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Azucena Silva Rey
Reflexiones desde la ventana

Cultura y espectáculos

La cultura «La necesitamos para sentirnos vivos y sea cual sea su forma espero que algún día sea considerada un bien común de primer orden»

AZUCENA SILVA REY

Miércoles, 15 de julio 2020, 08:15

Estos últimos días nos ha dejado una de las figuras más importantes en el ámbito musical, Ennio Morricone. Considerado como una leyenda de la historia del cine, ha dejado tras de sí un legado de más de 500 bandas sonoras. Galardonado con el premio Princesa de Asturias, el italiano supo cómo nadie condensar la faceta de compositor intelectual, músico popular y casi estrella del rock.

La música tiene la capacidad de acercarnos aún en los momentos más complicados. Incluso desde la distancia.

Otra de las consecuencias de esta pandemia es el daño irreparable a la cultura y a los que directa o indirectamente viven de ella. Conciertos con aforo limitado y guardando las medidas de seguridad serán la tónica general en los próximos meses en el mejor de los casos.

Los que viven de ella lo saben muy bien. Ha ocurrido en todas las épocas cuándo la economía está maltrecha y se prioriza lo más necesario. La supervivencia depende del tipo de actividad y los más perjudicados son los que no tienen un contrato estable o dedican la mayor parte de su ejercicio sólo a actuaciones en directo.

Las fiestas populares serán este verano unas de las grandes ausentes. Las verbenas, las orquestas, los bolos en general, reducirán los ingresos y en algunos casos los anularán por completo. Ahora que vuelven a ganar terreno las orquestas populares, convirtiéndose en macro orquestas, animando plazas y dando a las fiestas locales ese punto de diversión tan necesario.

Recuerdos de casi una niña que invitada por mis amigas (ellas sí tenían pueblo), pasábamos parte del verano de verbena en verbena bailando temas interminables como Noche de Blanco Satén de Moody Blues, cuya duración rebasaba los límites de tiempo razonables para no caer en la desesperación, máxime si quién te sacaba a bailar no era de tu agrado. Ahora aguantarán mejor cómo en todo, los grandes grupos, los artistas de primer nivel. El resto lo tendrán más complicado.

Prescindir de lo imprescindible es una cuestión de sensibilidades. La cultura no alimenta el cuerpo pero sí la mente y el alma. Cuándo esto pase habrá que ir ordenando. Ojalá en la lista no se quede demasiado atrás. La necesitamos para sentirnos vivos y sea cual sea su forma espero que algún día sea considerada un bien común de primer orden cómo ocurre en otros países.

Lo mismo sucede con el teatro o el cine. Ambos gravemente dañados. Será difícil posponer proyectos en algunos casos.

De otro grande de las letras el escritor Gabriel García Márquez es la frase 'La cultura es el aprovechamiento social del conocimiento'. Vivimos en un país cuya escala de valores está sujeta a intereses particulares en todos los ámbitos, sean cuales sean.

Las crisis conllevan movimientos de personas a otros lugares con mejores expectativas de vida. Los países que acogen el talento suman fortalezas, reciben individuos ya formados y eso les genera grandes beneficios sociales y económicos.

Esperemos que de la anterior crisis hayamos aprendido algo y cuidemos y conservemos nuestro talento.

La vuelta se hará difícil para muchos. Otros lo harán a pesar de que las condiciones de retorno no serán las mejores, pero motivados por la querencia a la tierra y la familia. También hay un compromiso de participar en la reconstrucción de un futuro del cual no quieren verse relegados. Decisión difícil en cualquier caso.

Ojalá podamos mantener la cultura empujando todos los implicados, sea desde dentro o desde fuera. Mientras esperamos, sigamos disfrutando de aquello que no atiende otro interés que el de enriquecer a todos los que estén dispuestos a dejarse seducir.

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