos y países pobres, distinguen entre instituciones inclusivas e instituciones extractivas.
Prosperidad o pobreza: Instituciones inclusivas o instituciones extractivas
Las instituciones inclusivas fomentan la participación de la mayoría en actividades económicas que aprovechan su talento y sus habilidades. Protegen la propiedad privada, ofrecen seguridad jurídica y proporcionan servicios públicos que garantizan igualdad de condiciones para realizar intercambios y firmar acuerdos.
Las extractivas son las que, dirigidas por una élite, se apartan de la obtención del bien común y dedican sus esfuerzos a su propio bienestar capturando rentas del resto de ciudadanos en su propio beneficio. No crean riqueza, si no la obtienen mediante la explotación de sus conciudadanos.
Sin Estado de Derecho, solo hay prosperidad para unos pocos
Así, concluyen que cuando dominan las instituciones políticas inclusivas, se crean instituciones económicas que crean riqueza y prosperidad para la mayoría. Y cuando predominan las extractivas, los países entran en un círculo vicioso que impide la innovación y la prosperidad y aunque haya una cierta riqueza, ésta es solo para unos pocos, poniendo el foco de sus investigaciones en aquellos territorios que han sufrido un proceso colonial.
Según la Academia sueca, los premiados: «han demostrado que las diferencias en la prosperidad de los países están relacionadas con las instituciones sociales que se introdujeron durante la colonización. Las instituciones inclusivas se introdujeron a menudo en países que eran pobres cuando fueron colonizados, lo que con el tiempo resultó en una población generalmente próspera. Esta es una razón importante de por qué las antiguas colonias que alguna vez fueron ricas ahora son pobres, y viceversa».
Cortés y Pizarro, de nuevo a debate
Pero ¿qué tienen que ver todo esto con Hernán Cortés y Francisco Pizarro? Pues resulta que en el libro más conocido de Acemoglu y Robinson (Por qué fracasan los países, Editorial Deusto, 2012), se citan específicamente las hazañas militares de Cortés en Tenochtitlán y de Pizarro en Cajamarca, tomando como fuente la 'Brevísima relación de la destrucción de las Indias' publicada en 1542 por Fray Bartolomé de las Casas.
Según los autores, tras la victoria militar: «A lo largo y ancho del mundo colonial español en América, aparecieron instituciones y estructuras sociales parecidas […] Los españoles crearon una red de instituciones destinadas a explotar a los pueblos indígenas […] convirtiendo a América Latina en uno de los continentes más desiguales del mundo y socavaron gran parte de su potencial económico (página 33).
En otro apartado del libro, los autores hablan de la evolución de la economía del Congo desde el siglo XV hasta la actualidad. En el capítulo 'La larga agonía del Congo', los autores detallan como en dicho país africano ya existían instituciones económicas extractivas antes de la llegada de los colonizadores portugueses en el siglo XV. Durante la sangrienta colonización del rey belga Leopoldo II, este no hizo otra cosa que continuar con la tradición de instituciones extractivas. Tras la independencia del país en 1960, la situación persiste y el país sigue siendo uno de los más pobres de África.
América del Sur y el Congo. Doble vara de medir
Según los investigadores, los españoles somos los responsables de la situación económica de América Latina, incluso tras más de 150 años de independencia, pero sin embargo portugueses y belgas no tienen ninguna responsabilidad en la situación actual del Congo ya que, según los autores, en ese país ya existían instituciones extractivas antes de la llegada de los colonizadores.
Una conclusión tendenciosa ya que, antes de la llegada de Cortés y Pizarro a América, también existían instituciones políticas y económicas en los reinados de Moctezuma y Atahualpa. Y parece poco probable que estas instituciones fueran inclusivas ¿o es que estos dos caudillos eran representantes democráticos elegidos libremente por su pueblo, dirigentes preocupados por el bien común y el progreso económico y los derechos civiles de sus ciudadanos?
En fin, no seré yo quien ponga en cuestión las conclusiones de estos prestigiosos historiadores económicos, ni mucho menos quien vaya a enmendar la plana a los responsables de conceder el premio Nobel de Economía, que no dudo sea merecido. Pero creo que, aunque se pueda estar de acuerdo con las conclusiones sobre la prosperidad y pobreza de los países, en mi opinión, y en el caso de la conquista de América, quizás existan fallos metodológicos en su investigación, derivadas de una escasa profundización en las fuentes de origen español, que posiblemente se podrían haber subsanado con una investigación más a fondo en el Archivo de Indias, por ejemplo.
La opinión de otro Premio Nobel: Mario Vargas Llosa
Pero a modo de conclusión, quizás convenga escuchar a otro Premio Nobel, esta vez de Literatura, en su discurso de aceptación del premio en 2010. Me refiero al escritor de origen peruano Mario Vargas Llosa: «La conquista de América fue cruel y violenta, como todas las conquistas, desde luego, y debemos criticarla, pero sin olvidar, que quienes cometieron aquellos despojos y crímenes fueron nuestros bisabuelos y tatarabuelos, […] Aquellas críticas, para ser justas, deben ser una autocrítica. Porque, al independizarnos de España, hace doscientos años, quienes asumieron el poder en las antiguas colonias, en vez de redimir al indio y hacerle justicia por los antiguos agravios, siguieron explotándolo […]. Digámoslo con toda claridad: desde hace dos siglos la emancipación de los indígenas es una responsabilidad nuestra y la hemos incumplido».
En fin, está visto que ya sea por las peticiones de perdón de la primera ministra mexicana a nuestro jefe de estado, por el hallazgo de los restos de Cortés, publicado recientemente por los investigadores trujillanos Agustín Vivas, Juan Manuel Corrales y Matilde Muro; o por esta sorprendente aparición en ámbito de la historia de la economía que ha merecido la concesión de un Premio Nobel, las hazañas de Cortés y Pizarro no pasan de moda y siguen siendo motivo de controversia.
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