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El palacio de Lorenzana Francisco Mateos
Reflexiones desde la ventana

Un fabuloso tesoro escondido y el legado de un Premio Nobel

La Real Academia de Extremadura de la Artes y las Letras tiene su sede en el palacio de Lorenzana de Trujillo y su biblioteca cuenta con más de 25.000 ejemplares

Francisco Mateos

Martes, 23 de junio 2020, 08:00

Si alguna vez paseando por la zona monumental de Trujillo te encuentras con un trasiego inusual de vehículos -algunos de ellos oficiales- y ves a un grupo de señores y señoras elegantemente vestidos, con una 'extraña' medalla colgando del cuello, no seas conspiranoico.

Aunque a lo mejor lo parezca, no se trata de reunión del Club Bilderberg en una remota localidad extremeña ni una secreta conspiración para controlar el mundo gracias al COVID-19 y al 5G, mal que le pese a Miguel Bosé.

La realidad es mucho más prosaica. De hecho, si te acercas a ellos no te detendrá ningún corpulento escolta. Y si escuchas atentamente, en lugar de palabras como 'poder', 'conspiración', 'dinero' o 'influencia', podrás oír otras como: 'arte', 'cultura', 'literatura' o 'protección del patrimonio'.

Probablemente te habrás topado con una reunión de los Académicos de la Real Academia de Extremadura de la Artes y las Letras. Una importante institución de la que muchos trujillanos desconocen siquiera su existencia o que su sede -y su impresionante biblioteca- están en nuestra localidad.

El caso es que dentro de este páramo cultural que es Trujillo, (véase artículo: 'El Palacio de San Carlos …', es de justicia reconocer que hay una algunas honrosas excepciones y esta es una de ellas: La Real Academia de Extremadura de las Artes y las Letras (RAEX), cuya sede está en Trujillo.

Un fabuloso tesoro por descubrir en nuestra localidad.

La institución

La RAEX es un órgano de consultivo, representativo e investigador cuyos objetivos principales son estimular, divulgar y salvaguardar los valores históricos, artísticos y literarios de la región extremeña y su contribución a la cultura española, europea e iberoamericana.

Sus miembros son personalidades de prestigio del mundo de la cultura, el arte y la literatura extremeña, al servicio de la administración para asesorar y emitir informes sobre los temas que les competen. Se trata de cargos representativos y honoríficos, que se conceden por méritos y que no están remunerados.

Aunque el prestigio de sus miembros y su importancia cultural pudieran hacer pensar lo contrario, se trata una institución muy austera, sostenida con una pequeña subvención anual de la Junta de Extremadura, apenas equivalente al coste de un vehículo de gama media.

Su historia es paralela a la Comunidad Autónoma. Ambas empiezan a gestarse a finales de los 70 y las dos se crean a principios de los 80: la RAEX en mayo de 1982 y la Junta de Extremadura en febrero de 1983.

La RAEX está compuesta por 25 académicos numerarios, 25 correspondientes y 3 honoríficos. Una de sus funciones es emitir informes relativos a la consideración de 'Bien de Interés Cultural'. Es decir, si alguien quiere solicitar a la Junta de Extremadura que algo se considerado 'Bien de Interés Cultural', será la Real Academia la que emita el correspondiente informe.

El edificio: El Palacio de Lorenzana

El edificio, justo al lado de la Iglesia de Santa María, estaba en ruinas tras el paso de las tropas francesas y fue donado por los Marqueses de Lorenzana en 1979 para su rehabilitación y adecuación como sede de la Real Academia.

Cuenta en su planta baja con dos patios, una impresionante entrada principal que da acceso a un salón de actos con capacidad para 100 personas, la biblioteca 'Ramón y Cajal' -de la que luego hablaremos- y algunas estancias de servicio.

En su planta superior están las oficinas, la sala de reuniones, el despacho de dirección y la biblioteca principal además de depósitos de libros.

Algunos directores más conocidos de la institución han sido Antonio Hernández Gil, Marino Barbero y José Miguel Santiago Castelo.

Antonio Hernández Gil, fue presidente del Consejo del Reino, del Consejo de Estado, del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial. Estando en este último cargo salió milagrosamente ileso en 1983 de un atentado, siendo perforado su coche por tres granadas de ETA.

Marino Barbero Santos, natural de Plasencia, formó parte de la Sala 2ª del Tribunal, e instruyó a finales de los años 80 el caso Filesa, durante el que ordenó el registró nada menos que de las sedes del PSOE (entonces en el poder) y del Banco de España, lo que le valió la animadversión del entonces presidente Felipe González y por extensión la de Juan Carlos Rodríguez Ibarra.

