

Isidro moreno
Miércoles, 13 de mayo 2020, 03:00
Cuando de verdad las cosas importan o se convierten en trascendentales, dejan de tener importancia todas esas pequeñas cosas que antes considerábamos elementales o muy importantes. Hace pocos días a través de las redes sociales, las cuales no me llaman excesivamente la atención, leí una frase del actor norteamericano Will Smith: «Los momentos más felices no tienen fotos, porque se trata de disfrutar del momento, no de aparentar felicidad en las redes sociales».
Esta frase me hizo pensar que lo verdaderamente importante no se fotografía o se sube a las redes. Pocas veces hemos subido a las redes a nuestros padres o hermanos abrazándonos o besándonos. En cambio, qué fácil es subir aquel viaje, aquel partido, aquella fiesta etc.…;.
Quizás solo subimos aquello que de alguna manera pueda generar cierta envidia, «yo lo hago y tú no puedes….Yo lo tengo y tú no lo tienes…». Pues bien, este maldito virus mundial nos ha hecho detenernos, pensar, analizar y esperemos que también saber sacar conclusiones de todo lo que nos estamos dejando por el camino, que al hacerlo tan rápido ni siquiera nos paramos a saber quiénes vienen con nosotros o quiénes nos acompañaron, quiénes nos enseñaron algo, quiénes se preocuparon por ti y de ti; en definitiva a pensar en voz baja, a no necesitar de un altavoz como las redes sociales, para que todo el mundo conozca si eres feliz o no, si estas con alguien o no, si estas en este sitio o no.
Sé bien que este planteamiento puede ser criticado e incluso devaluado, pero me importa poco; solo pretendo reflexionar sobre lo importante que van a ser estos dos o tres meses de pausa para pensar. Unos habrán pensado en pasado, otros en presente y otros muchos en un futuro incierto lleno de interrogantes sobre el trabajo, la salud, la familia, las nuevas relaciones sociales, etc... Y todo esto no cabe en un tuit o en un whatsapp, esto se queda dentro de nuestro disco duro, en nuestra memoria y servirá para corregir en muchos casos, para implementar en otros casos, o para impulsar conductas nuevas. Es desde ahí, desde ese afán del ser humano por adaptarse y seguir hacia adelante, desde esa disonancia cognitiva, desde donde quiero abordar el impulso que necesito o necesitamos para salir hacia adelante, sin mascaras ni falsas apariencias, sin pensar en rentabilidades personales, morales, políticas y económicas y por supuesto sin que se nos olviden los que se quedaron en este camino, (los muertos) los que hicieron todo lo posible para solucionar esta papeleta, sin poner palos en las ruedas, solo trabajando desde el lugar que le correspondía, o aquellos que pacientemente se quedaron en sus casas para salvar vidas y salvarse ellos mismos; en definitiva por todas las personas que de forma optimista miran al futuro sin querer echar la culpa a alguien o a algo que es tan intangible que ni siquiera sabemos o podemos mencionar. No se nos puede olvidar.
El otro día, caminando, me encontré con un amigo de verdad, no de redes sociales. Me hablaba de que en su profesión, filosofo, les pedía a sus alumnos que hicieran una descripción de su calle, de su vida etc. hace 50 años, y a alguno no se le ocurría que las televisiones fueran en blanco y negro, o que las calles estuvieran asfaltadas. Me hizo pensar que ya solo imaginaban las cosas a través de su pantalla digital, todo a color y al instante.
Pero, de una u otra manera, ahora vamos a disponer de un marco común (digital o analógico) de un acontecimiento concreto, el coronavirus, que todos, niños, adolescentes, adultos y mayores podemos pintar o contar desde diferentes perspectivas, pero sobre una misma realidad, es la experiencia que vamos a poder contar a las futuras generaciones y ahí no habrá falsas apariencias sino distintas percepciones.
Para terminar me gustaría compartir una reflexión de Lewis Carroll en 'Alicia en el país de las maravillas'. «en mi país –jadeó Alicia-cuando se corre tan rápido, como lo estamos haciendo y durante algún tiempo, se suele llegar a alguna parte….
Un país bastante lento-replicó la reina- Aquí hace falta correr todo lo que se pueda para permanecer en el mismo sitio. Si se quiere llegar a otra parte hay que correr por lo menos dos veces más rápido.»
Animo y a seguir.
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