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Laura casado porras
Eppur si muove
Reflexiones desde la ventana

Eppur si muove

laura casado porras

Viernes, 14 de octubre 2022, 09:14

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Jean-Luc Godard dijo que todos los caminos conducían a Roma, cittá aperta. Observo con tristeza el último fotograma de la obra maestra de Roberto Rossellini, los niños, desamparados por la verdad, caminan huérfanos sin esperanza por las calles de una vieja Roma que ha perdido su mayor bastión: la fe en la humanidad. En silencio, se consuelan, porque la más absoluta tragedia de la humanidad solo puede ser digerida con la serenidad y solemnidad que solo el silencio atesora. Un fotograma que evidencia la caída de la confianza en la razón humana. A lo lejos la cúpula de San Pedro evidencia que hay un motor que más allá de la fe mueve montañas: la obsesión del hombre por seguir corrompiendo y conquistando ideológicamente a la tierra.

Poco parece que hemos aprendido de las piedras que nos han sepultado. El eterno retorno nos devora en el mismo punto del error. Lo más incongruente del esperpento mundial es que no consigue hacer desembocar en el hombre el ansia de poseer la tierra y de imponer sus creencias, sus negligentes ideologías y demás fusilerías que enturbian al progreso de la humanidad ad intra. Poder, información y revolución, el espíritu de nuestra época ha permutado su responsabilidad existencial, su amor a la vida por palabras manidas, vacías de contenido y por acciones de pseudo-líderes de carácter neuróticos, ególatras y con un potente afán destructivo contra todo lo que perturba a sus sombras. En estos días la turbia luz sigue enarbolando banderas por un trozo de polvo que nunca perteneció a nadie.

Es un viejo juego de niños grandes a falta de cariño, frustrados, con enormes complejos no tratados, se hallan perdidos en el laberinto de sus propias aporías. Conquistar una tierra que no se sabe ni se quiere proteger ni cuidar es una oda a la muerte misma. Teseo les abandonó al renacer de sus miserias. Matar por matar, odiar por no amar. El hombre histórico lleva siglos perdido en las llagas del sinsentido olvidando su autogobierno. Lo dijo Epicteto: «la peor desgracia para el hombre es perder su humanidad». No es una utopía la libertad individual, es el mayor de los privilegios y el mejor de los tesoros.

El heliotropismo que seduce a las plantas cautiva a los adeptos de la tiranía, éstos proyectan en su líder toda la frustración contenida desde que perdieron la seguridad de la tetada. Nadie les enseñó a conocerse. Poco aprendieron de sus propias experiencias. La energía mal canalizada engendra monstruos. La luz cuando ciega se transforma en una sombra áspera y mortalmente oscura.

La conciencia social se ha formado desde las raíces de la propiedad privada, desde el anzuelo económico. No encuentro mayor abstracción del demonio que ésta. Ningún mesías ha tenido tantos discípulos a lo largo de la historia de la humanidad. En la partida de la vida todo se juega a dos cartas, ¿eres o tienes?

Todo mi apoyo para las mujeres iraníes. Su lucha, ¡tan necesaria! es la lucha por la igualdad de los derechos humanos. Ningún Dios abogaría por la injusticia, la sangre o la opresión. Ninguna verdad metafísica oprime ni coarta la libertad de las personas. Cuando las religiones emiten órdenes e imponen el miedo como única vía, la tiranía abre camino y avanza, entonces la religión se transforma en acción política cruel, en malversación sociológica. Cualquier religión que derrame una sola gota de sangre en el nombre del Padre se transmuta en el asesino del Hijo. ¿Qué Dios puede mandar al hombre someter a la mujer? ¿Qué abstracción mental es capaz de engendrar el mal?