José Miguel Santiago Castelo fue un reputado escritor, poeta y periodista. Fue miembro de la Academia Norteamericana de la Lengua Española y subdirector del Diario ABC.

Desde 2015, el director es Francisco Javier Pizarro Gómez, Doctor en Historia por la Universidad de Extremadura, Catedrático e investigador de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Extremadura y Profesor Honorífico por la Universidad Popular Autónoma de Puebla (UPAEP) en México.

Biblioteca principal

La institución cuenta con un fondo compuesto por más de 25.000 ejemplares correspondientes principalmente a las disciplinas de arte, literatura e historia, sobre todo relacionados con Extremadura.

En la Biblioteca Principal podemos encontrar unos 15.000 ejemplares y el resto están divididos en diferentes estancias y depósitos.

Podemos encontrar, por ejemplo, dos famosas obras de referencia con datos históricos sobre la geografía, sociología, economía y costumbres de siglos pasados: una copia del 'Interrogatorio a la Real Audiencia de Extremadura' con datos estadísticos sobre Extremadura del siglo XVIII, y otra del 'Diccionario Geográfico Estadístico e Histórico de Madoz', que durante 15 años del siglo XIX recopiló datos similares de toda España, por parte del entonces ministro de Hacienda D. Pascual Madoz.

Material de este tipo es utilizado hoy en día por los investigadores como consulta y referencia para la realización de ensayos, estudios y tesis doctorales.

La Bibiblioteca 'Ramón y Cajal'

Si pocos trujillanos conocen la institución, menos aún son los que saben que sin salir de su localidad pueden conocer la biblioteca de un Premio Nobel, ya que la RAEX tiene el privilegio de custodiar parte de la biblioteca de Santiago Ramón y Cajal, que recibió el Nobel de medicina en 1906, en reconocimiento a su trabajo sobre la estructura del sistema nervioso (teoría de la neurona).

Ramón y Cajal ha sido uno de los ocho españoles galardonados. 6 de ellos en literatura y dos en medicina. Severo Ochoa lo recibió en 1959. Aunque existe cierta polémica en cuanto a considerar a este último como Premio Nobel español por desarrollar casi toda su carrera en Estados Unidos.

Ramón y Cajal acumuló más de 10.000 libros de diversas disciplinas, muchos de ellos anotados a pluma. A su muerte y tras la guerra civil, buena parte de su legado se perdió, aunque parte se encuentra en el Instituto Cajal en Madrid, junto a su colección de libros científicos. Lo que se conserva en RAEX, pertenece a la parte 'no científica'.

La colección llegó a la Academia en 2008 fruto de una donación de Encarnación Ramón y Cajal Conejero, nieta de Ramón y Cajal y esposa de García Durán Muñoz, que fue miembro de la Real Academia. Los fondos han sido clasificados y catalogados en su totalidad por personal de la Real Academia.

Por ello, si la Real Academia es un todo un tesoro por descubrir en Trujillo, la biblioteca Ramón y Cajal en sin duda una de sus joyas más preciadas.

Pero ¿aún sirven de algo las bibliotecas?

En una época en la que disponemos de una fuente inagotable de información gracias a Internet, en la que todo el conocimiento parece que está a nuestro alcance a través de nuestro móvil, quizás te preguntes ¿para qué sirve una biblioteca?

Pues el caso es que la transmisión de nuestra cultura, creencias y conocimientos sigue necesitando de instituciones como la RAEX, con capacidad para clasificar ordenar y catalogar aquellos elementos que garantizan la preservación de nuestro patrimonio cultural.

Incluso en la época de Internet la labor de archiveros y bibliotecarios sigue siendo imprescindible, no para colocar libros o legajos, sino para organizar el conocimiento humano, hacerlo accesible y ayudar a los demás a encontrar la información que buscan.

Después de todo, si Google existe es gracias al desarrollo de las técnicas de organización, búsqueda y recuperación de la información, que en un 'círculo virtuoso' de fusión de conocimientos de informática, matemáticas y técnicas de organización bibliotecaria que se pusieron en marcha en los años 60.

Por todo ello, los bibliotecarios se están convirtiendo en expertos informáticos capaces de encargarse de los procesos de la catalogación automatizada, de la digitalización de ejemplares, el diseño de páginas web, la puesta en marcha de centros documentales virtuales o del desarrollo de apps para la consulta de información.

Para mantener esa importante labor se necesita una adecuada formación de los profesionales, de la que en Extremadura se encarga brillantemente la Facultad de Información y Documentación de la UEX en Badajoz. Pero además, los poderes políticos deben ser conscientes de su importancia y dotar de medios suficientes tanto económicos como de personal a este tipo de instituciones, cosa que hasta ahora no se está haciendo con el nivel que se requiere.

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