La cruda realidad

Se está inventando nuevos y engañosos términos para hablar y hablarnos de esta peste negra que estamos sufriendo en nuestras carnes y en nuestras vidas y que, al parecer, sólo al parecer, estamos venciendo o más bien esquivando entre todos. Y toda esta nueva palabrería tiene la clara intención de la desinformación o al menos de fomentar nuestra ignorancia sobre el tema.

La cruda realidad son las decenas de muertos que han fallecido solos en una cama sin ninguna compañía y, en el mejor de los casos, lo suficientemente sedados como para que el trance fuera más leves.

La cruda realidad es que estos fallecidos han ido a la sepultura sin el acompañamiento y el llanto de sus seres queridos y sus deudos, tras un periplo de tanatorios improvisados e identificaciones ciertas pero penosas. No quiero pensar que hubiera identificaciones erróneas.

La cruda realidad es que miles de familias han quedado rotas sin saber cómo y en qué circunstancias e incluso en qué momento.

La cruda realidad es que muchos ancianos han muerto por falta de atención en las residencias que los acogían y si te he visto no me acuerdo.

La cruda realidad es que los sanitarios se han partido la espalda cuidando sin medios adecuados y suficientes a todos los afectados.

La cruda realidad es que muchos sanitarios han caído en el intento y aquí nadie sabe nada de lo ocurrido y el motivo de esos contagios. Sería el destino…

La cruda realidad es que como consecuencia de todas las colas de los comedores sociales son interminable, otra vez, cuando las creímos olvidadas.

La cruda realidad es que se preside y se vicepreside un gobierno y un país con poder absoluto mediante sucesivos estados de alerta.

Y ahora que nos expliquen el absurdo concepto de 'nueva normalidad'. ¡Ah ya! Es que el esfuerzo de todos y durante tantos años ha sido inútil.

Pues eso.