Borrar
Francisco Mateos, antes que el confinamiento
El Centro Cultural 'San Carlos'
Reflexiones desde la ventana

El Centro Cultural 'San Carlos'

Una propuesta para la reconstrucción económica y social de Trujillo tras el Covid-19, basada en la cultura, el turismo y la protección del patrimonio

francisco mateos

Domingo, 24 de mayo 2020, 08:31

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La cultura como derecho, no como privilegio.

En todos los países y sociedades, el acceso a la cultura en general y a la información en particular ha sido históricamente una garantía de éxito para personas y comunidades.

En la Europa del siglo XX y junto a los avances en protección sanitaria y social, ese acceso se fue materializado en forma de sistemas públicos educativos y políticas culturales que han sido un importante factor reductor de las desigualdades económicas, factor clave para el desarrollo de las avanzadas y envidiadas democracias del centro y norte de Europa.

En España en particular, el acceso a la cultura y a la información está además reconocido por la Constitución.

Disponer de infraestructuras culturales de calidad no es por tanto un privilegio que disfrutar por una minoría. Es un derecho que debemos exigir a nuestros gobernantes por su capacidad de servir como herramienta de desarrollo personal, económico y social, y como herramienta para reforzar la igualdad de oportunidades entre todos los ciudadanos.

Instalaciones culturales como modernas bibliotecas, museos o archivos, adecuadamente dotados, son esenciales para poder ejercer ese derecho. Y así ha sido reconocido por los poderes políticos en gran parte de la geografía española donde, en los últimos 40 años hemos podido observar la puesta en marcha de numerosas inversiones de este tipo, que cuando han sido adecuadamente ejecutadas han tenido la capacidad de transformar económica y socialmente amplias zonas urbanas de nuestro país.

La puesta en marcha del museo Guggenheim en Bilbao es un ejemplo paradigmático. Imitado en Europa por ciudades como Graz (Austria), Lucerna (Suiza) o Wolfsburgo (Alemania), ha sido el acicate para renovar buena parte del centro urbano de Bilbao, que en pocos años pasó de ser una decadente y contaminada ciudad industrial, a destino turístico relacionado con la cultura y los congresos, generando cientos de puestos de trabajo directos y miles indirectos.

El ejemplo más reciente ha sido Málaga. La ahora denominada 'ciudad de los museos', que en pocos años ha sabido evolucionar del tradicional turismo de 'sol y playa' al innovador turismo cultural, creando una importante red de museos. Algunos estudios calculan en casi 300 millones de Euros el impacto económico generado por la oferta museística de la ciudad debido al incremento de pernoctaciones y otras actividades asociadas.

El Museo de la Evolución Humana en Burgos, el de Arte Romano en Mérida, el Centro Niemeyer de Avilés o el Centro TEA de Tenerife son otros ejemplos.

Los trujillanos tenemos la gran suerte de vivir en uno de los mejores lugares del mundo. Además de disfrutar del entorno natural con baja contaminación y poca densidad de población que nos ofrece Extremadura, tenemos la suerte de vivir en una de las ciudades con mayor valor histórico, paisajístico y monumental de nuestra Comunidad Autónoma.

Una ciudad con muchas luces, pero con algunas sombras. Entre otras causas por el desinterés y falta de visión en el desarrollo de políticas culturales a largo plazo, traducido en una preocupante tendencia a la escasa inversión en infraestructuras culturales.

Una tendencia que es urgente revertir para relanzar nuestra economía, apoyándose en la protección de nuestro importante patrimonio, el desarrollo del turismo y el fomento de la cultura.

… Las luces

Trujillo es una ciudad en la que, si has podido conseguir un trabajo estable, puedes vivir bastante bien. Y una localidad en la que, si no has podido hacerlo, existe una razonable red de ayudas institucionales y familiares que facilitan que una buena parte de la población -aunque desgraciadamente no todos- eviten la pobreza extrema y la exclusión social.

Un municipio, que desde hace algunos años está disfrutando de los beneficios de una economía basada en el sector del turismo, sin sufrir aún los inconvenientes de su masificación y con aún mucho margen de crecimiento.

Una ciudad de tamaño intermedio en el que podemos disfrutar de infraestructuras educativas, deportivas y sanitarias: varios colegios e institutos públicos, piscinas, pistas deportivas, pabellones polideportivos. Además de un centro de emprendimiento (I-Novo), otro de investigación de carácter regional (CETA-CIEMAT) y un mercado regional municipal que organiza importantes eventos regionales y nacionales. Todo ello por supuesto, mejorable.

