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Kin Paredes
Decir amigo
Reflexiones desde la ventana

Decir amigo

«Nadie podrá borrar nuestros recuerdos, porque uno sigue vivo mientras haya alguien que le recuerde»

Isidro Moreno

Miércoles, 20 de enero 2021, 08:13

«Decir amigo

No se hace extraño

Cuando se tiene

Sed de veinte años

Y pocas penas

Y el alma sin media suelas

Decir amigo

Es decir lejos

Y antes fue decir adiós

Y ayer y siempre

Lo tuyo nuestro

Y lo mío de los dos

Decir amigo

Se me figura que

Decir amigo

Es decir ternura

Dios y mi canto

Saben a quién nombro tanto» (Joan Manuel Serrat)

Busco desesperadamente las palabras y no me vienen, no sé qué decir , que recordar, qué hacer; pues lo haría todo, lo diría todo y recordaría todo con tal de poder tener la oportunidad de volver a verte un segundo más y poder dar un paseo de aquellos de nuestra juventud, de jugar un partido de baloncesto en nuestra cancha, de ir al huerto de nuestro amigo Vicente y bañarnos; de seguir cantando las canciones de nuestra tuna o cualquiera que nos viniese bien, de seguir riendo juntos y de llorar.

Pero te has ido, te has marchado sin hacer ruido, como lo hacen los grandes, sin la despedida que te mereces, (no dudes que algún día se te hará) aunque haciendo alarde de tu positividad, ya me estarías diciendo: «te estás poniendo sensiblero» a lo que yo te contestaría: «pues tienes razón QUINORRO», y cambiaría el tono.

Siempre estarás en mi camino por la vida, para seguir ayudando a los más necesitados como tú hacías desde tus ONG. Para seguir cantando con tus amigos, «eres como una máquina de discos, te sabes todas las canciones», te solía decir yo, seguir haciendo feliz a todo el que se te acercaba, y a la vez pendiente de todos ellos: padres, hermanos, Carlos, tíos, primos y amigos y por supuesto a tu mujer Ana, con la que se que has pasado los mejores años de tu vida sin duda y a la que le has dado lo mejor de ti.

Nunca olvidaré nuestras aventuras, anécdota, chascarrillos como aquella primera Nochevieja, preparada a conciencia en el huerto de Vicente y que no tuvo tanto éxito, pues al final nos quedamos solos Patricio Vicente tú y yo. (Tan solo éramos unos chiquillos de 16 años).

Posteriormente y ya estudiando tú en Alcalá y yo en Salamanca nos intercambiamos visitas y amigos y anécdotas.

Pasaban los años, y nuestra amistad seguía inquebrantable a pesar de la distancia, una simple visita a casa cuando llegabas de Madrid o una llamada era suficiente para que seguir hablando de cambiar el mundo, de intercambiar nuestras ideas políticas, a veces diferentes pero siempre tan cercanas en el fondo o hablar sobre nuestros cantautores preferidos: Sabina, Serrat, aunque Aute y Albanta siempre serán los mejores, ahora te doy la razón amigo.

Como olvidar el 'AGAPE', sitio de encuentro, de copas y grandes amigos que tu regentabas. Donde entre otras cosas empezamos a jugar el número de lotería navideña que llevamos compartiendo tantos años.

Nadie podrá borrar nuestros recuerdos, porque uno sigue vivo mientras haya alguien que le recuerde, y jamás se me olvidaran nuestros secretos junto a la charca de la Magdalena, como en tantas noches de verano o viendo atardecer en el espolón o dando un simple paseo por la villa, por que en cada rincón de Trujillo siempre habrá un pedazo de ti,

«que tenemos que hablar de muchas cosas,

compañero del alma, compañero» (Miguel Hernández).

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