Una de las ermitas más apreciadas en la ciudad trujillana es la de San Lázaro, que celebró su tradicional novena en honor al Santísimo Cristo de la Salud la última semana. También llevo a cabo su centenaria puja, con regalos donados por numerosos vecinos. Hubo un poco de todo, desde dulces, hasta cuadros pintados a mano, pasando por plantas, derivados del cerdo y un gran pan, además de aceite.
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La cita tuvo una buena aceptación, con feligreses ya habituales cada año. Además, no faltaron los 'piques' entre asistentes para llevarse alguno de los regalos. Este hecho provocó que se adjudicasen productos muy por encima a su precio de arranque. Al final, se obtuvieron unos 1.800 euros.
Ante esa celebración, el párroco Juan Carlos Milla explica que se ha tenido que hacer recientemente una intervención urgente en la parte derecha de la cubierta tanto de la propia ermita, como de la casa existente y en su interior. Su coste ha sido de 12.353 euros. «Más de la mitad está aún pendiente de pago», señala el sacerdote en una carta enviada a los feligreses para informar de las obras. Recuerda que se pueden hacer donativos para sufragar esa cantidad.
Milla apunta que San Lázaro cuenta con otras necesidades. Una de ellas es arreglar el ala izquierda de la cubierta, para completar la recuperación. Esa intervención no se ha podido acometer ahora por respetar la época de paridera del cernícalo primilla y por falta de financiación. No obstante «Es una obra necesaria», remarca.
Una vez arreglada toda la cubierta, se deberán acometer otras intervenciones en el interior de la ermita. Una de ellas es la restauración de la imagen del Cristo de la Salud, que data de finales del XVI. «Es una imagen que podría provenir de México y que está hecha a base de pasta de maíz y de papel». El párroco señala que también se debería intervenir en los retablos, que están en mal estado y en el ábside, además de la megafonía.
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Este sacerdote apunta que la intención es que San Lázaro pueda ser autosuficiente. De este modo, los donativos que se dan, por ejemplo, los viernes en su misa, o por otros motivos, así como el dinero que se sacó de la puja del pasado domingo, sirven para poder sufragar los gastos derivados del culto, del mantenimiento y de algunas mejoras de la propia ermita. Al final, supone la conservación del patrimonio trujillano.
Resalta igualmente la gran devoción que tiene la ciudad al Cristo de la Salud, además de la Virgen de la Victoria. «A ambos dirigimos nuestra mirada e invocación», añade.
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