… Y las sombras

Pero con todas esas luces, también hay algunas importantes sombras. Creo que una de las principales carencias de nuestra localidad, la que menos atención prestan las autoridades municipales, la que más nos está alejando de los estándares de ciudades de nuestro tamaño y la que requiere inversiones urgentes en infraestructuras, es el sector cultural.

Desgraciadamente, a pesar de las infraestructuras educativas en educación primaria y secundaria, hemos quedado fuera del circuito formativo superior. Nuestro teatro municipal es totalmente insuficiente para el tamaño de nuestra localidad y existen dos instituciones de carácter municipal a las que desde hace años no se les presta la atención que merecen.

Dos instituciones de gran trascendencia, cuya importancia no han sabido apreciar los gobiernos municipales de diverso signo, que han dirigido los destinos de la ciudad en los últimos 40 años.

Estas dos instituciones son la biblioteca y el archivo histórico municipal.

El Archivo Histórico Municipal: esperando al desastre

Ese gran desconocido, cuyo origen se remonta a 1491 conserva una abundante documentación integrada por varios fondos documentales de valioso interés histórico y científico, que además dispone de los Protocolos Notariales de la localidad, lo que es toda una excepción ya que suelen conservarse en archivos provinciales o regionales.

El archivo se encuentra en el Palacio Juan Pizarro de Aragón, en unas instalaciones precarias, sin accesibilidad para minusválidos y sin las medidas adecuadas de seguridad ni de conservación que un archivo de esta importancia requiere. La institución cuenta con una única persona asignada al servicio (la archivera municipal) y prácticamente sin presupuesto para conservación y mantenimiento. Mucho menos para tareas de difusión de sus contenidos.

De una simple visita a las instalaciones no se puede sino concluir que los consecutivos responsables municipales se han desentendido casi totalmente de la obligación del mantenimiento y conservación de la documentación histórica municipal, recayendo esta tarea casi exclusivamente sobre la archivera municipal y su capacidad profesional para atender el servicio en unas condiciones económicas muy adversas.

Tan adversas que solo la buena suerte, unida al buen hacer de la archivera, mantienen la insustituible documentación del archivo -cuyo valor histórico es incalculable- lejos de desastres en forma de incendios, inundaciones, robos o plagas de insectos.

La Biblioteca Municipal: un episodio de 'Cuéntame'

La Biblioteca Municipal está aún en peores condiciones. Aunque hasta hace poco cumplía de forma digna con sus funciones básicas, gracias también a la dedicación y esfuerzo personal de la bibliotecaria titular, actualmente es un espacio lleno de carencias originadas por un insuficiente interés político, solo atribuible al elevado nivel de desconocimiento por parte de las autoridades municipales sobre las posibilidades que una biblioteca moderna adecuadamente dotada podría significar para mejorar la vida de todos los habitantes de la localidad y para sus visitantes.

Más que un servicio para los ciudadanos parece una carga para el presupuesto municipal. Una obligación legal que, si no fuese por la exigencia de su obligado cumplimento, probablemente se eliminaría.

Buena prueba de ello es la rapidez con la que el pasado año la corporación municipal eliminó de la plantilla municipal la plaza de bibliotecario/a, que obligatoriamente debe ser ocupada por un titulado superior, para poner al frente de la biblioteca a un auxiliar administrativo sin formación específica. Con el mismo criterio, se podría haber contratado como Arquitecto Municipal a un estudiante de dibujo y nos habríamos ahorrado una buena parte del sueldo.

Bromas aparte. Pienso que, entre la opción de privatizar los servicios municipales de los gobiernos municipales del PP -desde el fomento del turismo, hasta la cabalgata de reyes-, y la de eliminar plazas de funcionarios de nivel alto para cuadrar las cuentas municipales, disminuyendo la calidad de los servicios prestados a los ciudadanos, del actual gobierno del PSOE, debe haber una tercera vía.

El resultado de todo ello es que las instalaciones actuales son pequeñas, los espacios no están suficientemente diferenciados ni adecuadamente aislados, los baños son insuficientes, los equipos informáticos no funcionan adecuadamente casi nunca y las labores de formación, información especializada y fomento de la lectura, brillan por su ausencia.

Bibliotecas y archivos del siglo XXI

En ambos casos, si estuviésemos en 1970 serían los estándares habituales, pero el caso es que estamos en 2020 y ambas instalaciones municipales requieren ahora las inversiones que se les han negado en los últimos 50 años.

