

maría victoria pablos lamas
Miércoles, 1 de junio 2022, 01:45
Penúltimo día de mayo y aquí estoy en mi casa haciendo huelga. Y a la vez estoy del revés, porque no es aquí donde quiero estar. Y en ese qué puedo hacer voy a escribir la carta que me libere de no poder hacer nada.
Claro que podemos hacer y mucho.
Me maravilla mi profesión y más aún la materia prima con la que trabajamos porque son potencia en estado puro indiscutible.
Me maravilla cómo estamos retomando la vida en los centros educativos y en todos los entornos sociales.
Me maravilla cómo el equipo educativo de cada centro es capaz de sobreponerse a cada reforma educativa que nos impone parche sobre parche las ideas de políticos que no bajan jamás a las aulas para conocer las realidades, y su diversidad, sobre la que dictan las leyes.
Me maravilla que nos sobren los motivos y con el corazón muy roto no nos subamos a un carro de huelga que sabemos de sobra que no anda, porque trabajamos cansados del oportunismo de nuestros sindicatos.
Me maravilla observar cómo la administración ha decidido pegar un tirón de todos los beneficios que la pandemia nos ha traído a las aulas ( que estaban dando buenos resultados académicos y profesionales) como la ratio_ para los ajenos al campo, el número adecuado de alumnos por aula. Hemos vivido un pequeño periodo de no masificación, gracias a la prioritaria protección de la salud de todos.
Y sin embargo me maravilla que a cambio la administración de Extremadura apueste por una nueva adecuación tecnológica con una buena, buenísima, partida económica para el próximo curso.
Me maravilla que Extremadura no esté apostando por solidificar los cimientos del sistema, aunque haya sido la serendipia quién nos haya traído este rumbo positivo gracias a la optimización de la ratio ( si nos hubieran escuchado a los docentes verían que era una de nuestras peticiones recurrentes y se hubieran maravillado con nosotros).
Me maravilla que queramos una educación de calidad sin adecuación de los artífices del sistema.
Me maravilla que haya AMPAs luchando la escolarización de personas de tres años en el sistema público de enseñanza ( todo por exceder el cupo de su línea) y se les haya instado a matricularse en el sistema concertado de enseñanza. Todo porque la administración prefiere alimentar otros caminos en detrimento del suyo propio.
Me maravilla que en España no se escuche debidamente y constructivamente la voz de las aulas, las necesidades prioritarias del sistema y las emociones de los equipos.
Me maravilla que los docentes seamos los encargados de extraer la potencialidad de las personas y lo hagamos con este panorama de contrariedades.
Pero aún más me maravilla que nuestros alumnos y sus familias sigan creyendo que algo de lo que va a ocurrir depende de nosotros.
Sin más, les abraza una docente maravillada, que conoce la realidad de 21 centros educativos diferentes y que quisiera mejorar el sistema para el bien de la mayoría.
Maravillada por la justicia poética de la prensa dando alas a nuestra libertad de expresión.
Dedicado a todos los que al leer sonríen.
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