Es hora de transformar estériles paradigmas; de la costilla de Eva nació la vida, la sabiduría y la verdad. Eva nació de sí misma, se hizo a sí misma y se amó a sí misma. Por ello en su autosuficiencia y en su mayor derecho que es su libertad necesita que se persigan y se transformen cualquier vulneración de los derechos humanos. Ningún relativismo sagrado o profano puede direccionar a ningún ser y menos aún matarlo. Los nacionalismos religiosos son tan nocivos para la sociedad como los nacionalismos políticos. Tan absurdos la jerarquía de poder de un lado como del otro. Nosotros que tenemos biblioteca, como, bien apuntó Pérez-Reverte, no necesitamos ideología, y menos para enmascarar ninguna frustración. Sabemos direccionar nuestra energía destructiva (Tánatos) para construir a Eros y celebrar la vida. Aquellos que ignoran y odian se aferran a la destrucción de su contrario creyendo paliar con ello la angustia de la levedad que los contempla y los devora.

Hay una marquesa en mi sopa. Yo no la he traído. En una semana tres mujeres anónimas han perdido la vida a manos de sus exparejas o maridos. Es un drama y una realidad. Solo se le ha dedicado unos pocos minutos a su memoria y a analizar estos deleznables hechos. Sigue habiendo una marquesa perdida en un multiverso que nada aporta a la humanidad. No es feminismo, es una lucha de clases que se evidencia en los medios de masas y que manifiesta que aún no hemos superado en el inconsciente colectivo la época medieval. Ni la ideología cientificista es la ciencia ni el marxismo es Marx. Pero el marketing personal refuerza personalidades enajenadas de sí mismas.

No es tan complicado aportar valor en los medios. Por suerte hay millones de personas con mucho valor humano que aportar. El capital humano termina sepultando al valor humano. No reconozco a ninguna nobleza más allá de la que brota del corazón. No reconozco mayor mérito que la cultura del esfuerzo. La superfluidad tóxica está atiborrada de ignorancia y es demasiado pernicioso para la sociedad. No regalemos minutos y oro a quien menos lo necesita y a quien menos aporta. Eduquemos desde el sentido común. Sin dar privilegios de clases, ni de credos; sin escindir a la humanidad desde la base.

Lo cierto es que cuando un grupo de adolescentes universitarios normaliza unos credos machistas y los interiorizan porque es una tradición, asumimos el enorme deterioro en la formación del criterio que han sufrido las instituciones educativas. Y su fracaso. Y es que, a esas edades, cuando se está perfilando la personalidad del sujeto adulto, los mensajes que reciben no son del todo limpios de sesgos ideológicos, y sin criterio formado la pauperización de su conciencia paga las primeras consecuencias que saldrán en el futuro al encuentro de una sociedad viciada de estereotipos patriarcales.

No he visto en todo el verano a ningún varón de entre 13 y 40 años enseñando las nalgas en el río, la playa o la piscina. Es evidente que el mensaje que se lanza sigue siendo diferentes para ellos que para ellas. Es palmario que la cosificación de la mujer sigue en auge. Casi ganamos Eurovisión con una versión empoderada de la sexualización femenina. El talento femenino debe de despojarse de los rasgos viciados de la industria del espectáculo, del show business.

Los trastornos alimenticios han aumentado en los últimos años, una de las causas mayores es la sobre exposición en redes. El ideal estético que nos llega desde Hollywood lleva más de un siglo siendo retocado para el éxito, física y digitalmente. Creando complejos y abanderando una industria cosmética y estética de superávit. Y una realidad, irreal. La opresión sobre la mujer en Occidente es tan evidente como en Oriente, solo que diferente. La tiranía de la belleza y la tiranía del velo emanan de una misma fuente opresora y de una estructura patriarcal aún vigente, de la que no somos capaces de deshacernos.

La vida fluctúa como el pensamiento. El viento escapa en su libertad a cualquier coacción determinista. El sentido de la vida más que buscarlo en la historia hay que encontrarlo en uno mismo. Pararse. Silenciarse, para que todas las verdades comiencen a supurar de entre los poros. Ya conocemos el curso que sigue la humanidad, conocemos su interés, sus complejidades y su posible deflagración. Mas en nuestra lealtad para con nosotros mismos, en nuestro camino interior tenemos toda la fuerza para doblegar cualquier embestida, todas las respuestas. La visión clara se ciega cuanto más profunda es la ignorancia. En la vida, mientras unos derraman todas sus energías en tener a otras personas solo les importa ser. Éstas viven siendo verdad. Sin poseer nada, lo tienen todo. No os refugiéis en ningún mercado que no regalen amor a cambio de nada. Eppur si muove.

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