Cientos de personas arropan a la Virgen a su llegada a San Martín
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Las fiestas recuperan este tradicional traslado procesional de la Patrona, tras dos años de ausencia por culpa de la pandemia
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Las fiestas recuperan este tradicional traslado procesional de la Patrona, tras dos años de ausencia por culpa de la pandemia«La devoción a la Virgen va en nuestro ADN». Así lo reflejó ayer el párroco trujillano, Juan Carlos Milla, en un mensaje que lanzó por whatssap a media tarde. Esa afirmación se puso de manifiesto horas después, en un acto ya habitual en la ciudad, lleno de fervor, veneración y, también, calor.
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Tras dos años de ausencia, por fin, la Patrona trujillana pudo hacer su camino de bajada, en procesión, desde el castillo, hasta la iglesia de San Martín, arropada por cientos de personas, grandes y pequeñas, manteniendo así la tradición, solo truncada en los últimos años por la pandemia. Este traslado fue el pistoletazo de salida, de forma oficial, a las fiestas patronales de la ciudad. No obstante, en los últimos días, ha habido actividades lúdicas y deportivas, dentro de esa programación festiva.
Ya, a primera hora de la tarde de ayer, integrantes de la Hermandad de la Virgen de la Victoria ultimaron los preparativos. Hay que recordar que, el pasado fin de semana, montaron el baldaquino para la Virgen en San Martín y el miércoles engalanaron el templo para la ocasión.
Pasadas las nueve de la noche, se inició la procesión con paso ligero y numeroso público, aunque menos que en otras ediciones. Hubo una gran ausencia, la banda de música Antonio Flores, que llevaba participando en este tipo de actos desde 1987. De hecho, numerosas personas la echaron de menos. La falta de personal ha hecho que la formación no pueda estar en estas fiestas.
El desfile estuvo encabezado por la Cruz de Guía y el estandarte de la Hermandad seguido de la imagen de la Virgen, cargada durante el trayecto por vecinos y vecinas. Detrás del paso se situaron autoridades religiosas y municipales. Como novedad, participó el cardenal de Londres y presidente de la Conferencia Episcopal de Inglaterra, Vincent Nichols.
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El público arropó, en todo momento, el paso de la Virgen. Algunos de los lugares más concurridos fueron la explanada del castillo, así como la plazuela de Santiago. Eso si, una vez que la procesión hizo su entrada en la plaza Mayor, cientos de personas se juntaron para escolar a la Patrona. La entrada de la imagen en una abarrotada iglesia de San Martín se hizo con una fuerte ovación y bajo los sones del himno nacional, interpretado por Luis Maldonado desde el órgano del templo.
Una vez que fue situada en su trono en el centro del altar, el alcalde, José Antonio Redondo, a través de un vecino, le cedió el bastón de mando de la ciudad. No faltaron las palabras de bienvenida. El presidente de la hermandad, Javier Diz, apuntó que, este año sigue siendo extraño, «sin música, sin banda y con un besapié sin poder besar la medalla de la Virgen». A pesar de ello, resaltó que ya casi se está viviendo con normalidad y «esperamos que sea el último en el que las secuelas del coronavirus nos puedan afectar». Redondo resaltó que el manto de la Virgen es como el de una madre, que protege a sus hijos. Asimismo, le pidió que ampare y proteja a los más débiles. También habló el párroco. Este acto terminó con el canto himno Salve en el templo.
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La programación festiva continúa hoy, con la novena e hinchables en la plaza Mayor.
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