Una familia posando delante de la Patrona, ayer. JSP

La ciudad vive una jornada festiva centrada en los actos religiosos y en las terrazas

virgen de la victoria ·

También hay vecinos que han optado por tomarse vacaciones hasta el Día de Extremadura, ya que mañana es fiesta local

Domingo, 5 de septiembre 2021, 09:01

La ciudad volvió a vivir ayer un día de fiestas patronales sin gigantes, ni cabezudos, ni chupinazo, ni verbena, ni grupos de amigos ataviados con las camisetas de sus peñas. Tampoco se cantó el himno Salve en la plaza Mayor, con miles de personas, ni hubo fuegos artificiales. La pandemia, un año más, ha jugado una mala pasada a la programación festiva. No obstante, a pesar de la falta de esos actos lúdicos por la crisis sanitaria, el centro registró un buen ambiente, sobre todo, las terrazas de los establecimientos. Además, el invitado de excepción de la jornada fue el intenso calor.

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Vecinos y vecinas se entremezclaron con numerosos turistas que visitaron ayer la ciudad trujillana. Teniendo presente las restricciones, grupos de amigos y familiares, separados en mesas de seis, no quisieron perder la oportunidad de disfrutar del día de ayer. «Hoy es todo el día de fiesta, guardando las medidas de seguridad y cuando cierren los bares, para casa. No se hace botellón», explicaba África, una joven que estaba esperando la comida de mediodía, junto a su grupo amigas, repartidas en dos mesas.

Tanto a mediodía, como por la noche, se hicieron numerosas reservas, no solo en el centro, sino también en otros lugares de la ciudad. Eso sí, en la plaza, hosteleros echaron de manos la ampliación de terrazas solicitada.

Durante la jornada, se vio presencia de la Policía Local por la plaza Mayor.

Los actos religiosos

A falta de actos lúdicos, tuvieron lugar los actos religiosos organizados por la Hermandad Virgen de la Victoria. Uno de ellos fue el besapiés a la Virgen. Pequeños y grandes, en familia o de forma individual, se acercaron para hacer la visita a la Patrona, que fue bajada del altar para la ocasión. Debido a la situación sanitaria, ese beso se transformó en reverencia. No faltaron las fotografías para inmortalizar el momento. «Está acudiendo más personas que el año pasado. Es un continuo goteo», señalaron fuentes de la organización.

El plato fuerte los actos religiosos llegó con la novena solemne de las 20.30 horas. Tras su finalización, tuvo lugar el emotivo canto himno Salve dentro de la iglesia. Para ello, se apagó la luz del templo, quedando iluminada solo la imagen de la Patrona. Los que se situaron en la puerta trasera, la pudieron escuchar por unos altavoces que se instalaron ayer por la mañana. Debido a la imposibilidad de hacer ese canto en la plaza Mayor, muchos trujillanos no quisieron perder esa tradición entonando ese himno en distintos lugares, gracias a los medios locales que emitieron la señal de la novena.

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Más allá de ese ambiente festivo, muchos vecinos y vecinas han optado por aprovechar este fin de semana para disfrutar de unos días libres que, en muchos casos, se alargarán hasta el Día de Extremadura, ya que mañana es fiesta local. Los destinos más elegidos han sido las playas de Andalucía.

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