Enero 2021

Un año más recién estrenado. Si, ya enero, en cualquier año resulta difícil, este nos ha dado de bruces con la realidad.

Nos olvidamos en el mes mágico de muchas cosas, algunas imperdonables. Nos inundó la alegría y el optimismo, no podía ser de otra manera. Un mes después parece que el año que acaba de comenzar pesa como si fueran cientos.

Estamos inmersos de nuevo en una tercera ola, hemos sufrido uno de los peores temporales de la historia y lamentamos pérdidas humanas con el corazón roto.

Debe ser que a esta generación que no vivió ninguna guerra, le tocaba experimentar algo parecido. Cada día esperamos para saber las cifras con la confianza de que mejoren. Los que predijeron esto no se equivocaron, estamos en el peor momento. Hay que seguir. Hay que hacerlo por los que no pueden abandonar, por los que están al borde del abismo y por todos nosotros. Porque no tenemos otra.

A través de la ventana se observa poco movimiento. El tiempo propio de un día de invierno. Ayuda a mantenerse a resguardo.

Fuera, la lucha por la supervivencia. Negocios a la espera de apertura y trabajadores a la espera de una llamada. Testimonios de personas convertidas en héroes que cada día luchan y vencen todo tipo de adversidades. Y por encima de todo, lecciones de vida que nos impulsan a seguir.

Casi doblegado enero, la esperanza de nuevo hace vislumbrar un horizonte mejor. Siempre, siempre, hay un motivo al que aferrarse.

Es sol saldrá para todos, aunque tengamos que luchar un poco más para alcanzarlo.

Dicen que rendirse es de cobardes, por si acaso, yo no me rindo, ¿y tú?