Sin embargo, en pleno siglo XXI las bibliotecas y los archivos son mucho más que almacenes silenciosos de libros donde a acudir a estudiar antes de los exámenes. Son auténticos centros culturales que además de recoger y reunir la memoria local, garantizan el acceso al mundo digital conectando personas, lugares e ideas. Son espacios de creación para ayudar a convertirse a los usuarios en creadores de contenido. Son lugares de reunión y encuentro familiar y social intergeneracional.

Sitios en los que el personal bibliotecario, adecuadamente formado, puede ofrecer información precisa sobre recursos informativos y donde más allá del tradicional préstamo libros es posible encontrar música y películas. Centros para apoyar el aprendizaje a lo largo de toda la vida de los ciudadanos, en tecnología, finanzas, arte, salud o incluso cocina.

¿No nos merecemos en Trujillo un centro de esas características?

Un 'Centro Conde Duque' para Trujillo

El caso es que, aunque los trujillanos tenemos la suerte de vivir en uno de los mejores lugares del mundo, con buenas infraestructuras sanitarias, educativas y deportivas y un importante patrimonio histórico del que disfrutar y explotar económicamente, no todo el mundo tiene acceso a internet en su casa, no todos puede comprar libros o revistas o alquilar películas. Sigue habiendo gente que necesita ayuda para rellenar formularios oficiales o que necesitan un espacio adecuado para ayudar a sus hijos a realizar las tareas escolares.

O simplemente un lugar público para hacer un alto en el camino y aprender un poco más sobre la ciudad que estás visitando, mientras te resguardas de la lluvia o de las altas temperaturas.

Hablábamos al principio de ejemplos de inversiones culturales en grandes ciudades, pero también hay ejemplos a seguir en ciudades más pequeñas: Almagro (Ciudad Real) cuenta con el Museo Nacional del Teatro, La Almunia de Doña Godina (Zaragoza), con una importante Escuela Politécnica Universitaria y Almendralejo con el Centro Universitario Santa Ana. El Centro Cultural 'La Vidriera' en Camargo (Cantabria), es también ejemplo de instituciones similares.

Pero para mí el ejemplo a seguir en Trujillo es el Centro Conde Duque de Madrid. Un modelo de intervención para recuperar un importante patrimonio histórico, uniéndolo a la actividad turística y dando un importante servicio a los ciudadanos de Madrid, que aloja el Archivo de la Villa, la Biblioteca Histórica Municipal, la Hemeroteca Municipal, un centro de arte contemporáneo, salas de ensayo, exposiciones, salón de actos y teatro.

Una propuesta: el Centro Cultural San Carlos

En Trujillo disponemos de un espacio ideal para conjugar la protección del patrimonio, la cultura y la promoción turística en un imponente edificio actualmente infrautilizado, situado en plena Plaza Mayor: El Palacio de los Duques de San Carlos.

En este palacio podrían fusionarse la Biblioteca de Trujillo, el Archivo Histórico Municipal y la Oficina de Turismo reconvertida en centro de recepción de visitantes, configurando un centro cultural del siglo XXI en pleno centro de la ciudad, con salas de exposiciones, espacios de reunión y trabajo para las asociaciones culturales municipales y un auditorio municipal.

La centralización de los tres servicios municipales en un centro de estas características ahorraría al ayuntamiento costes de explotación y mantenimiento agrupando instalaciones y tendría la capacidad de ofrecer un servicio de calidad tanto a usuarios locales como a visitantes, convirtiéndose en el epicentro de la vida cultural de la ciudad.

En estas condiciones, además de disponer de una Biblioteca Pública Municipal adecuada a los requerimientos de los usuarios del siglo XXI y de contar un Archivo Histórico Municipal que garantice la conservación de los documentos, al tiempo que permita la difusión de sus contenidos, sería posible modernizar y reforzar el funcionamiento de la Oficina de Turismo de Trujillo para que disponga de los medios técnicos, humanos y financieros suficientes para encarar los retos relacionados con el auge de la planificación turística online, la comercialización directa de destinos turísticos y los nuevos modelos de fidelización relacionados con el uso de dispositivos móviles, lo que cerraría así el círculo virtuoso entre cultura, turismo, tecnología y protección del patrimonio.

Problemas y soluciones

El primer problema sería que el edificio no es de titularidad pública. Su propietario es D. Álvaro Fernández Villaverde, Duque de San Carlos y Marqués de Santa Cruz y propietario también del Palacio del Marqués de Santa Cruz, cedido en la actualidad para la instalación del Archivo General de la Marina.

Un acuerdo de cesión temporal que libere al propietario de los costes de propiedad y mantenimiento, garantizando un uso del edificio acorde a la importancia histórica y monumental del mismo, y al mismo tiempo garantizando a las instituciones públicas la disponibilidad a largo plazo, no sería difícil de alcanzar considerando las profundas inquietudes artísticas y culturales de D. Álvaro Fernández Villaverde.

Otros problemas a solucionar como la movilización del presupuesto necesario o la justificación de la inversión de cara a la solicitud de subvenciones son fácilmente subsanables considerando que este tipo de intervenciones concernientes con la protección del patrimonio, el fomento de la cultura y de la participación social y relacionadas con el desarrollo del turismo como recurso económico, están en línea con los planes estratégicos de un buen número de instituciones: desde la Diputación Provincial de Cáceres, hasta el Fondo Social Europeo, pasando por el Ministerio de Cultura.

La relación de Trujillo con el proceso de colonización del continente americano y el mestizaje de culturas que ello propició, puede ser también motivo para la incorporación al proyecto de iniciativas relacionadas con la cooperación internacional que ayuden a su financiación y mantenimiento.

La Universidad de Extremadura, en la que numerosos trujillanos han conseguido importantes metas, podría colaborar también en el proyecto.

Paradójicamente estos momentos de dificultades financieras debido a las consecuencias económicas del coronavirus, pueden ser positivos para conseguir fondos europeos dedicados a la reconstrucción económica y social de las comunidades afectadas, considerando además que, en los últimos años, numerosos estudios constatan que en una economía basada en los servicios, cada vez es más importante la cultura y sus actividades relacionadas, como motor de actividad económica.

Inversiones de este tipo pueden ayudar a que poblaciones como la nuestra, cuya economía se enfrenta a importantes desafíos relacionados con el reto demográfico, la deslocalización productiva, el abandono de las actividades del sector primario o del declive del comercio tradicional, pero que sin embargo cuenta con un importante patrimonio que proteger, buenas comunicaciones por carretera y un incipiente sector de servicios capaz de rentabilizar el turismo y el patrimonio histórico, pueda aprovechar de manera eficiente este tipo de inversiones en infraestructuras culturales, obteniendo un valioso retorno de la inversión en forma de rendimientos tanto económicos como sociales para la localidad y sus habitantes.

Proyectos de futuro

La puesta en marcha de un Centro Cultural como el propuesto no solo sería positivo para reubicar, modernizar y potenciar la biblioteca, el archivo y la oficina de turismo de nuestra localidad. Además, se podrían aprovechar las infraestructuras para poner en marcha nuevas iniciativas que permitan crear nuevos puestos de trabajo cualificados en el sector cultural, tecnológico y de contenidos.

Puede ser un buen primer paso para volver a intentar ser Ciudad Patrimonio de la Humanidad, pero además, con infraestructuras de este tipo podemos aspirar a pertenecer a la red europea Smart Destinations (destinos turísticos inteligentes) sin olvidar que el proyectado Instituto para la Memoria Histórica de Extremadura aún no tiene sede.

Situarlo en Trujillo, estaría en consonancia con las políticas de descentralización administrativa propuestas por la Junta de Extremadura y sus iniciativas para luchar contra la despoblación de los municipios menos poblados de la región.

Conclusión

En resumen: en nuestra localidad tenemos importantes carencias en infraestructuras culturales cuyos principales exponentes son el Archivo y la Biblioteca municipal. Estas carencias pueden y deben ser resueltas realizando inversiones para que los ciudadanos podamos contar con instalaciones culturales de calidad que favorezcan el ejercicio de nuestros derechos, que no privilegios, reconocido constitucionalmente.

Contamos en nuestra localidad con un edificio que adecuadamente reformado y con un proyecto adecuado puede resolver esas carencias. No es un proyecto sencillo, pero con interés político, los problemas relacionados con la propiedad del edificio, el presupuesto y la justificación de la inversión podrían ser resueltos. Los beneficios en forma de ahorro de recursos municipales, modernización y adecuación de infraestructuras y en el servicio a ciudadanos y visitantes son incalculables.

Solo hace falta que las autoridades municipales y provinciales se pongan en marcha para poner a nuestra localidad a la vanguardia de las políticas públicas en materia de conservación del patrimonio histórico y documental, modernización de infraestructuras culturales y cooperación entre administraciones públicas, contribuyendo de manera decisiva a impulsar la cultura como elemento de vertebración de la economía para favorecer la cohesión y el bienestar social en nuestra localidad.

¿Sabremos exigírselo? ¿Podrán hacerlo?

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios