Bienvenido al Paraíso
«Si una piscina consigue que los trujillanos y trujillanas se encuentren más sanos y felices, bienvenida sea»
Laura casado porras
Jueves, 17 de septiembre 2020, 10:16
Esperar. ¿Acaso, se nos enseñó a tener paciencia? Tal vez, la vida, en su permanente rugido, nos obliga a serenarnos para poder comprender que la paciencia es una virtud de la cual emanan todas las demás virtudes; la madre de todas las ciencias.
Publicidad
Después de los duros días encerrados en casa, el resurgir de la cotidianidad nos pareció el fruto más apetecible de entre todos los manjares. Ver la luz, de nuevo, con otros ojos, con una mirada más natural y comenzar a disfrutar de esas pequeñas cosas que es en donde reside la verdadera felicidad. Valorar la sencillez del ahora, como el instante de oro que se nos regala, para fecundar la felicidad del hoy y, quizás, la del mañana.
A principios de julio, el calor en Extremadura se hacía notar. Trujillo es una ciudad sin agua, quiero decir, que no tenemos río ni mar para poder bajar la temperatura al organismo y aminorar, así, el malestar sofocante que nos producen las elevadas cifras del mercurio en verano. Entre los trujillanos se hablaba de la urgente necesidad porque abriera la piscina, no solo para paliar el excesivo calor; la natación es un deporte amado por muchos vecinos y solo pueden disfrutarlo dos meses al año. La piscina, durante junio y julio, ha sido el tema estrella. ¿La abrirán?, ¿cómo se mantendrán las reglamentaciones exigidas por el gobierno? Cuando parecía que nunca llegaría el día de su apertura, por fin se indicó una fecha. Dejamos de despotricar contra la tardanza del inicio de la temporada y comenzamos a ordenar el avituallamiento de baño. Las medidas han exigido que los abonos hayan sido limitados, y solo de un turno: mañana o tarde (con notables excepciones). Todo cambió cuando la piscina estuvo preparada para recibir a sus primeros bañistas. La ciudad cambió de color.
No han sido muchas las personas que se han atrevido a seguir con la normalidad de otros años dedicando un par de horas al día a disfrutar del poder sanador del agua, del deporte, del relax, de la desconexión. Para aquellas que sí lo hemos hecho solo puedo decir que he visto muchas caras de satisfacción al comprobar que se había conseguido lo improbable, esto es, conseguir en medio de la crisis un hábitat perfecto para sentirse a salvo de cualquier virus. Y como de bien nacido es ser agradecido, quiero dar las gracias a todas las trabajadoras y trabajadores que han hecho posible que la piscina, este año, se haya convertido en un auténtico paraíso. Gracias.
Una piscina es un bien necesario para la población, por muchos motivos. La natación es uno de los deportes más completos que existen, tiene una gran eficacia para liberar el stress negativo, denominado distrés. Nadar disminuye la presión arterial, mejora la circulación y ayuda a corregir problemas de espalda, entre otros muchos beneficios. Todos son ventajas. Solo había que ver la cara de felicidad de los bañistas para entender el poder terapéutico del agua, de la natación; la paz que reinaba en la piscina será recordada para los anales…
Publicidad
De entre los bañistas, hay personas con necesidades especiales, con discapacidades, jubilados, jubiladas, estudiantes, niñas, niños, bebes, madres, padres, solteros, casados, divorciados, etc. Todos hemos disfrutados de un verano especial, pero sobre todo aquellas personas que necesitan para su recuperación del ejercicio diario de la natación para seguir mejorando.
El agua cristalina, los aseos inmaculados, la toma de temperatura, la desinfección de duchas y escaleras ha exigido que los trabajadores de la piscina hayan estado sin bajar la guardia en ningún momento. Lo han hecho con excelencia y, sin poder quitarse las asfixiantes mascarillas, nos han dado ejemplo de disciplina y seriedad. Reitero, a todos ellos, ellas, mi sincero agradecimiento.
Publicidad
Entre risas y bromas los bañistas comentábamos que solo nos faltaba el vinito, la cerveza y el aperitivo de las 14:00 para disfrutar del paraíso en todo su esplendor. Una pequeña espina que conviene resaltar: a mediados de agosto, se estropeó la silla instalada para bajar y subir a las personas con discapacidad o con movilidad reducida, los socorristas se han esforzado ¡al máximo! para que estas personas pudieran seguir disfrutando del baño diario, que tan bien les hace, ya que la avería no se ha reparado correctamente. La silla es una necesidad de primer orden para estas personas, para su recuperación; para su salud. Me gustaría rogar, a quien proceda: es vital repararla con éxito, no es un capricho. Las personas con discapacidad la necesitan para acceder a la piscina o salir de ella. Una rampa sería, también, de gran utilidad para nuestros mayores. Ellos disfrutan mucho en el agua y necesitan de la natación para detener los estragos del tiempo.
Pero como todo lo bueno acaba, esta semana despediremos la temporada de baño del 2020, atrás dejaremos los buenos momentos que la natación nos ha ofrecido. Pero, contamos con una piscina climatizada ¿no es verdad? Este edificio, de cuestionable estética, construido hace años para ser un servicio imprescindible para la ciudad, se encuentra anclado, espero que no hundido, y sean capaz de hacerlo resurgir. Porque la ciudad necesita esta clase de servicios, porque los ciudadanos necesitamos disfrutar de los servicios esenciales para mejorar nuestra salud y nuestra felicidad. Y si una piscina consigue que los trujillanos y trujillanas se encuentren más sanos y felices, bienvenida sea.
PRIMER MES GRATIS. Accede a todo el contenido
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión