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María Victoria Pablos Lamas
Reflexiones desde la ventana

Aquí y ahora

«Sonrío mientras escribo que «nunca olvidaremos a una persona que vino a nosotros con una antorcha en la oscuridad», cita que le debo a M. Rose»

maría victoria pablos lamas

Domingo, 17 de enero 2021, 08:58

Disfruto del atardecer de hoy. La luz me tiene fascinada, pero cierro los ojos. Me dejo llevar por el aire que enfría mis mejillas, mi mente viaja hacia mi pensamiento. Me pregunto por qué entre tanta oscuridad buscamos luz; por qué nos encanta la luz.

No seremos eternos, ni infalibles, ni inmutables. Todos buscaremos otras miradas, otras perspectivas. Otros serán la clave de las respuestas que nos faltan. Serán el espejo que podrá devolvernos otros puntos de vista. El mundo que nos completa.

¡Qué increíble la luz!: como energía, como forma de magia, como motivo de atracción...

Qué increíble el cariño sincero como componente de la luz. (Permítanme que defina el cariño como el 'modo de acercarse con respeto al alma de otro'.) Pasamos al nivel subjetivo de apreciación de la luz.

Las personas, todas, seremos valiosas: una persona tendrá tantas habilidades que, si fuéramos conscientes de cómo acrecentarlas, el dinero estaría en un plano inferior.

No sé si se han parado a pensar la tremenda sencillez que posee una luz y a la vez la tremenda atracción que genera en nosotros -Y eso que de momento solo somos conscientes de haber visto los astros desde la tierra-. La vida se desarrollará en busca de luz.

La luz en las personas no podrá apagarse, porque si brillamos sin miedo, siempre que podamos... El exterior se iluminará y la energía se multiplicará, también se expandirá. Seremos luz brillante, capaces de contagiar luz. (Ley del contagio trascendente).

La paciencia y la constancia que provienen del cariño son la única llave que desbloquea miles de posibilidades en las personas que nos rodean. Somos todos distintos y al final «somos la suma de las personas que ayudamos a brillar». Me identifico muchísimo con esta cita de Elena Arnaiz. Admiro a las personas que escuchan observando. Podrían escuchar sin oír, porque el lenguaje gestual es más sincero y claro que ningún otro. Es como cerrar los ojos y sentir la luz a través de la sensación de calor en el rostro, como ahora.

La capacidad de generar una vibración positiva de un grupo humano reside en el tesoro emocional que reúnen sus individuos. Y de la emoción surge la expresión diversa. Somos capaces de encontrar nuevas líneas de pensamiento y con ello nuevas soluciones y también somos artífices de nuevos comienzos. Es una capacidad infinita, imposible de cuantificar e inmaterial.

Pero el individualismo nos hará perder perspectiva y creer que nuestro día pueda ser un desastre. Algunos días lo serán y no tendremos luz. Sonrío mientras escribo que «nunca olvidaremos a una persona que vino a nosotros con una antorcha en la oscuridad», cita que le debo a M. Rose. ¿Qué sería de nosotros sin esas asistencias? Imposible prescindir de ellas. (Un brazo genera tanta luz, una mirada, una frase sincera…)

De día o de noche la luz estará presente. Estará el sol o estarán las estrellas. Solo que a veces se nos hará difícil encontrar luz porque somos nosotros los que más giramos.

Sonrío porque el aire vuelve a enfriarme las mejillas, regreso con mi mente al lugar físico en el que estoy, veo un atardecer que desaparece tras las montañas... ¡Benditos colores de la luz!

Dedicado a los que al leer sonríen y especialmente a mis padres.

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